El Pucela Basket compite hasta que le aguantan las fuerzas

Tal y como sucedió el pasado viernes, el cuadro pucelano poco pudo parecerse a la mejor versión de sí mismo, la que completó la remontada para sellar precisamente el billete al playoff. La baja de Pippen por segundo partido consecutivo llevó al técnico, Paco García, a un ejercicio de ingeniería para ser competitivo y fiel a sí mismo a la vez. Y a pesar de todo el barco se mantuvo a flote.

Gilbert y Raffington, en los dos primeros ataques, le dieron al UEMC Real Valladolid la única ventaja de todo el duelo, que pronto dio paso a una primera crisis. El Movistar Estudiantes circuló bien el balón y encontró a un muy inspirado Durisic, que hizo daño tanto bajo el aro como en lanzamientos liberados de media distancia. El primer arreón le valió a la escuadra madrileña para irse (11-6). Negado en el tiro exterior y con una rotación muy justa, el UEMC Real Valladolid fue capaz, al menos, de no perder el tren del partido y minimizar fallos. En toda la primera mitad, el Movistar Estudiantes no pudo correr ni anotar un solo punto en contragolpe. Con solamente catorce puntos en su haber, sin un solo triple convertido y frente a un rival con más calidad individual, la desventaja al final del primer cuarto fue de tres puntos.

El notable trabajo de Raffington como sustituto de Pippen provocó la falta de descanso del alemán y una menguante capacidad anotadora. El problema en la rotación fue especialmente notable en el inicio del segundo cuarto, en el que los hombres de banquillo del cuadro local enlazaron un parcial de 7-0 a favor, frente a un quinteto sin apenas respiro. Un gancho del muy entonado Beirán marcó una nueva máxima (25-16, minuto 15) y amenazó con romper el partido.

Entonces apareció Pantzar. El canterano del Real Madrid firmó cinco puntos seguidos, le dio una marcha a su equipo y acabó con una racha pésima desde el perímetro (0 de 9 hasta entonces había firmado el UEMC Real Valladolid). Curiosamente, el base también fue el primer jugador del equipo pucelano en irse a la línea de tiros libres (29-24, minuto 18). Los siete puntos de desventaja al intermedio (33-26) resultaron un mal menor para el equipo entrenado por Paco García, vivo a pesar del 35 % de acierto en tiros de campo (un 10 % en triples).

El paso por los vestuarios pareció despertar a un hasta entonces inédito Wintering, quien junto a Gilbert intentó dar un paso al frente. El base provocó un 2+1 que redujo al mínimo la brecha (33-31). El favorito, cuando se vio apretado, sí tiró de virtudes y enseñó los dientes: Beirán y Durisic fulminaron desde el perímetro con dos triples consecutivos para devolver a su equipo la ventaja de nueve puntos (42-33), pero sobre todo para frenar la reacción de un UEMC Real Valladolid mucho más acertado en la circulación y el lanzamiento.

En el minuto 25, y con 46-37 en el marcador, Pippen dio toda una muestra de profesionalidad e ingresó a la cancha. Lo hizo con evidentes problemas físicos e incluso cojeando, pero con su habitual intimidación bajo el aro. Con once puntos abajo (58-47), el UEMC Real Valladolid encaró vivo, a pesar de todo, otra vez el último cuarto en el Wizink Center.

No se movió el marcador en los dos minutos iniciales, tras varios tiros forzados y decisiones precipitadas en ambos equipos. Los jugadores preparados por Paco García acusaron el esfuerzo y se fueron definitivamente del partido cuando el Movistar Estudiantes machacó desde el perímetro. En el minuto 35, Dee le echó el candado al duelo con un triplazo (67-49) que emplaza al UEMC Real Valladolid a reinventarse y reencontrarse ante su afición para darle vida a una eliminatoria a la que se agarra con uñas y dientes.