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Schdmit trata de salvar un balón cerca de la línea de fondo ante la presencia de N'Guessan. Rodrigo Jiménez
Real Valladolid Baloncesto

El UEMC despide 2023 en Pisuerga con su peor partido del curso

Encaja la cuarta derrota de la temporada por errores propios, en un partido caótico que pudo enderezar en el último cuarto

Miércoles, 20 de diciembre 2023, 23:22

Son dolorosas las despedidas, perversas las expectativas, y las que se propuso el Real Valladolid Baloncesto para cerrar de la mejor manera posible el mejor año de la historia del club no solo se le volvió en contra sino que le explotó en la cara ... en el peor partido del curso y uno de los peores del año que se le recuerdan en Pisuerga.

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El equipo de Paco García fue peor que Melilla, a pesar de que Melilla se empeñó en darle una última oportunidad en los instantes finales, y por eso perdió. Fue peor, incluso, que el trío arbitral -con sus errores, pudieron zanjar el partido de mejor manera y, sin embargo, optaron por estropearlo en un final caótico-, y por eso encajó la cuarta derrota de la temporada, atragantado por las respuestas de un rival al que le bastó bordar un cuarto para salir victorioso.

Vivir en el caos, sin dirección de juego ni batuta en situaciones muy determinadas de partido, penalizó demasiado al equipo de Paco García.

UEMC Pucela Basket

Sergi Costa (-), Schmidt (19), Belemene (5), Sergio de la Fuente (7), y Nwogbo (7) -cinco inicial-, Puidet (5), N'Guessan (13), Kovacevic (7), Íñigo Royo (-), Jaime Fernández (7) y García Abril (3).

73

-

76

Melilla

Alvarado (7), Van Dyke (25), Marjanovic (3), Varence (11) y Lepichev (8) -cinco inicial-, Delas (2), Figueroa (3), Norelia (2), Hearst (12) y Menéndez (4) y Mulero (-).

  • Parciales: 16-14, 33-33 (descanso); 49-60 y 73-76 (final).

  • Árbitros: Rial, Carpallo y Alejo. Sin eliminados

  • Incidencias: Jornada 14ª de la Liga LEB Oro, disputada en el polideportivo Pisuerga.

Antes hubo de superar un arranque apático, gélido y de ritmo cansino en el que Melilla se sentía mucho más cómodo. Una canasta en tres minutos, dos en cinco, un tiro libre aquí, una rotación allá,... Posesiones masticadas hasta sus últimos segundos sin que ninguno de los contendientes se lanzara al cuello del rival. Dos sparring bailando sobre el ring amagando sin llegar a golpear. Síntoma inequívoco de que el combate se iba a dirimir en la pizarra.

Doce minutos tardó el partido en explotar, doce unos y otros en romper a sudar. Y fue el UEMC el primero en sacudirse la galvana. Lo hizo donde mejor se le da. Y donde más le duele a los rivales. Desde la línea de 6,75, con tres triples prácticamente consecutivos que abrieron la primera brecha en el marcador (27-18, minuto 14).

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Todo un logro y un primer triunfo a los puntos, en un partido en el que costaba un mundo encadenar puntos. Entre otras cosas porque cuando se repetían dos canastas del mismo color asomaba la pizarra. A un mínimo parcial le sucedía un tiempo muerto. El primero en echar mano de ella fue Rafa Monclova, disponiendo una zona 3-2 de ajustes que, más que frenar a su rival, lo confundió y ralentizó de nuevo el partido (33-33 al descanso).

Hubo lluvia de peluches en Pisuerga al descanso. R. Jiménez

Había amagado el equipo de Paco García sin llegar a tumbar, mover siquiera del sitio a Melilla, que a la vuelta de vestuarios se propuso salir de la trinchera para dar un paso adelante y llevar la iniciativa. No había aparecido hasta entonces Van Dyke, su principal referencia ofensiva (8º máximo anotador de la liga), y ocho puntos consecutivos de su mano (dos triples) reventaron las alarmas en Pisuerga (35-46, minuto 24).

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El golpe fue directo al mentón, y esta vez la pizarra (presión 2-2-1 a toda pista tras tiro libre) no surtió el efecto deseado. Al contrario, Van Dyke había visto ya el aro como una piscina y se entregó a ella sin medida, anotando con y sin Belemene enfrente, hasta poner el marcador en chino para el UEMC (42-57, minuto 28). Por si era poca la empanada local, el árbitro Carpallo (entre el leonés y Alejo le dejaron sin partido al principal) optó por añadir otro ingrediente al castigar con técnica a Kovacevic por dejarse caer tras lanzar un triple desequilibrado (46-60).

Con un cuarto por jugarse, el partido estaba donde quería Melilla. Once puntos arriba, Van Dyke enchufado y enfrente un rival desquiciado con sus mejores estiletes desconectados (Schmidt y Kovacevic).

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Sin embargo cuando más negro pintaba, tambaleándose y sin acierto ni una referencia sobre la que apoyarse, el UEMC entró de nuevo en partido má por inercia y empuje de la grada que por juego. Fallaba Schdmit (1/12 en tiros de dos), fallaba Sergio, fallaba Costa, y aún así, el partido se comprimió hasta dejar una rendija por la que asomarse (64-67, minuto 37 y 67-70, minuto 38).

Melilla, lejos de encogerse, respondió con un triple de Varance para negar la penúltima puerta al Real Valladolid Baloncesto. La última se la negó Carpallo (otra vez Carpallo) con una falta antideportiva a la que siguió una absurda ceremonia de la confusión arbitral que desquició a los locales y enervó aún más a la grada.

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Dos tiros libre fallados por Hearst a 5 segundos del final aportaron una mínima dosis de suspense que a punto estuvo de agradecer Schmidt con un lanzamiento de 9 metros que escupió el aro.

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