El UEMC Real Valladolid dice adiós al 'play off'

Si la pista del coliseo del San Pablo Burgos o la del Pabellón Pisuerga fuese un patio de colegio, se podría hablar de esos partidos de 'cole' que jugaban los de Tercero –por poner un curso– con los de Quinto. La diferencia era tal, que a los 'peques' les valía con ver que eran capaces de encestar en aquellas canastas que se hacían gigantescas, y que siempre eran más accesibles para los mayores.

El 'play off' entre el UEMC Real Valladolid y el San Pablo Burgos ha sido algo así, con ratos en los que los burgaleses se han parecido incluso a ese abusón que rebuscaba en la mochila del pequeño para ver si el bocadillo era de chorizo o mortadela... En el caso de los blanquivioleta –en lo que respecta a esta serie– siempre ha sido de mortadela, condicionados por las bajas y un estado de ánimo tocadísimo desde hace más de dos meses. Desde el mismo día que la Federación y el Comité de Competición decidieron que había que dar ejemplo con una sanción desproporcionada a Devin Schmidt.

Desde entonces, el Real Valladolid y el propio jugador estadounidense no levantan cabeza. Curiosidades del destino, que el último partido de Schmidt en el papel de Schmidt fuese ante el verdugo de los blanquivioleta. Una victoria hace dos meses ante el San Pablo Burgos que llevó la semana posterior al propio técnico, Paco García, a hablar «de ojo» con los objetivos del equipo.

Unas horas después, Devin se bajaría de un autobús en pleno viaje a Lleida, una semana después se lesionaría Mike Torres... Y todos los infortunios convertirían el final de la temporada en una serie de catastróficas desdichas para la que no habría hecho falta llegar al 'play off', convertido en un epílogo cruel a una campaña más que decente del Real Valladolid.

Con ese caldo de cultivo, no es de extrañar lo vivido anoche en el tercer acto entre vallisoletanos y burgaleses. El partido fue el más igualado, por lo menos en lo que respecta al marcador (75-91). Los visitantes nunca pudieron marcharse de más de veinte puntos, una circunstancia que se había dado en los primeros encuentros en tierras burgalesas, pero que en Valladolid –por lo de agarrarse a algo– no pudieron lograr.

No lo hicieron en buena medida porque a Sergio de la Fuente le salió esa vena de capitán. De orgullo casero, que impidió que la brecha fuese un descosido, con incluso dos triples cuando los burgaleses amenazaban con pasar el rodillo. Y si el 'capi' blanquivioleta fue el que sujetó desde el perímetro, pese a tener que jugar de '5'; enfrente daba igual el que lanzase desde más allá de la línea de 6,75, con Millán Jiménez, dilapidando cualquier reacción local, con 3 de 4 en tiros de tres, y un 12 de 31 del San Pablo.

Los porcentajes desde el perímetro de los visitantes fueron claves en la primera parte, donde un mal inicio de ambos cuartos obligó a Paco García a cortar con sendos tiempos muertos. Aún así, el 38-54 del descanso dejaba el último suspiro blanquivioleta en el 'play off' en una calada... No la apuró tras el intermedio, y los de Tercero tendrá que ver ahora sin pasan o no de curso la próxima temporada.

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