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Si por algo se caracteriza, año tras año, la configuración de la plantilla del Real Valladolid Baloncesto es por su sensatez y coherencia. Luego el rendimiento puede ser mejor o peor, más o menos los melones por abrir, más o menos numerosos los contratiempos en plena temporada, pero de salida pocos veranos dejan pinchazos por reparar en el transcurso de la competición. En el caso que nos ocupa, el mercado estival 2022 ha dejado a su paso por el Pisuerga una plantilla reforzada en todos sus puestos, especialmente en los que competen al juego interior.
No es casualidad. Los días posteriores a la eliminación a manos del Estudiantes –un 6 de junio–, el club inició una serie de reuniones para detectar los errores y fugas que había manifestado la plantilla a lo largo de la temporada, y de ahí se plasmaron al papel una serie de conclusiones que han sido base en el diseño del nuevo proyecto deportivo, que este año cuenta con 100.000 euros más.
425.000euros se destinan este año a la configuración de la plantilla, 100.000 euros más que en la última temporada.
El primer paso se tenía meridianamente claro. La plantilla 2022-23 debía dar un paso adelante en cuanto a físico y músculo se refiere para igualar fuerzas con presupuestos mucho más poderosos; de ahí que el club haya firmado cinco jugadores interiores, y todos con su papel preponderante dentro del vestuario. Se prescinde de la figura de un jugador en formación que refuerce los entrenamientos –Fernando Revilla–, y ahora ese hueco lo cubre un Álex Mazaira en progresión con la etiqueta de ser el 'cuatro' titular del Melilla 21-22.
Es en la pintura donde más evidente se hace la mejoría del Real Valladolid Baloncesto con respecto a su última versión, ya no tanto por la incorporación de Kabasele para cubrir las inmensas lagunas de Raffington sino también por el músculo que sumarán desde la posición de alero dos jugadores como Belemene y Dominic Gilbert –ya desde el inicio de temporada–.
La apuesta, este año con el generoso colchón que ofrece la presencia de Kabasele, la personifica la figura de Kevin Allen, una fuerza de la naturaleza con buenos informes pero con el asterisco que supone haber jugado en ligas menores como las de Tailandia, Nicaragua, Albania o Rumanía –donde llegó a firmar en un partido 47 puntos y 26 rebotes–. Su aterrizaje, como sucediera hace un año con Kavion Pippen, requerirá de un proceso de adaptación y un peaje que ya se asume desde el propio club. En este sentido es el único jugador de la plantilla que desconoce la LEB Oro con todo lo que ello supone –nivel de juego, intensidad, arbitraje, contactos permitidos, etc–. De hecho, su llegada se produce por la negativa de Kavion Pippen –atraído por los dólares de la liga mexicana– a continuar su progresión en Valladolid a pesar de haber superado ya su condición de 'rookie' en la categoría. Una pequeña espina en la hoja de ruta planificada por el club que hubiera perfilado una de las mejores parejas de 'cincos' natos de la categoría (Pippen y Kabasele).
En cualquier caso, si superponemos el gráfico que ilustra esta información sobre el de la última temporada, el resultado no admite comparación. Subrayada la evolución que sufre el plantel en lo que a juego interior se refiere, el análisis del actual perímetro también gana bastantes enteros por cuanto Belemene mejora la insustancial aportación que dejó Sylvester Berg en el puesto de '3' y el listón que le puso Geks a Greg Gantt no es ni mucho menos insalvable –50% en triples el año pasado en LEB Plata frente al 37% de Geks en Oro–. Todo lo contrario. El de Florida ya ha demostrado que sabe desenvolverse en el papel de abrelatas ante defensas zonales.
Las renovaciones tanto de Puidet como de Gilbert completan un juego exterior compensado que a su vez ofrece múltiples posibilidades y combinaciones desde el banquillo.
La pizarra de Paco García se ve muy beneficiada este año, ya que puede optar llegado el momento por el famoso 'small ball' –jugar con bajitos sin referencia interior–, pero también decantarse por un cinco plenamente físico con Gilbert y Belemene en el perímetro, y Allen y Kabasele en el juego interior.
Y llegamos a la posición de base, posiblemente la única duda que genere la comparación con la plantilla de la temporada pasada. Con la marcha de Wintering a Palencia –que dobló la oferta de Valladolid–, el equipo de Paco García pierde en anotación, además de un jugador explosivo capaz de desatascar partidos, pero gana en dirección de juego y en determinadas situaciones defensivas.
La llegada de Mike Torres refuerza, además, la posibilidad de jugar con dos bases en un año que se antoja clave en la progresión y definitiva explosión de Melwin Pantzar.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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