El UEMC se ahoga en la orilla por falta de fuelle

Ya los primeros compases del encuentro exhibieron la igualdad entre dos formaciones que protagonizaron un inicio del camino lleno de giros de guion. Las idas y venidas en el tanteador fueron la nota predominante de un arranque errático hasta que el Força Lleida protagonizó el primer demarraje. Con Carrera en el papel de caudillo de las maniobras ofensivas locales, el quinteto alineado por Gerard Encuentra hizo sonar las cornetas gracias a un parcial 11-2 conseguido con nueve tantos del propio jugador venezolano (17-11, min. 9). Una sucesión de directos al mentón que hizo perder la verticalidad al púgil pucelano dentro de un final del primer cuarto muy complicado.

En el regreso tras la pausa volvió a meterse en la pelea el equipo de Paco García, apoyado en la energía y el temperamento del gran capitán. Es bien sabido que en momentos de zozobra se necesitan referentes y nadie como Sergio de la Fuente para hacer pesar su jerarquía en las dos canastas. Su labor ayudó a limar la diferencia entre perseguidor y perseguido en unos instantes de máxima efervescencia por parte del Real Valladolid (29-23, min. 24). Fue, en todo caso, un espejismo que se encargó de borrar Álex Urtasun. El incombustible jugador pamplonica aprovechó el férreo marcaje sobre Carrera para ajustar su mirilla telescópica y ajusticiar desde el perímetro a un equipo que pagó el esfuerzo hecho hasta ese momento. Con una batería de interiores desdibujada y diez balones perdidos antes del descanso, el cuadro vallisoletano tuvo pocos argumentos para discutir sobre el vencedor de la contienda. Tan solo Mike Torres se encargó de mantener un fino hilo de esperanza después de que el conjunto ilerdense colocase la máxima ventaja en el tanteador de Barris Nord con dos tiros libres del omnipresente Carrera (44-30, min. 28). Los 27 tantos anotados por Carrera y Urtasun supusieron más de la mitad de la producción de un Lleida que se sintió muy cómodo en el juego exterior.

Tampoco el intento de Paco García por reordenar las ideas de sus jugadores en el descanso sirvió para mostrar al regreso una mejor versión del Real Valladolid. Pesó en exceso la losa del acierto local sobre las espaldas del equipo blanquivioleta, incapaz de resucitar hasta un último cuarto monumental. La llamada a la heroica, con De la Fuente erigido en líder de la revuelta, despertó a los Pantzar, Allen y Torres. Gigantes dormidos hasta ese momento, en el que aprovecharon los primeros síntomas de debilidad en un Lleida que se sintió noqueado en algunas fases. El propio capitán del UEMC anotó una canasta en suspensión en el poste bajo que permitió a sus compañeros atisbar la orilla después de remar a la desesperada en mitad de un parcial titánico de 4-16 (78-74, min. 36). Con la posibilidad de remontar al alcance de la mano llegaron los errores. La precipitación jugó una mala pasada en forma de dos lanzamientos fallados que abrieron la puerta para que Carrera sentenciase el choque antes de un carrusel de tiros libres que solo sirvió para alargar la agonía de la escuadra pucelana.