Ángel Romera. ADG.
Miércoles, 12 de febrero 2025, 23:34
Aguantó durante 38 minutos el UEMC Real Valladolid Baloncesto a un Estudiantes demasiado irregular, pero acabó cayendo en su visita al Polideportivo Magariños al no ser capaz de tumbar a un rival al que tuvo contra las cuerdas durante varios minutos del último cuarto.
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Movistar Estudiantes
Granger (9), Schmidt (2), Garino (4), Alderete (13) y Kravic (19) -quinteto inicial-, Cristian Díaz (5), Adams Sola (2), Alonso (10), Giovanetti, Rubio (9) y Barro (14).
87
-
76
UEMC Real Valladolid
Mike Torres (20), Puidet, Kovacevic (15), Wilson (13) y Vucetic (8) -quinteto inicial-, Demers (8), Sans (3), De la Fuente, Mballa (6), Manchón (3) y García-Abril.
Parciales: 26-20, 25-18 (51-38), 15-23 (66-61), 21-15 (87-76).
Árbitros: Checa Nebot (Colegio aragonés), Cortés Payá y Sanhermelando García (Colegio valenciano). Eliminaron a los jugadores visitantes Mballa (min. 34), y Puidet (min. 35), así como al local Alderete (min. 36). Descalificaron a Granger, del Estudiantes (min. 37).
Incidencias: Polideportivo Magariños. 500 espectadores.
El partido comenzó mal para el equipo dirigido por Iñaki Martín, que vio como el Estudiantes volaba sobre la cancha al son del ritmo que imponía Granger y gracias a las canastas de un Kravic imperial: 11-2, con ocho puntos del jugador bosnio.
El necesario tiempo muerto del técnico donostiarra despertó a sus pupilos, que tomaron aire gracias al acierto desde la línea de 6,75. Sendos triples de Kovacevic y Wilson redujeron distancias, a pesar de la quinta canasta de Kravic (13-8).
Mike Torres también encontró el aro rival, aunque los problemas en defensa seguían siendo grandes, tan grandes como los 2,13 metros de Kravic, que logró su punto 12, dos más que todos los que llevaba el cuadro pucelano (17-10).
Alderete tomó el relevo del pívot bosnio y el Movistar Estudiantes se disparó en el marcador (24-12).
Mike Torres y Demers volvieron a la carga y con ocho puntos entre ambos dejaron la diferencia en solamente seis tantos al final del primer cuarto. Todo un logro (26-20).
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No jugaba cómodo el equipo pucelano. No obstante, estaba ahí. Sin embargo, el comienzo del segundo acto volvió a evidenciar la diferencia entre ambos equipos. La presencia de Cristian Díaz, Alonso y Barro dio otro impulso al conjunto madrileño, que, en un abrir y cerrar de ojos, se colocó con 16 puntos de colchón en el marcador (37-21).
Iñaki Martín volvió a parar el partido intentando romper el ritmo que imponía su rival. El senegalés Barro era imparable bajo el tablero y Alonso, al tran tran, sumaba puntos con facilidad. El técnico donostiarra ordenó endurecer la defensa y su equipo frenó la sangría, si bien no le dio para recortar apenas la diferencia en contra. Los tiros libres de Vucetic y Demers lograron dejar la desventaja en trece tantos al final de los veinte primeros minutos de juego, lo que situó al descanso un 51-38.
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Con un diez de 38 en tiros de campo se antojaba imposible sorprender al conjunto dirigido por Pedro Rivero, máxime si, además, el rebote lo dominaba el equipo azul.
Por eso, en cuanto mejoró el porcentaje de lanzamiento, el Real Valladolid comenzó a inquietar a su rival de nuevo, después de cuatro triples: dos de Mike Torres, uno de Wilson y otro de Kovacevic (58-53). Estaba crecido el equipo pucelano y Pedro Rivero tuvo que llamar al orden a sus hombres.
Rubio salió al rescate con dos triples (64-55) y Wilson volvió a recortar diferencias. Rivero puso en cancha a sus dos bases porque no le gustaba el ritmo que llevaba el partido. Kovacevic acercó a cinco puntos al conjunto vallisoletano (66-61) y lanzó un triple, que falló, para dejar la diferencia en dos antes de que acabara el tercer cuarto.
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Había llegado vivo al último acto el Real Valladolid tras superar varios momentos críticos durante los 30 minutos anteriores. Quedaban diez para lograr la proeza y la consigna era clara, jugar como en el cuarto anterior, tanto en defensa como en ataque.
El público, que llenó el Magariños, apretaba, pero el ritmo de partido era del equipo pucelano. Sobrevivió el Estu con fogonazos aislados de sus estrellas en un comienzo del último cuarto en el que las faltas comenzaron a penalizar al conjunto de Martín, que perdió a Mballa y Puidet (74-68, min. 35).
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El partido se volvió muy espeso. Los jugadores no concedían ni un tiro cómodo y las visitas a la línea de tiros libres eran continuas.
Quedaban cinco minutos a cara de perro y la tensión se podía cortar sobre la cancha y en los banquillos. Las protestas también eran continuas y a Granger le llevaron a la descalificación a falta de tres minutos para el final.
El Estudiantes estaba desconocido, no veía aro, y tuvo que afrontar los minutos finales sin su máxima estrella. El UEMC lanzó tres triples para colocarse a un solo punto. Y falló los tres (77-73). También Manchón erró un enceste de dos.
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Tuvo que ser Kravic, olvidado durante demasiados minutos en el banquillo, el que diera aire a su equipo con un 2+1 a falta de 1:44. Rubio, tras robo de balón, sentenció con una bandeja y hundió a un Real Valladolid que rozó la proeza, pero que no supo rematar a un rival al que tuvo grogui (87-76).
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