Paco García da instrucciones a los jugadores en su primer entrenamiento al frente del UEMC Real Valladolid. Ana Puente-RVCF
Real Valladolid Baloncesto

Paco García asume el reto de salvar al UEMC bajo tres premisas: «implicación, exigencia y disciplina»

El nuevo técnico pide el respaldo de la masa social, habla de convencer al jugador en cada entrenamiento y reconoce una sola obsesión: «Ganar. Me importa poco jugar bien»

Viernes, 18 de marzo 2022, 13:42

El escenario que se le abre al Real Valladolid Baloncesto en estos dos últimos meses de temporada es completamente nuevo, en las antípodas del que venía disfrutando con Roberto González en el banquillo. La llegada de Paco García, con todo lo que ello implica, conlleva un giro de 180 grados que engloba desde los métodos de entrenamiento hasta el número de sesiones, el trato con el jugador, la puesta en escena de los partidos, la correspondiente hoja de ruta y hasta el relato propio de las ruedas de prensa. Si algún día del pasado verano hubo un perfil de entrenador sobre la mesa, el actual nada tiene que ver. Roberto y Paco son el agua y el aceite.

Publicidad

La presentación del técnico vallisoletano ha servido de ejemplo de ese cambio radical que se pretende dar en el día a día del UEMC. Apenas con un par de entrenamientos y muchas horas de grada y sofá viendo a su nuevo equipo, Paco García ha hecho una sucinta radiografía de lo que se ha encontrado y de lo que le espera en los próximos diez partidos. Con sus dudas, «no profesionales y sí personales» por abandonar una calidad de vida fantástica, el nuevo preparador ha iniciado su exposición teniendo un recuerdo para su antecesor, «amigo desde la adolescencia», y reconociendo que su única obsesión ahora se centra en ganar partidos.

«Estoy tremendamente orgulloso y responsabilizado con lo que me ha tocado. No es plato de buen gusto y tengo mucho respeto por Roberto, también como amigo porque desde mi experiencia de entrenador cesado en alguna ocasión creo que no hay entrenador malo o bueno sino resultados buenos o malos. A partir de ahí, la situación es que nos quedan diez partidos con hay un fino margen de maniobra de una victoria con los puestos de descenso y el sueño de 'play-off' a tres victorias. Lo único que puedo pedir es la implicación necesaria y el trabajo máximo para buscar victoria tras victoria, competir en cada cuarto y convertirnos en un equipo que pueda jugar igual en casa que fuera y ganar igua en casa que fuera. No me importa jugar bien o mal, me importa poco dar espectáculo, y mi obsesión es ganar. Y para ganar se necesita la suma de muchas cosas, y todo eso hay que ponerlo para ganar», ha asegurado, admitiendo que de las cuatro veces que ha asumido las riendas del equipo de su ciudad como primer entrenador, «ésta es la más especial».

Noticia Relacionada

«Anoche estuve viendo mis carnés del Real Valladolid de fútbol, también los antiguos del equipo de baloncesto y por supuesto de las siete temporadas de vida del club. No se puede tener mayor sentimiento de responsabilidad que el que yo tengo ahora. Yo sé lo que ha costado subir a este equipo a la LEB Oro y hacerle competitivo. El club está en crecimiento, ahora mismo esta en disposición de meter 4.000 personas en el pabellón aunque sea con el reclamo de Marc Gasol, y no hay que mirar mucho más allá del próximo partido», ha comentado, en una rueda de prensa con mayor asistencia de lo habitual en la que ha estado escoltado por Saúl Hernández (director general) y David Espinar, en representación del Real Valladolid.

