Kabasele salta a la ayuda de Hugues, con Jawara esperando en el poste bajo. RVB

El Pucela Basket da un paso más y aprende a ganar en el caos

El equipo de Paco García sale indemne de una montaña rusa que le tuvo veinte puntos arriba (50-30) y a la que se subió Estudiantes copn un parcial de 5-28 en el tercer cuarto

Miércoles, 28 de septiembre 2022

El deseo de cualquier entrenador en tiempo de preparación es toparse con todo tipo de escenarios para que su equipo, llegado el momento, no se sienta extraño y sepa moverse en plena temporada en situaciones límite. Acostumbrarse a ganar es el fin último, pero aprender a perder y saber dónde ha estado el error en la derrota también es parte imprescindible en el crecimiento de todo colectivo.

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El bloque de Paco García aprendió en Íscar una nueva lección que no había asimilado hasta la fecha y que le tuvo, dentro del mismo partido, en modo ganador con la mayor solvencia y margen de toda la preparación (50-30) y también cuesta abajo, sin capacidad de reacción y a merced de su rival (parcial encajado de 5-28 en ocho minutos).

Amén de asimilar esa lección, el Pucela Basket supo tener la madurez suficiente para salir indemne de ese tobogán y apuntarse un título más tras el logrado en la Copa de Castilla y León.

Pucela Basket

Mike Torres (8), Puidet (2), Gilbert (12), Kuiper (4) y Kabasele (4) -cinco inicial-, Pantzar (19), Mazaira (16), Pablo Martín (3), Belemene (14), y Kevin Allen (4).

86

-

83

Estudiantes

Leimanis (-), Sola (4), Jorgensen (9), Jawara (5) y Larsen (8) -cinco inicial-, Hugues (20), Atencia (2), Sean Smith (7), Domínguez (9), Stoilov (3), Demetrio (16) y Alderete (-).

  • Parciales: 20-16, 50-32 (descanso); 59-60 y 86-83 (final)

  • Árbitros: Jorge Martínez, Esperanza Mendoza y Pinela. Eliminados por faltas Kevin Allen, Kabasele y Demetrio.

  • Incidencias: Partido correspondiente al Trofeo Diputación, disputado en el polideportivo Municipal de Íscar con 300 espectadores en la grada.

Va cogiendo temperatura la pretemporada y si la Copa de Castilla y León ya dejó síntomas de despertar en el equipo de Paco García, la visita del Estu a Íscar vino a confirmar apenas 72 horas después que las piernas se van soltando, que los brazos ya no se agarrotan y la cabeza, ahora sí, está mucho más lúcida qu ehace diez días y envía órdenes más clarividentes.

Buena muestra de ello se vio en un segundo cuarto cuasiperfecto (30-16) en el que el Pucela Basket desarboló en cada centímetro del campo a un Estudiantes desconectado y acorralado por la intensidad que le puso su rival. Después de ver desfilar por Pisuerga a Palencia y Burgos, uno de los atractivos que ofrecía el encuentro radicaba en comprobar hasta qué punto el volantazo que ha dado este verano el club colegial a su primer equipo puede mantener el listón y aspiraciones que se ganó el año pasado. Si es capaz de responder a las exigencias que demanda la marca Magariños. Y ese interrogante, en un equipo que se presentó con tres victorias -una de ellas contundente en Palencia- y una sola derrota -ante Fuenlabrada de ACB-, se despejó a medias.

Si el análisis se hubiera agotado al descanso hablaríamos de un equipo verde, en proceso de adaptación y sin la suficiente intensidad atrás ni el orden necesario adelante para mantener un ritmo alto de partido. Ese alma en pena llegó a acumular méritos para ser superado por veinte puntos (50-30, minuto 20).

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El reverso lo encontró en un rival, el Real Valladolid Baloncesto, especialmente acertado pero sobre todo mucho más fluido en todo lo que intentaba. Hasta Belemene parecía otro jugador, en las antípodas de lo que había venido ofreciendo en pretemporada (12 puntos sin fallo como el mejor valorado hasta el descanso).

En cambio, si al análisis le incluimos el tercer acto nos topamos con un Estu enchufado, que ahora ya sí construía su ataque desde la defensa y encontraba las virtudes que adornan a recién llegados de la calidad de Hugues (exLleida), Sean Smith (exPalencia), el brasileño Demetrio (dos ascensos con Breogán y Bilbao) o Atencia (Oviedo). El único que desentonó, un viejo conocido como Leimanis, jugó condicionado por las dos faltas de inicio y no pudo imponer el orden que acostumbra a garantizar a sus equipos.

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Ese bloque ya no era una suma de individualidades y sí un equipo redondo que sacó literalmente de la pista al Real Valladolid Baloncesto. Con un parcial de 5-28 en 8 minutos logró ponerse por primera vez con ventaja en el marcador coincidiendo con el final de cuarto (59-60). El ritmo y dinámica de partido eran propiedad, por entonces, del equipo de Javi Rodríguez.

Pero ni la realidad se ceñía a lo visto en el tercer cuarto ni los fuegos artificiales del segundo respondían al momento que vive el bloque de Paco García.

Faltaba un último cuarto por ver, el que iba a dictaminar el campeón del Trofeo Diputación, y en esos diez minutos el equipo que venía de atrás adelante pisó suelo firme para jugar otro tipo de partido, más acorde a la igualdad que habrá en liga. Por contra, el que tocó fondo y venía de adelante atrás supo ordenar conceptos para agarrarse al partido. Fue precisamente una técnica a Paco García la que sirvió de impacto necesario para voltear la dinámica (74-76, minuto 37).

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Entonces emergió la figura de Mazaira (16 puntos, 4/5 desde la línea de 6,75) para rescatar la ventaja en el marcador y devolver el control y la manija a Pantzar que, ahora sí, asumió responsabilidades y se echó al equipo a la espalda para atar el tercer triunfo de la pretemporada.

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