Mike Hansen: «Quería irme en silencio, de esta manera. Se lo debo a mi familia»

–¿Era el momento de bajarse del carro?

–No me bajo del carro, solamente supone dar un paso a un lado. Hice varias promesas y la última era a mi familia. Todo esto te imbuye y, por ejemplo, te pierdes los partidos que jugaban mis hijos . Mi hijo mayor se va de Erasmus en el último año de universidad y casi no me he enterado. Has hecho una promesa a tus hijos de que, cuando este club pudiese caminar solo, darías ese paso a un lado. Me he dado el cuenta de que era el momento. Es una decisión que duele y cuesta porque el club es como un hijo. Pero el cambio es bueno y necesario. A veces el presidente está en una isla y, aunque tengas un buen equipo detrás, te encuentras en el punto de mira. Creo que ahora me toca disfrutar de mi club, el equipo, mi familia y la cantera. Eso me pedía el cuerpo. No abandono el club, pues voy a seguir aportando desde mi prisma.

–Han sido años muy duros.

–Sobre todo los dos primeros. Logramos generar de nuevo credibilidad en el baloncesto de la ciudad. Ese es el éxito de este equipo. Me siento muy dichoso de todas las muestras de gratitud que he recibido, tanto de gente que no conozco como de otra que no. Eso te da la sensación de que algo has hecho bien. Todos ellos se sienten partícipes de este club. Hice lo que hice por corazón, por el baloncesto, un deporte que me lo ha dado todo. Llega un momento que te toca devolver, algo que inculcaron desde niño. Esta es mi ciudad, mi provincia y quería hacer esto por el gran capitán (Lalo García), el baloncesto y mucho cosas más.

–¿Tan grande ha sido el desgaste?

–Había que hacerlo así. Cuando no es lo que vives, es lo que toca y tienes que aceptar las críticas. Desgasta, desde luego. Un presidente tiene que saber cuándo debe dar ese paso a un lado. Quiero recuperarme y estar luego en otra faceta. Quiero disfrutar como aficionado y como socio fundador. Es lo que me pide el cuerpo y la familia.

–¿Cuál es su mejor recuerdo en estos seis años al frente de la entidad?

–El triple de Wade-Chatman. No me lo creía. Había que volver a Morón si se perdía. Ese tiro pasará a la historia. Este jugador, junto a Sergio de la Fuente, Frank Bartley y Daniel Astilleros, tenía un carisma especial para llegar a la gente. También, por supuesto, el ascenso a LEB Oro.

–¿Y el peor?

–Cortar a Iñaki Martín, un amigo, como entrenador tras el descenso de la primera temporada. Todavía me causa dolor y eso que fue hace cinco años. No era su culpa. Fue la decisión que más me ha costado tomar. Iñaki es 'top' como persona y como entrenador. Si la rodilla no le falla a Sergio de la Fuente, seguro que no hubiésemos descendido. Ahí me sentí solo. Menos mal que salió bien y a la temporada siguiente, con Paco García en el banquillo, ascendimos a LEB Oro y la ciudad recuperó la ilusión por el baloncesto.

–En ningún momento, su decisión de abandonar la presidencia viene provocada por las injerencias del club de fútbol.

–Todo lo contrario. Me han llamado y se han mostrado sorprendidos por mi decisión. Pido disculpas por ello. Era el momento porque todo estaba en orden. No quería marcharme después de un mal año o tras conseguir un éxito. Esto último es para los toreros. Deseaba irme en silencio, de esta manera. Mandé la carta y apagué el teléfono hasta el día siguiente. Se lo debo a mi familia.

–De momento, Alejandro García Pellitero queda como presidente interino del club.

–Es el vicepresidente y el que debe coger el mando. Tiene todo mi apoyo. Se trata de una persona muy capaz, que cuenta con experiencia al frente de otras asociaciones y que ha estado en el club desde los inicios. La directiva debe decidir ahora quién debe asumir la presidencia. Seguro que elegirán la mejor opción.

–Hace al menos un par de años ya dejaba caer que no iba a estar mucho tiempo más al frente del club.

–He estado legislatura y media. Tampoco es poco. Las presidencias largas no son buenas. Se necesitan nuevas caras e ideas. Desgasta mucho la presidencia de un club deportivo. Han sido seis años que me han parecido veinte. No quiero perjudicar al club. Me he visto cansado. Necesito disfrutar de otra manera del Real Valladolid Baloncesto y de este deporte.

–La entidad tiene salud económica después de seis temporadas, aunque está lejos de los club poderosos de la LEB Oro.

–Ese ha sido nuestro secreto. El lema era 'euro que entre, euro que sale'. El club ha sido fiel a este principio. Hemos sobrevivido a muchas cosas, caso de la covid. No pudimos ascender y nos tocó lidiar con más cosas. No teníamos el respaldo empresarial e institucional necesarios para subir a la máxima categoría. Ya llegará. No era el momento , sí de que las instituciones ayudasen a la gente que lo necesitaba.

–Seguirá acudiendo a Pisuerga.

–Seguro. He visto al equipo entrenar y tiene muy buena pinta. Me encanta la plantilla que han confeccionado. Espero que llegue pronto Pippen para estar todo el plantel. Estoy encantado de poder ayudar al club desde la grada y también desde otro prisma. Me encantaría echar una mano con los jugadores más jóvenes.