El UEMC cumple el expediente ante un peleón Huesca

No era el día para espantar de dos patadas la crisis, y sí para reafirmarse en la línea defensiva y de espíritu competitivo que pretende marcar el equipo de Roberto González. Y para hacer tabla rasa da igual un aspirante al ascenso que un candidato a la LEB Plata como es este Levitec Huesca, que en Pisuerga demostró tener más coraje que recursos. Se plantó con siete jugadores -solo cuatro de los que estuvieron en la primera vuelta- y una única referencia interior, que además venía de sacudirse la covid en las últimas horas.

Basta reflejar el dato de los 10 rebotes capturados por Wintering, ¡sí, Wintering!, para hacerse una idea de la oposición que tuvo enfrente el Real Valladolid.

Cuesta el doble flexionar las rodillas cuando la fragilidad del rival es tan evidente y la exigencia que comporta es mínima. Levitec Huesca, con problemas de toda índole desde que comenzó la temporada, se presentó en Pisuerga con solo 7 jugadores disponibles -y uno de sus titulares, Xavi Rey, recién salido del covid- y un balance tan elocuente como difícil de sostener. Nueve derrotas consecutivas que le condenan, como vicecolista, a un descenso anunciado con semanas de antelación. Y aun siendo desolador el panorama, no es la peor de sus realidades. Pesa mucho más en el equipo oscense no saber cada jornada con qué jugadores va a poder contar, condicionado como está por los vinculados que le llegan del Basket Zaragoza.

Mientras le llegan noticias del mercado, al Levitec solo le queda que agarrarse a la dignidad y profesionalidad de los inscritos en acta cada jornada. Y en ese pulso a la lógica que libra cada fin de semana, los de Carlos Lanau compiten cada encuentro hasta el último cuarto. Lo hizo en Cáceres (61-68), también con Almansa (87-80), Castelló (93-94) y Melilla (92-100) en su secuencia del último mes.

En Valladolid hubo de pelear, con una rotación insuficiente, con el ritmo de un rival que durante muchas fases no necesitó jugar con un '5' en pista para marcar diferencias. Y si no lo hizo, no fue por capricho sino fundamentalmente por dos motivos de peso. El principal, porque está empezando a descubrir que su ritmo, intensidad y prestaciones se multiplican exponencialmente cuando juega con pequeños y sin un grande en cancha. Y en segundo lugar, secundario, porque ante Huesca Raffington hizo suya la tendencia de Pippen de cometer faltas insulsas en situaciones que no le competen. Capítulo aparte merece la indolencia de un Raffington (3 faltas en sus 3 primeros minutos de juego) que, ante Huesca, pudo jugar sus últimos minutos con la camiseta del Real Valladolid.

No hubo más ventaja en el partido que la local. Sin perderle la cara al partido, Levitec sí supo responder a un partido tobogán en el que cada arreón de los de Roberto González encontró réplicas casi de inmediato. Con recursos limitados, pero suficientes para agarrarse al encuentro hasta que se lo permitió el físico. Y el físico le dio para explotar sus virtudes y también para intentar trampear determinadas fases.

Empezó con Ayoze posteando y atacando a la defensa de Wintering, prosiguió abriendo el campo para volcar balones sobre su mejor y único baluarte interior, Xavi Rey (18 puntos, 9 rebotes y 9 faltas recibidas), y terminó entregado a situaciones de 1x1 tanto de Casanova como del propio Ayoze. Con esos tres detalles estiró sus opciones durante 35 minutos, capeando todos y cada uno de los chaparrones que le fueron cayendo.

El primero, sustentado desde la línea de 6,75, abrió una primera ventaja de trece puntos coincidiendo con el final del primer cuarto -25-12, y triples consecutivos de Kuiper (2), Puidet, Geks y Pantzar-. Se atisbaba tormenta para los de Carlos Lanau, que sin embargo se agarraron por primera vez al parqué (27-19) antes de que el técnico local solicitara un tiempo muerto para devolver a los suyos al carril inicial.

Enfilado otra vez, un nuevo tirón disparó la renta hasta una máxima de veinte puntos (50-30, minuto 22), apoyado en la inspiración de un hiperactivo Wintering que acabaría su cruzada con 33 puntos de valoración. En el menudo base americano radica precisamente uno de los clavos a los que se agarra el UEMC en esta fase de temporada, mejorado cuando tiene a su lado a Pantzar. Con dos bases en pista, los recursos en ataque se duplican y la velocidad de balón mejora al resto de exteriores.

Con sus altibajos, el efecto del tándem Wintering-Pantzar desniveló la balanza ante un rival que, sin embargo, no se entregó tan fácilmente y regresó al partido con un parcial de 2-11 en apenas cuatro minutos (52-41). El canto del cisne para el Levitec llegaría a 7 minutos del final y con un tiempo muerto de los locales (64-57) que devolvió las cosas a su sitio con dos triples de Puidet y Kuiper (72-58), y esta vez ya sin capacidad de respuesta por parte oscense.