Como tal el término pelele deja dos acepciones en el diccionario que se ajustan como un guante al papelón que viene haciendo el UEMC Real Valladolid Baloncesto esta temporada. La primera de ellas se amolda a lo visto en su última aparición en Pisuerga con ... el Girona como ilustre invitado: «Muñeco de figura humana hecho de paja o de trozos de tela, especialmente el que se saca a la calle en carnaval para quemarlo o mantearlo». Y la segunda resume su transitar este año por la competición y el problema de base que le viene asolando casi desde que el salto inicial de esta liga: «Persona débil o de poco carácter, que se deja manejar por los demás muy fácilmente».
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Su última caricatura la trazó en apenas 12 minutos, lo que tardó en esfumarse el partido (6-23), y deja una alargada sombra de preocupación que va mucho más allá de la derrota, por otro lado lógica ante un Girona en crecimiento. Las dudas que plantea este equipo se extienden ya como la pólvora, corto de mecha y pertinaz cuando se trata de dar pasos atrás. Cuando parece arrojar señales de mejoría, responde con su peor versión hasta retroceder a la casilla de salida. Ante Girona, como si de un cangrejo se tratara, dio varios pasos atrás.
UEMC Real Valladolid
Wintering (5), Puidet (9), Gilbert (2), Kuiper (5) y Kavion Pippen (12) -quinteto inicial-, Pantzar (10), De la Fuente (6), Berg (-), Geks (-) y Raffington (8).
57
-
77
Basquet Girona
Franch (8), Fjellerup (7), Urtasun (7), Jawara (6) y Marc Gasol (16) -quinteto inicial-, Sorolla (4), Vila (8), Sabat (5), Stürup (4), Vecvagars (12), Molins (-) y Delgado (-).
Parciales: 6-15, 16-45 (descanso); 35-62 y 57-77 (final)
Árbitros: Francisco José Zafra, Asunción Langa y Sergio Acevedo. Una demostración más del lamentable nivel que tiene el arbitraje LEB. Prepotente Zafra en sus gestos y explicaciones con el débil.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 23ª disputado en el polideportivo Pisuerga, con la mejor entrada de la temporada en las gradas. La visita de Marc Gasol concitó gran expectación, con largas colas en taquilla a escasos minutos del comienzo del partido.
La visita de Marc Gasol no solo despertó expectación y logró un efecto llamada en la grada, también deslumbró al equipo de Roberto González, que arrancó extraordinariamente contemplativo, sin atacar el partido a la espera de que fuera su rival quien le regalara opciones. Lógicamente no lo hizo y Girona, que sí le dio un cuarto de cortesía (6-15), empezó a carburar en el segundo para desplegar todos sus recursos y empezar a tomar distancias en el marcador.
Sin ideas y demasiado estático en ataque, el UEMC ni siquiera pudo agarrarse a su endeble defensa para mantenerse en partido. Su rival, en franca progresión esta temporada -se presentó en Pisuerga con cuatro victorias consecutivas-, le cogió la matrícula desde el primer minuto, explotando cada uno de los problemas que ha ido paseando a lo largo de la temporada, esta vez elevados a la enésima potencia. De inicio le bastó a Girona con cerrar su propio rebote defensivo para sellar su aro y esperar a que su rival fallara como una escopeta de feria (6/36 en tiros de campo al descanso). Y con esa base, primero aprovechó para lanzar a Jawara al contraataque, dejando una vez más en evidencia el despiste general en el que vive Kuiper en pista, para posteriormente desplegar todo su arsenal ofensivo.
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Sin rastro de reacción ni síntomas de orgullo propio en el banco local, la tormenta a raíz del primer cuarto fue de las que no se olvidan fácilmente. El desfile militar lo inició un primer gancho de Marc Gasol, lo apuntaló dos triples consecutivos de Vecvagars (6-23), y desde entonces el partido se trasladó a un imaginario ring en el que los golpes cayeron todos del mismo lado, y en el que el UEMC hizo las veces de muñeco de trapo maltratrado por su contrario. Unas veces sonrojado al contraataque, otras desde la línea de 6,75 y en casi todas las posesiones con puntos de sutura que lamentar.
El segundo gancho de Gasol en la cara de Pippen (12-35) despertó el aplauso del público pero no hizo el mismo efecto en un UEMC aletargado que en el primer acto apenas fue capaz de sumar un punto por minuto (16-45 al descanso). Pocas veces engaña la estadística, y en esta ocasión dejó números de equipo amateur (-4 para UEMC por 62 de valoración para Girona). Hasta seis jugadores locales cerraron la primera parte en negativo: Wintering (-6), Berg (-3), Pantzar (-2), Geks (-2), Raffington (-3) y Kuiper (-4).
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Costaría, sin duda, encontrar un expediente como el que firmó el equipo de Roberto González en los primeros veinte minutos.
Con todo vendido, la segunda parte no dejó mayor aliciente que sentarse a aplaudir el talento de un Marc Gasol con 37 años y comprobar si el Real Valladolid tiraría de orgullo para tratar de ganar alguno de los dos últimos parciales.
Al menos esos micro objetivos -triste trofeo- los llevó a sus vitrinas. Ganó el tercer cuarto por 19-17 y repitió en el último con su mejor anotación (22-15), aunque fuera a costa de un rival entregado a su rotación que agradeció los dos cuartos de la basura para dar descanso a su estrella y presidente, aun y todo el máximo anotador del partido (16 puntos y 10 rebotes).
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El maquillaje tras el descanso socorrió a determinados jugadores pero no pudo evitar retratar a otros tantos, caso de Berg (-5), Geks (-2) y Kuiper (-4).
La deriva que arrastra este equipo obliga a preocuparse por su permanencia en la LEB Oro, máxime cuando rivales directos como Juaristi o Prat son capaces de mostrar golpes de carácter como los dados en esta jornada (victorias ante Alicante y Estudiantes, respectivamente).
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