Kabasele, que volvió a jugar once meses después, pugna con Barro por ganar la posición en un rebote. Carlos Espeso
Real Valladolid Baloncesto

El UEMC entra en depresión

Vuelve a dar síntomas de bloqueo colectivo y encaja la cuarta derrota en sus cinco últimos partidos con Kabasele (11 meses sin jugar) como mejor exponente

Sábado, 20 de enero 2024, 21:45

No es motivo de crisis, cuando aún quedan quince jornadas por delante y se atisba la vuelta de Mike Torres tras el parón, pero sí se puede confirmar, y con plena rotundidad, que el Real Valladolid Baloncesto ha entrado en depresión. Si es necesario diván ... lo tendrá que decir su técnico. Lo cierto es que la cuarta derrota en sus cinco últimos partidos dejó la peor de las sensaciones en un pabellón nada acostumbrado a una bajada de tensión tan acentuada.

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Se le ha caído el equipo a Paco García, y la semana toledana que sufren los suyos post derrota pasó la peor de las facturas. En defensa del preparador se pueden poner sobre la mesa las bajas de Nwogbo y Jaime Fernández -amén del mencionado Torres, cuatro derrotas desde su lesión-, si bien la realidad ante Alicante fue mucho más tozuda, con un rival que, sin llegar al MVP, volvió a disfrutar del acierto de sus exteriores (Gudmunsson 19, Davison 18 puntos).

El equipo de Antonio Pérez pasó por caja como antes hicieron Melilla, Oviedo y Ourense, y se llevó todos los pulsos individuales que ofrecía el partido, también el colectivo,... salvo el 'average' particular que puede dar un puesto arriba o abajo al final de la fase regular (54-75 en la ida).

UEMC

Sergi Costa (2), Schmidt (18), García Abril (4), Sergio (3) y N'Guessan (14) -cinco inicial-, Belemene (-), Íñigo Royo (-), Puidet (2), Kabasele (14), Zigmas (-) y Kovacevic (12).

69

-

84

HLA Alicante

Harris (3), Davison (19), Gudmundsson (19), Kostadinov (10) y Gatell (5) -cinco inicial-, Barro (10), Bercy (8), Balint (5), Adriá Rodríguez (4), y Hook (-).

  • Parciales: 19-20, 14-16 (33-36, descanso); 12-24 (45-60) y 24-24 (69-84, final).

  • Árbitros: Checa, Báez e Ibáñez. Eliminado Gatell.

  • Incidencias: Jornada 18ª disputada en el polideportivo Pisuerga.

Son duras las semanas con Paco García en un vestuario, y el cambio de paso que acompañó a la derrota en Ourense se dejó notar en la pista, especialmente en una primera parte paquidérmica en la que asomaron más las piernas cargadas que las novedades defensivas. Alertado de la vía que han descubierto los exteriores cuando juegan a campo abierto los rivales contra el UEMC, Paco García introdujo una serie de variantes con el fin de cambiar el paso y, sobre todo, camuflar las carencias atrás de determinados jugadores.

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Así, salió al partido en presión terminada en zona de ajustes, y repitió esta última fórmula en el arranque de segundo cuarto sin que con ello modificara demasiado el ritmo de partido. Algún brote verde, muy tenue, en una puesta en escena que dejó muchas dudas sobre el parqué y una sola realidad/motivo de celebración. Volvió Kabasele a disputar un partido oficial 337 días después de su lesión, y el pívot congoleño fue el mejor -anotó sus cinco primeros tiros en cancha-. Probablemente el menos contaminado por la apatía que se ha apoderado del equipo vallisoletano, que ante Alicante se volvió a mostrar incómodo y con un juego a tirones que le llevó a ir a remolque durante todo el partido.

Agarrado una rotación infinita que no terminó de encontrar un quinteto de garantías, el Real Valladolid Baloncesto sobrevivió a una primera parte que jugó a impulsos, sin llegar a arrancar, pero todavía con frescura suficiente como para aguantar el pulso de su rival (33-36).

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Fue en el tercer acto cuando más se le notó el 'ochomil' que debió subir durante la semana, así como el bloqueo que viene sufriendo en el último mes de competición. Ninguna de las dos bazas se le escapó a Alicante, que liberado ya de los infructuosos ajustes defensivos de su rival, ahondó en la vía de agua que antes abrieron Melilla, Oviedo y Ourense. Por esa fuga se colaron tres triples consecutivos de Gudmundsson y Davison que dispararon la renta visitante hasta los quince puntos (45-60).

Faltaba un cuarto por jugar, pero la dinámica era tan caótica que el partido ya solo lo podía dejar escapar Alicante. La sentencia estaba firmada y el tramo final, sin orden ni concierto a ambos lados de la pista, solo hizo que evidenciar cara al público la profunda frustración que siente el técnico con la dirección de juego de su equipo. A 6:36 del final (54-69), Paco García optó por prescindir de Sergi Costa y el lituano Zigmas para dejar una hipotética reacción con Schmidt al mando de las operaciones.

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Solución desesperada que, lógicamente, tampoco cuajó. Su frustración se trasladó a la pista, que reflejó la realidad actual del UEMC. Un equipo a la deriva partido en dos que dejó en los instantes finales la mejor de las radiografías. La de su jugador franquicia, Devin Schmidt. A un lado de la pista haciendo números para engordar su estadística, y al otro acaparando también el foco de un equipo desquiciado al cometer una falta antideportiva producto de la frustración general.

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