El Pucela Basket se agarra a la ilusión por bandera

Son solo cinco sesiones de preparación, insuficientes para calibrar la respuesta que tendrá en pista uno de los equipos que mejor ha cerrado el mercado este verano, y las primeras sensaciones que desprende el proyecto 2022-23 del Real Valladolid Baloncesto tienen que ver con intangibles tan importantes o más que las que refleja una estadística. Aspectos que no se calculan al peso y que sin embargo son base imprescindible para que sonrían los tangibles.

Esa bandera a la que se agarra el Pucela Basket en sus primeros pasos de pretemporada es la de la ilusión, cimentada claro está en un trabajo escrupuloso durante el verano que se ha traducido en una configuración de plantilla medida al milímetro. Todos los movimientos realizados han tenido su por qué, y el resultado responde a la idea preconcebida de amasar un equipo mucho más físico que permita acercarse a los grandes presupuestos de la competición, Morabanc Andorra y San Pablo Burgos al margen. Ese club del millón de euros que integran Estudiantes, Palencia, Coruña, Castellón o Alicante se moverá en un vagón al que pretende subirse el equipo de Paco García.

El Pucela Basket no carbura igual económicamente, de ahí que haya buscado atajos para igualarse en la pista. Esto se traduce en más músculo con jugadores capaces de poner un listón físico inalcanzable para sus rivales. Baste como ejemplo que este año Paco puede poner en pista un quinteto extremadamente atlético formado por Mike Torres, Belemene, Gilbert, Kabasele y Kevin Allen.

Torres, que regresa a Valladolid dos años después, suscribe el salto físico que ha experimentado la plantilla. «El físico es el patrón de este equipo, tal y como le gusta a Paco, y todos estamos con muchas ganas de empezar», comenta el base catalán con nacionalidad dominicana, de vuelta a Pisuerga «por lo feliz que fui aquí» y «por la exigencia» que imprime Paco García a sus equipos. «Me siento un referente en mi vuelta, aunque lo importante es el equipo. Soy un jugador más maduro y experto, pero con las mismas ganas», apunta.

Esa ilusión que desprenden los jugadores la transmite también el técnico, cauto cuando toca hablar de objetivos. «Estoy muy ilusionado con este equipo que es muy polivalente, porque vamos a correr mucho, a defender, porque se va a pegar en la pista y porque puede dar mucho espectáculo. ¿Objetivo? Hay que ser fieles a lo que somos, humildad y trabajo, y a partir de ahí pensar que Andorra y Burgos están fuera de concurso, muy por encima del resto, y luego hay una serie de equipos con los que tenemos que igualarnos», resume Paco García, satisfecho también con la primera respuesta del aficionado -rebasada ya la cifra de mil abonados en los primeros días de campaña- y consciente de que acortar los tiempos en el proceso de adaptación de Kevin Allen será clave en el devenir de la temporada.

«Es responsabilidad de todos. Está claro que es el único melón por abrir que tenemos porque todos los demás jugadores conocen ya la liga. Allen nos puede permitir dar ese salto y la solvencia que necesitamos en el juego interior», señala el entrenador vallisoletano.

La plantilla, que este viernes celebró su 'Media Day' -que no es otra cosa que una jornada de puertas abiertas a los medios de comunicación para que conozcan de primera mano y puedan trasladar el trabajo que está llevando a cabo el primer equipo de baloncesto-, continúa entrenando a buen ritmo para llegar en un estado óptimo a sus dos primeros compromisos de pretemporada. El día 14 de septiembre se medirá en Zamora al titular (LEB Plata), y los días 17 y 18 en un torneo exigente en Torrelavega, donde comparte cartel con el Surne Bilbao Basket de ACB, San Pablo Burgos y el recién ascendido Grupo Alega Cantabria.

En estos primeros pasos de preparación, la primera plantilla del Real Valladolid Baloncesto cuenta con los jugadores del filial Adrián de la Fuente, Juan Lambás y Pablo Martín.

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