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No hay presupuesto que garantice resultados si al frente de la nave no hay un conductor de primer nivel, del mismo modo que un buen puñado de buenos jugadores no hacen equipo si detrás no hay un líder en el banquillo. Algo de eso nos ... dejó el último Eurobasket, donde la pizarra y una buena preparación previa dieron mejor rendimiento que el talento parcelado que se brilla en la NBA.
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Posiblemente una extrapolación a la LEB Oro no soporte el traslado de tal aseveración, pero también en esta categoría, segunda liga del mejor baloncesto del viejo continente, la última campaña dejó sobrados ejemplos de la importancia del técnico/preparador en la banda.
El derbi Valladolid-Burgos, desigual sobre el papel por la diferencia pecuniaria, reflejó sobre el parqué el porqué un trabajo previo que cuide hasta el último detalle resulta tan importante en baloncesto, incluso si tienes entre manos una de las mejores plantillas del campeonato. San Pablo a día de hoy solo ha demostrado haber diseñado un bloque con todo lo necesario para regresar a la Liga ACB, pero ahora debe trabajarla para confirmar un merecimiento.
En Pisuerga, al igual que hace no tantas fechas en la Copa de Castilla y León, fue desarbolado de principio a fin por un brillante Pucela Basket que ofreció su mejor versión en los dos primeros cuartos -por momentos recordó al de la recta final de la última temporada- antes de sestear y jugar con el marcador en los dos últimos. El equipo de Paco García, mucho más hecho a una estructura y estilo tradicionales como los que plantea San Pablo Burgos -en Palencia se atascó a campo abierto por la movilidad de los exteriores rivales-, dominó a su antojo a un rival en el que lo mejor fue su afición y que dio sensación de poco trabajado con graves problemas para explotar el talento de jugadores como Mahalbasic (5 puntos ayer), Hermanson (9) o Barrera (2), por no hablar de perfiles desaprovechados como Álex López (2) o Van Zegeren (0).
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Pucela Basket
Mike Torres (8), Puidet (9), Gilbert (6), Kuiper (5) y Kabasele (2) -cinco inicial-, Sergio de la Fuente (5), Pantzar (16), Gantt (5), Belemene (8), Kevin Allen (8) y Mazaira (3).
75
-
61
San Pablo Burgos
Rodrigo San Miguel (-), Álex López (2), Hermanson (9), Norelia (8) y Mahalbasic (4) -cinco inicial-, Kacinas (10), Barrera (2), Van Zegeren (-), Enechionyia (10), Corbalán (16) y Marjanovic (-).
Parciales: 21-8, 24-16 (45-24, descanso); 11-18 (56-42) y 19-19 (75-61, final).
Árbitros: Ángel de Lucas, Pol Franquesa y Elena Espiau. Llevaron bien controlado el partido hasta que el marcador les condicionó e intentaron igualarlo por su cuenta y riesgo. Eliminados por faltas Mahalbasic (minuto 39) y Corbalán (minuto 40).
Incidencias: Segunda jornada de la Liga LEB oro, disputada en el polideportivo Pisuerga con una nutrida representación de aficionados burgaleses.
Copió el Pucela Basket la salida de su estreno en Palencia. Dos triples consecutivos de Kuiper y Puidet le dieron el mando en el marcador (6-0) y también el control en la pizarra y el tempo de partido. Transiciones rápidas, mucha más actividad en ataque que su rival y que la ofrecida cuatro días antes en el debut que propició más tiros liberados (5 triples en el primer cuarto) y ventajas bien aprovechadas en desajustes ajenos. De los dos emparejamientos más desiguales, Norelia sobre
Kuiper y Gilbert sobre Hermanson, solo en este último se sacó partido de inicio, con San Pablo vagando sin rumbo y tan perdido en sus sistemas de ataque como su entrenador en las rotaciones. Paco Olmos no encontró soluciones con su plan A (13-4, primer tiempo muerto a los seis minutos ) y tampoco con el B después de ir dando entrada, uno por uno, a su batería de secundarios (23-8, minuto 11). Se equivocó hasta utilizando a su tercer base natural, el escolta Álex López, por delante del segundo, el prometedor Gonzalo Corbalán. Poco después el argentino iba a recordarle a su técnico todo el talento que atesora en tres minutos de vértigo que devolvieron a los burgaleses al derbi.
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En la otra orilla, en cambio, funcionaba el A, el B y hasta el C, con Gantt y Mazaira sumándose al festival poco antes de alcanzar el descanso (43-24). Ni engañaba la puesta en escena de uno y otro ni tampoco la estadística, con 7/12 triples (¡de hasta 6 tiradores diferentes!) y solo 2 pérdidas de los de Paco García (por 11 de San Pablo y una distancial abismal en valoración colectiva (56 puntos x 20).
Por entonces -y faltaba aún medio partido- la cara de Félix Sancho en el palco era todo un poema. El presidente del San Pablo Burgos arrastra una cuenta pendiente con su técnico desde verano y, más pronto que tarde, saldarla es cuestión de tiempo.
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El Real Valladolid Baloncesto bordaba el baloncesto, apoyado en un juego coral con reparto de minutos y de roles para once jugadores. Con el marcador y la pista ya decantados hacia lado local (45-24), el partido entró en una fase de sesteo y confusión, generada en parte por la tozudez del trío arbitral en igualar el derbi, en la que el equipo de Paco García -todavía le falta camino para ser un equipo redondo- se dejó llevar, perdiendo buena parte de su control por su propia pereza pero también por la brillante reacción de Corbalán quien, con poco que perder, se echó a los suyos a la espalda para liderar una tímida pero inquietante revolución.
Sin embargo, y con el derbi ya descontrolado y un rival a tumba abierta, Pantzar asumió de nuevo toda la responsabilidad -ya lo hizo en Palencia demostrando toda la madurez que se le requiere- para mantener a distancia al San Pablo y evitar que pudiera asomarse al marcado rmás de lo debido. Con 16 puntos, y 11 faltas recibidas, el base sueco supo dar la pausa necesaria y jugar a lo que pedía el partido para atar la primera victoria de la temporada.
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Sabido es que el dinero no da la felicidad, y por lo visto ayer en Pisuerga tampoco la procura ni ayuda a procurarla.
Si las matemáticas tuvieran su espacio en la LEB Oro, tanto Morabanc Andorra (3,5 millones de euros) como Burgos (3 millones) tendrían garantizadas de antemano las dos plazas de ascenso esta temporada, con un vagón de aspirantes liderado por Estudiantes. Pero si las aparcamos en el vestuario y nos vamos al parqué, al menos Burgos deberá trabajar mucho más su plantilla para marcar las diferencias que se le presuponen.
Ese trabajo previo ya lo tiene hecho el Real Valladolid Baloncesto, que ahora solo debe perfilar y matizar ciertos detalles para alcanzar velocidad de crucero.
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