Devin Schmidt, protagonista de la semana, en el encuentro en Pisuerga. Carlos Espeso
LEB ORO

El UEMC Real Valladolid llena su despensa en Pisuerga

La segunda victoria consecutiva nunca corrió peligro, pese al estrecho margen del final con el Grupo Alega Cantabria (84-79)

J. C. Cristóbal

Sábado, 17 de febrero 2024, 22:23

El Real Valladolid aprovechó el guiño que le hizo el calendario con dos partidos consecutivos en casa en ocho días ante dos rivales de la zona medio-baja de la tabla. Por un lado, las dos victorias cortan una serie negativa de tres derrotas que ... amenazaban con languidecer la marcha del equipo: y, por otra, esquivan la marejada que levantó el posible fichaje de Devin Schmidt por el Estudiantes. La semana salió redonda. La alegría pudo ser total si los blanquivioleta hubieran mantenido en la segunda parte el ritmo anotador de la primera; no fue así, el juego se desplomó y la victoria, aunque nunca corrió peligro, se quedó en un estrecho margen de puntos.

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UEMC Real Valladolid Baloncesto

Zigmantavicius (7), Schmidt (14), García-Abril (4), Ngowbo (16), Kabasele (4) -quinteto inicial-; Mike Torres (11), Puidet (5), N'Guessan (5), Kovacevic (8), De la Fuente (2), Jaime Fernández (8) y Belamene (0).

84

-

79

Grupo Alega Cantabria

Sans Valls (2), Littleson (14), Voytso (8), Bulic (8), Milovanovic (8) -quinteto inicial-; Sierra (4), Klavzar (5), Nogués (8), Etxeguren (6), Peñarroya (5), Lisboa (4) y Niang (7).

  • Parciales: 26-18, 26-17 (52-35), 16-18 (68-16), 16-26 (84-79)

  • Árbitros: Morales Ruiz, Areste Giralt y Cervantes Fernández. Eliminado: Etxeguren

  • Incidencias: Polideportivo Pisuerga. Liga LEB Oro. Jornada 21ª

La tarde empezó con la quinta marcha que marcó Zigmantavicius, conectó bien con Nwogbo y Schmidt despejó las dudas que alguien pudiera sostener sobre su profesionalidad, con 11 puntos de un tirón; el técnico cántabro, David Mangas, intentó detener la hemorragia con un tiempo muerto, sin evitar que un parcial de 12-0 abriera las primeras distancias en el marcador.

El segundo cuarto arrancó con dudas, Cantabria se fue a -4 (26-22) y Paco García agitó de tal forma el banquillo que en apenas doce minutos de partido ya había metido en el parquet a sus doce jugadores; los cambios surtieron efecto porque el Real Valladolid encontró un quinteto que reafirmó su juego, con Jaime Fernández cerrando mejor el rebote, con Kovacevic encadenando dos misiles consecutivos y, sobre todo, con Puidet muy intenso en todas sus acciones, el que más se benefició fue N'Guessan, con dos mates poderosos que levantaron al público de sus butacas.

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Torres metió más pausa en la dirección y la distancia se fue a los diecisiete cuando los equipos ganaron los vestuarios. El Real Valladolid había anotado 52 puntos, 26 en cada cuarto, gracias a un estratosférico porcentaje del 74% en tiros de dos y un nada despreciable 55,6% en los de tres.

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La segunda parte, por desgracia para el espectador, fue otro partido. Nadie encontró su momento para dominar el juego, salvo algún chispazo bajo tableros de Nwogbo; para hacerse una idea, ni Schmidt ni Torres fueron capaces de firmar ni una sola canasta en juego abierto, solo desde la línea de tiros libres, y aun así, el Grupo Alega navegaba tan resignado que el Real Valladolid alcanzó su máxima renta (66-46), después de que Torres sufriera dos faltas bastante fuertes de sus defensores.

Los de casa estaban tan seguros de su triunfo que se dejaron ir. El estadounidense Littleson, que había estado muy fallón, reunió coraje para conseguir un parcial de 0-6 y obligó a Paco García a solicitar un tiempo muerto con un preocupante 75-68, solo siete puntos de colchón con 3 minutos y 49 segundos por jugarse. Ahí la grada del Pisuerga se convirtió en el mejor jugador, entendió que ese balón pasaba por sus manos y animó al equipo para sostener todo lo que se había ganado antes; más tarde, la afición demostró su grandeza al despedir con una cariñosa ovación a Littleson, retirado a talleres después de sufrir un tremendo choque con Nwogbo. Poca broma un golpe con el nigeriano.

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Grupo Alega no confiaba en sí mismo, muy pronto se volvió a ver diez puntos por debajo y aprovechó las últimas jugadas, con un Real Valladolid incapaz de recuperar la brújula, de la noche para maquillar distancias.

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