Herve Kabasele, jugador del UEMC Real Valladolid
«Sabía que el proceso sería duro porque sufrí la misma lesión en la otra rodilla»Secciones
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Herve Kabasele, jugador del UEMC Real Valladolid
«Sabía que el proceso sería duro porque sufrí la misma lesión en la otra rodilla»Ni una lesión grave como una rotura de ligamento cruzado de la rodilla derecha aplaca el ánimo de Herve Kabasele (1996, República Democrática del Congo), divertido por naturaleza. Irradia alegría por volver a botar la pelota y pugnar por hacerse un hueco en la ... pintura del frontón de Pisuerga, donde se desarrollan las sesiones de preparación. Fue a finales del pasado mes de febrero, en el último entrenamiento antes del partido que el UEMC Real Valladolid disputó en Lleida, cuando el pívot congoleño sufrió la lesión que le ha mantenido alejado de las canchas durante diez largos meses. Comenzó así la larga travesía del proceso de recuperación, que ha encarado su recta final con el regreso a la dinámica del equipo en el que el jugador ha comprobado la reacción de su cuerpo a los choques y los diversos movimientos. El club reservó su ficha a inicios de temporada teniendo en cuenta su recuperación y ahora la oportunidad de 'redebutar' está cada vez más cerca.
–Apenas hace una semana volvió a calzarse las zapatillas para formar parte del entrenamiento grupal, ¿qué sensación tuvo en ese regreso al parqué?
–Mi rodilla ha reaccionado bien, estoy con confianza. Al principio tenía miedo de no aguantar el choque de un jugador, pero cuando pasó ese primer entrenamiento me di cuenta de que puedo hacer más, de que estoy para jugar.
–¿Cómo fue la acción en la que sufrió la grave lesión?
–Hice un tapón y me fui al contraataque. Cuando di el primer paso para entrar a canasta, choqué con el compañero y la rodilla se me fue para dentro. Noté como si se me hubieran cortado la pierna. La rodilla se hinchó y no podía apoyar.
–¿Cómo fue esa primera valoración del equipo médico?
–En la primera valoración, el doctor movió la rodilla y se estaba estable. Me quedé en casa y después de dos semanas se bajó la inflamación, pero cuando apoyé el pie no tenía equilibrio y nos fuimos al hospital para hacer pruebas. Deseaba no tener nada más roto.
–¿Qué se le vino a la cabeza en ese momento?
–Cuando jugaba en el Breogán sufrí una rotura de ligamento, pero en la rodilla izquierda. Conocía cómo iba a ser la rutina y el proceso por el que tenía que pasar. Me vi fuerte para afrontar el proceso de recuperación.
–Días más tarde tuvo que pasar por el quirófano para someterse a una cirugía. ¿Sintió miedo?
–Cuando me llamaron para entrar a quirófano estuve una semana sin salir de casa, sin ir a ver los entrenamientos. Me estaba llamando por teléfono todo el mundo y yo no quería saber nada. Sabía que el proceso de recuperación iba a ser duro. Después de la operación, los primeros 3-4 meses fueron terribles.
–¿Cómo fue la vuelta a casa?
–Al tercer día de la operación tuve fiebre. El médico me dijo que, si me ocurría, debía llamar al hospital porque podría ser a causa de una infección sanguínea. Empecé a llorar. Llamé al hospital y me vino a recoger a casa una ambulancia que me trasladó a Madrid, pero me dijeron que estaba bien y volví a Valladolid. Una semana más tarde se me quitó la fiebre.
–Y a partir de ese momento, las muletas le acompañan a todos los lugares. ¿Cómo fueron esos primeros meses después de la operación?
–Fue duro cuando me quitaron las grapas de la rodilla. Hice ejercicios en la piscina para volver a caminar y sesiones de fisioterapia. Esa fue la parte dura porque había que doblar la pierna y forzar. Después empecé a ir al gimnasio para fortalecer las piernas e iba a ver los entrenamientos. No había tiempo para descansar. Volvía a casa y por la tarde tocaba otra sesión de rehabilitación.
–En ese largo proceso de recuperación, ¿sufrió alguna recaída?
–Hubo un momento en el que se me bloqueó la rodilla. Ocurrió porque después de meses sin moverla, no estaba acostumbrada al ritmo de la bicicleta estática. Estuve una semana parado, pero el fisioterapeuta me relajó el músculo.
–¿Quiénes fueron sus pilares en ese momento tan duro?
–Mi familia adoptiva que vive en Lugo y mi novia. Belemene es mi amigo del Congo, me hacía la compra y jugaba conmigo.
–La salud mental en el deporte es vital, ¿ha requerido de ayuda psicológica?
–Es importante tener la cabeza bien. Cuando he estado mal Belemene hablaba conmigo y me daba buenos consejos. También he dedicado tiempo a leer o escribir para cuando me vuelva a jugar, estar concentrado.
–¿Cuánto fue de importante el papel de Paco García y su staff técnico en su recuperación?
–Paco estaba tranquilo porque sabe cómo es el proceso de recuperación de este tipo de lesión. Me daba confianza porque me decía que en nueve meses iba a estar perfecto. Hablar con él me subió la moral. Él siempre ha estado pendiente de mí. En verano, cuando eran vacaciones, me llamaba. Me decía que fuera paso a paso y que iba a volver más fuerte.
–Este curso está viendo los partidos en un espacio cerca del banquillo. ¿En algún momento le invadió la frustración?
–Depende de cómo se desarrolla el partido. Si va bien, estás motivado, pero cuando el partido va mal piensas en jugar para ayudar al equipo.
–¿Cómo está viendo al equipo en este tramo de la temporada?
–El equipo logró enlazar ocho victorias seguidas, pero tenemos que corregir cosas. Sabemos lo que la afición espera de nosotros. El equipo es perfecto y si me uno yo para aportar, mejor.
–¿Qué espera del nuevo año?
–El Kabasele de hace una temporada va a volver, pero más fuerte. Me gustaría quedarme en Valladolid. Me gusta la ciudad, la afición y la vida aquí. Me siento como en familia.
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