Kovacevic, cabizbajo en un lance del encuentro. Iván Tomé
Real Valladolid Baloncesto

El UEMC, sin juego ni carácter, se muestra incapaz de ganar en casa

El Guipúzcoa aprovechó la débil mentalidad del equipo blanquivioleta, que aún no ha ganado en Pisuerga en el presente curso

Juan C. Cristóbal

Sábado, 30 de noviembre 2024, 21:48

Nuevo fiasco del UEMC Valladolid en el Pisuerga. Ya son cuatro derrotas en cuatro partidos y lo peor ya no es perder, que también, sino la resignación y la apatía con que recibe la grada el traspiés de los blanquivioleta; en esta ocasión, cuando faltaban ... varios minutos para que el reloj llegara al cuarenta, muchos aficionados desfilaban camino de las puertas de salida.

Publicidad

La visita del Gipuzkoa debía ser el día del despertar, otro equipo con bajas y que arrastraba una serie negativa de 0-3 en las últimas tres jornadas; un rival accesible contra el que refrendar la buena cara de Menorca y dar un pequeño salto en la clasificación. No fue así, y la sensación que dejó la noche es que a este equipo le faltan recursos y carácter para rebelarse ante los problemas; contra el Gipuzkoa aguantó hasta que se vio con un margen por detrás que le pareció un océano.

UEMC

Sans (6), Hoover (2), Kovacevic (31), De la Fuente (5), Vucetic (10) -quinteto inicial-; Atencia (6), García-Abril (3), Manchón (0) y Rozitis (3)

66

-

79

Guipúzcoa

Mateo Díaz (8), Ansorregi (9), Zubizarreta (5), Stürup (11), Vrankic (15) -quinteto inicial-; Nicolau (15), Ander Martínez (10), Mokran (4) y Bocar Sall (2)

  • Árbitro: Olivares Bernabéu, Lizana Moreno y Sierra Carrillo. Eliminado por personales García-Abril (min. 40)

  • Parciales: 18-20, 16-16 (34-36) -descanso- 17-24 (51-60), 15-19 (66-79)

  • Incidencias: Polideportivo Pisuerga. Jornada 9ª de Primera FEB. Minuto de silencio en memoria de Jesús Cossío, presidente de la Territorial de Árbitros de Castilla y León. Los dos equipos portaron una pancarta con el lema #YoDigoCero con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

El arranque dejó unas señales que debieron servir de aviso. Un 0-6 de salida que obligó a remar, algo que no le resultó difícil con el poderío de Vucetic y la muñeca caliente de Kovacevic; una canasta del serbio dio la primera ventaja a los de casa (14-13), que no pudieron estirarse en el marcador porque no cerraron el rebote en su zona y dejaron a los vascos sentarse con dos puntos de ventaja tras el primer parcial.

El segundo se abrió con falsas esperanzas. Gipuzkoa se atascó durante más de cuatro minutos y Sergio de la Fuente tuvo un arranque de capitán para encadenar cinco puntos y elevar la ventaja hasta los seis (29-23), la máxima en todo el partido. Ahí no supo ganar el Real Valladolid, dejó respirar a un Gipuzkoa que siguió martilleando el rebote ofensivo para voltear el marcador y mantenerse dos arriba en el camino a vestuarios.

Publicidad

Los de Lolo Encinas no comparecieron en la segunda parte. Gipuzkoa entró en la pista para sumar canastas fáciles y coger distancia, solo recortada por los triples de Kovacevic. Mateo Díaz compensó su pobre porcentaje de tiro con una buena dirección del equipo, con paciencia para mover a la defensa y encontrar los huecos que empezaban a minar la mentalidad de los locales. Solo una técnica a Vrankic pareció abrir una ventana, con un parcial de cuatro puntos que devolvía a estrechar las distancias (43-48). Fue un espejismo. El Real Valladolid buscó la remontada a la tremenda, con ataques sin ton ni son que acababan en lanzamientos de tres como si arrojasen al aire una moneda con dos cruces en los lados; los de Odriozola agarraron el partido y no lo dejaron escapar, con una participación más coral de su plantilla, allí aportaban todos, Nicolau, Stürup, o Manex Ansorregi, quien con sus 195 centímetros de altura pescó once balones en los tableros; el que más capturó del Real Valladolid se quedó en cinco.

I. Tomé

Encinas: «Aquí, en cuanto nos va mal, somos un azucarillo»

Hemos competido solo 20 minutos en el partido. Al descanso teníamos que llegar con una pequeña ventaja que hemos perdido en últimos minutos. En la segunda parte nos han pasado por encima, no hay nada que destacar, nos han metido cincuenta puntos en la pintura, es porque no estás defendiendo bien, defendiendo nada, mentalmente nos hemos venido abajo con diez puntos abajo, no podemos dar esta imagen de canasta tras canasta, nos ha faltado carácter, el que sí ha tenido Gipuzkoa, que también venían con bajas. Las canastas fáciles les han dado mucha confianza. Hemos perdido en todos, en asistencias, en rebote, en porcentaje de tiros. Ni carácter ni lucha en la segunda parte.

Cuando nos han cogido nueve, diez puntos, nos hemos vuelto locos, deja de defender, no defienden cinco jugadores, defienden unos por un lado, dos por otro, defienden por parejas, se meten debajo del aro, cada uno hace la guerra por su cuenta, igual que en ataque, no pasamos el balón, no jugamos en llegada, dependemos de un jugador, hay tiros precipitados. El entrenador es el responsable de esto.

Quedaban muchísimos minutos, cosa que en Cantabria y Menorca el equipo ha peleado, hoy no, nos hemos ido del partido mediado el tercer cuarto, nos han hecho dos bandejas debajo del aro el equipo se ha ido.

El equipo ha dejado de luchar y creer. Si estuviéramos muy mal no hubiéramos sacado el partido de Cantabria o de Menorca, por mentalidad. Aquí en cuanto nos va mal somos un azucarillo, en cuanto hay un problema nos tiran a la lona.

No hubo respuesta al 46-56, una barrera de diez puntos que fue un Himalaya para el ánimo blanquivioleta. Encinas pidió un tiempo muerto que solo sirvió para escuchar los tibios silbidos de la grada, que empezó a asimilar que se marchaba a casa otra vez de vacío. El último cuarto dibujó una mala caricatura del equipo, diez minutos son suficientes para corregir un saldo negativo de nueve, pero nadie creyó, nadie espoleó, va a tirones, como el que impulsó Atencia en un arrebato; después de más de cuatro minutos sin anotar, el triple de Sans no recibió ni un aplauso que animara a la machada, nadie creía en corregir ese margen de quince puntos (54-69); cuando ya no había partido, el 'americano' Hoover firmó sus primeros y únicos puntos de la tarde, que algunos se tomaron a rechifla, y las distancias no se fueron a más de veinte porque Kovacevic engordó sus números como única vía de ataque. Sus 31 puntos no valieron para nada.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad