Baloncesto

El UEMC Real Valladolid recurre al 'apaga y enciende' para ganar

Todavía sangraban las heridas en la camiseta blanquivioleta del UEMC, la reciente por la derrota de -19 en Menorca, y todavía por cicatrizar la de -22 en el Pazo Paco Paz orensano; a Paco García le dolieron en la rueda de prensa previa al partido y a sus jugadores les costó encontrar la sutura para coser la cornada del martes.

Como si quisiera espantar el malaje de un horario tan taurino, las cinco en punto de la tarde, el partido comenzó con unos minutos de retraso que se trasladaron de los relojes a las manos y piernas de los jugadores vallisoletanos, que añadieron a la avería técnica un apagón que les mantuvo a remolque durante todo el primer cuarto. El Ourense no daba crédito a las facilidades que recibía en la defensa para anotar con comodidad y le bastó con evitar que Mike Torres subiera la pelota para que el Real Valladolid estuviese en 'off' durante este parcial, sin más luz encendida que la anotadora de Devin Schmidt (9 puntos en ese tramo), muy enchufado al quedar el martes en evidencia lo mucho que depende el ataque pucelano del concurso del escolta de Tennessee; sin Schmidt, al Real Valladolid le cuesta llegar a fin de mes.

Si el Ourense no se escapó en los vetustos marcadores del Pisuerga fue porque exhibió un paupérrimo registro desde la línea de tiros libres, con solo un acierto de nueve lanzamientos, algo impensable en un equipo profesional; su gran promedio en los tiros de dos (80% en la primera parte, que da idea de la floja resistencia pucelana) le llevó a alcanzar una renta máxima de cinco puntos (32-37), momento en que Schmidt se echó todavía más el equipo a la espalda y encadenó un triple y tres tiros libres consecutivos para que el UEMC firmara una racha de 8-0, volteara el marcador, y se marchara al descanso con ventaja gracias a que Torres arrancó una falta con los relojes a cero.

La salida de vestuarios le sentó al Ourense como si se hubiesen dado una ducha de agua gélida. Claro que fue el Real Valladolid el que abrió el grifo con una defensa mucho más agresiva, asumió que la tarde era más de mono añil que de esmoquin, metió brazo para incomodar el tráficodel Ourense y este, aunque encontró posiciones cómodas de tiro, empezó a desesperarse cuando los aros escupían una y otra vez sus intentos.

Mike Torres entró por fin en juego, no dejó solo a Schmidt en los ataques, y el UEMC fue alcanzando una renta que le dio confianza de cara al último cuarto; su defensa dejó al Ourense con 12 puntos en el tercer parcial, los cuatro puntos de ventaja con los que se fue al último parón fueron suficientes. El equipo gallego se quedó en un monólogo de Turner, poco arsenal ante un Real Valladolid que ya iba lanzado; Kovacevic echó una mano con un triple que subió la ventaja a nueve, Schmidt levantó a la bancada y la grada local con un 'alley oop' que N'Guessan, el mejor 'mateador' de la Liga, machacó en la red; a partir de ahí, el holandés abusó del aro rival. Para entonces, el Ourense había firmado su rendición y el Real Valladolid pudo disfrutar de una victoria balsámica que cierra con buena cara una semana que inició de morros. Ahora, con la octava plaza que da acceso a las plazas de play-off asegurada, el Real Valladolid debe tener la tranquilidad y la ambición de mirar hacia arriba, ya no existe la clasificación por detrás para él, y es el momento de que varios jugadores den un paso adelante y digan en voz alta que este equipo es mucho más que los puntos de Devin Schmidt.

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