Metamorfosis exprés en Pisuerga

Solo con el bisturí no es posible transformar el espíritu de un equipo que en poco más de 72 horas ha pasado de transitar por la pista como alma en pena a intercambiar papeles con un rival en mejor dinámica y con muchos más recursos.

Aupado por el efecto Paco García, ante Lleida se pudo ver un bloque más compacto y dotado en defensa de un colmillo hasta ahora desconocido que sirvió para dejar en 21 puntos tras el descanso a un equipo que promediaba 82 puntos antes de visitar Pisuerga (se detuvo en 64 cuando el UEMC encajaba 79,5 por encuentro hasta el pasado miércoles). Desde atrás construyó y desde atrás sumó la victoria tres derrotas después, superando un único bache de consideración en el segundo cuarto.

Cuando un banquillo cambia de inquilino surgen dos dudas el día de su debut. Por un lado, saber lo primero que le urge cambiar en pista, y por otro todo detectar aquello que se arrastra y es necesario cambiar, y que, sin tiempo material para buscar soluciones, hay que disimular en el estreno. Una y otra no tardaron en disiparse en un primer cuarto intenso en el que se vieron más cosas y apreciaron muchos más detalles -algunos imperceptibles para el aficionado- que en los últimos tres partidos.

Lo que urgía para Paco García se vio de entrada con un ataque más ordenado y un reparto de roles más o menos asimilado que derivó en posesiones más aseadas, con espacios para los 1x1 de Pippen en la zona y de Wintering desde el perímetro.

Lo que se arrastra y había que maquillar se reflejó atrás, acusado en esta ocasión por un rival que venía de promediar 86,7 puntos en sus últimos cuatro partidos. Esa facilidad anotadora exigía dibujar trampas en la pizarra, y estas vinieron con un cambio de asignaciones que generaron confusión de inicio en el conjunto catalán. Wintering se hizo cargo del '3' (Schreiner) y dejó al base a Geks, y Gilbert asumió la defensa del tirador (Hughes) con Sergio enganchado a Carrera, el MVP de la competición.

Solo así se podía igualar fuerzas con el segundo clasificado y equipo revelación de la LEB Oro -descendido el pasado verano-. Y no solo lo consiguió Paco García sino que, además, llegó a desquiciar a Lleida y a su jovencísimo técnico (32 años) con un 15-4 de salida, técnica a este último incluida (-9 de valoración para Carrera y Schreiner en esos cinco primeros minutos). Con el nuevo técnico no sirven las excusas y el error de bulto se paga con el banco, tal y como quedó patente en dos acciones de saque de banda que pillaron tanto a Geks como a Gilbert de espaldas al balón, y que terminaron en canasta.

El propio Raffington, señalado esta temporada, comprobó en primera persona que los minutos no se regalan al ver cómo fue Kuiper la primera rotación al '5', aunque fuera a costa de emparejarse con un Shaquille O'Neal superior en centímetros y, sobre todo, en kilos. En uno de esos cambios que advertíamos inexplicables, hasta Kavion Pippen tardó doce minutos en cometer su primera falta, en un supuesto favor arbitral que también se notó con Paco García en la banda.

Con la rotación al completo enchufada al partido, el UEMC solo experimentó una única pájara de consideración que tuvo su origen en los tres últimos minutos del primer cuarto (parcial de 0-10) y que se extendió a los últimos antes del descanso cuando Lleida aprovechó para amasar su máxima renta (38-45).

Fue entonces, cuando quien más quien menos adivinaba la llegada de la peor versión del UEMC, el equipo de Paco García no solo salió a flote sino que dio un paso adelante para ridiculizar incluso a uno de los tres equipos más anotadores de la competición. También ahí tuvo el técnico su incidencia, abriendo el campo para que Sergio de la Fuente buscara las cosquillas a un Carrera cargado de faltas. La cuarta del venezolano, con 48-48 en el marcador (minuto 26), condicionó de hecho la respuesta del cuadro catalán, que desde entonces se quedó cojo sin su primera referencia ofensiva.

El técnico visitante se la jugó, arriesgando muy pronto con Carrera en pista, y es detalle no pasó inadvertido en el banquillo local, que inmediatamente devolvió al capitán al campo para sacar ventajas (60-57 a 3:41).

Sin embargo iba a ser un factor inesperado el que iba a terminar por decantar la victoria del lado local a 2:30 para el final. Con el ataque encasquillado, y justo cuando el balón empezó a quemar en las manos, surgió la figura del estonio Puidet para poner la última piedra de la victoria con dos triples consecutivos, y un tercero dentro de los últimos 140 segundos. El 2+1 final de Wintering puso la rúbrica a la metamorfosis exprés y estreno por la puerta grande de la nueva etapa de Paco García en el banquillo local.