El UEMC hace los deberes antes del examen final

No despegaba el Valladolid, pese a un fogonazo de canastas fáciles de Allen en la pintura. Paco García no lo vio claro y pidió un tiempo muerto que no sirvió de nada, con el Albacete a tiro de voltear el 36-34, falló su triple y el técnico pucelano movió todas sus fichas con un doble cambio que repitió segundos después, incluso metió en el parquet a García-Abril dándole minutos de calidad, como si fuera un toque de atención a los 'mayores'. La medida tuvo su efecto, el equipo apretó más en defensa y el último ataque, ensayado tras un segundo tiempo muerto de García, acabó en un triple que recuperaba la máxima ventaja en el descanso (47-38).

A vuelta de vestuarios, Torres y Pantzar coincidían en pista con el objetivo de controlar de una vez el juego, pero ni así hubo forma; el equipo cometió tres faltas en apenas treinta segundos y sólo reaccionó tras un triple del sueco. El Valladolid alcanzó por fin esa barrera psicológica de los diez puntos (51-41) y Puidet insistió con el triple hasta que enchufó uno; con esa diferencia el Albacete firmó su acta de defunción, con Aurrecoechea seco, sólo Jacobs tuvo un momento de inspiración con dos triples que acercaron a los suyos a seis puntos (54-48), diferencia que exigió un arranque de coraje en defensa y en los balones divididos para borrar cualquier atisbo de esperanza al rival y marcharse del tercer cuarto con un margen suficiente (67-54).

El Valladolid tenía los deberes pasados a limpio en el cuaderno, la única canasta de Gantt puso la máxima distancia de la tarde-noche (70-54) y el partido entró en una fase caótica que encrespó los ánimos de Paco García, muy enfadado con los puntos fáciles que sumaba el Albacete; el que más lo pagó fue Mazaira, que se fue al banco con la cabeza gacha.

El tiempo muerto con 77-65 no pretendía evitar un riesgo de remontada en el que ni siquiera creía el Albacete, asumido ya su descenso, pero sí afrontar los últimos minutos con tensión; el que mejor lo demostró fue Belemene con dos triples que rompieron el caos, abrieron el 'Sweet Caroline' en la grada y dejaron en prescindible el resto del partido, con atacantes y defensores mirando cómo botaba la pelota hasta la llegada del 00:00 en el marcador, con un final tan frío como el arranque del partido, sólo roto por los tibios aplausos al Albacete en su despedida de la categoría y por la cálida ovación al UEMC Valladolid, que bate el récord de victorias en la historia del club (21) y se jugará en Cáceres la defensa de la quinta plaza que le dará ventaja de cancha en el 'play-off' de ascenso.