Paco García negoció en la tarde del pasado miércoles las condiciones de su actual contrato, que abarca los diez partidos que le faltan a esta temporada y una más con una opción de romper su vinculación al término de la presente. «En estos casi tres años que he estado fuera también han pasado cosas a nivel personal. he vuelto a ser entrenador ACB y he disfrutado de una maravillosa vida de prejubilado, y por ello la sensación ahora ha sido de decir '¿qué hacemos?'. Porque esto también es una decisión personal y familiar. Cuando vive bien, se vive muy bien, pero siempre tienes ese regusto malo de que después de 35 temporadas seguidas entrenando, no puede ser que mi ultima sensación sea la de Fuenlabrada. Necesito volver a entrenar para cuando lo deje poder decir que ha sido una carrera francamente bonita, con mis diez temporadas en ACB, las medallas en selección, mis etapas en Brasil y África. No sé si es por mucho tiempo pero también sé que no quería circunscribirlo a diez partidos», ha explicado, poco antes de ahondar en los problemas que asolan a un equipo que ha seguido a lo largo de la temporada, bien en directo en el pabellón o a través de la aplicación de LaLiga Sports. «Los he visto pero una cosa es verlo y otra la realidad cuando bajas». Y ahí es donde asoma una mezcla de lo que ha visto como aficionado y lo que siente como entrenador profesional.

Publicidad

«Hablando como aficionado del club, me siento el día de Girona y me hubiera ido como se fue mucha gente en el tercer cuarto. Y por respeto por mi compañero (por Roberto) me quedé. Pero es cierto que dices: 'Este equipo con los jugadores que tiene como no es capaz de luchar más y tener más acierto',... ¿Pero eso donde se compra? Lo puedes incentivar y también entrenar, no sé si hay tiempo para ello, pero lo voy a intentar. Vamos a luchar porque eso cambie y que si hay un balón en la banda, el jugador se tire a por él como me tiraría yo», ha subrayado sobre la acusada falta de carácter que sufre el equipo, y antes de desvelar sus primeras conversaciones en el vestuario.

«La intención es que vamos a salvar al equipo bajo la bandera de la exigencia. Sé que mis métodos a veces son correctos y a veces no son tan educados. A los jugadores les he pedido esa implicación y también a Sergio (De la Fuente), tanto en público como en privado, al que pedí que se quedara al final para explicarles a sus compañeros quien soy yo», se ha sincerado, sin esquivar situaciones personales de bajo rendimiento como el que viene marcando a Raffington en los últimos meses de competición. «A Raffington le dije delante de todos los demás que si no nos ayuda iremos cojos. A Justin le he pedido que tiene que dar un paso adelante. Entiendo todos sus problemas, pero cuando sales al campo hay que dar el ciento por ciento», ha puntualizado, consciente de que la situación actual del equipo no da para más que para pensar en salvar la temporada y mantener la categoría.

Publicidad

«Quijotes hay uno y lo escribió Cervantes. Lo primero es lo primero, tenemos una victoria de ventaja con el abismo del descenso. Lo primero es salvar la categoría cuanto antes. Lleida el año pasado con un equipo de 'play-off' y con Carrera como MVP descendió. Y Orense con un equipo de 'play-off' también descendió. Los descensos no son para los malos equipos sino para los que no hacen las cosas bien», ha explicado.

Su debut en el banquillo llegará este domingo (polideportivo Pisuerga, desde las 12:30 horas) con cinco entrenamientos. «La única manera de asimilar cosas es entrenando. Hablar es facilísimo pero a los jugadores solo se les puede convencer en la pista. Tengo a Paniagua y a Pedro Mateu de ayudantes y me echan una mano porque no me da tiempo ni siquiera a estudiarme a Lleida como me gustaría. Hay que ponerse objetivos concretos, cuarto a cuarto, y mejorar trabajo defensivo, pérdidas y porcentajes de tiro que no están siendo muy buenos, cortos y sobre todo de mucha disciplina. Exigencia y disciplina, que es lo que me acompaña en mi carrera», ha señalado, normalizando que el equipo necesite más horas de vuelo en cancha de ahora en adelante.

Publicidad

«Si un tío de veintipocos años y atlético me dice que no pueden entrenar por la mañana y por la tarde, ¡apaga y vámonos! Hay que trabajar y este es un juego de hábitos y repeticiones. Hablamos de cinco horas en total al día cuando estamos en una sociedad en la que la gente se parte el pecho para llevar un sueldo a casa y no me parece justo. La exigencia tiene que ser la bandera de un deportista», ha insistido, concluyendo con un llamamiento al aficionado, incluso al seguidor del Real Valladolid, para que este domingo respalde al equipo ante la visita del Lleida. «Ojalá el pabellón esté lleno a reventar porque necesitamos sentirnos arropados. La masa social del fútbol es muy grande y necesitamos que se extienda al baloncesto».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad