Devin Schmidt posa en el centro de la pista, en el polideportivo Pisuerga. Rodrigo Jiménez
Pausa de hidratación

Atropellos FEB S.L.

«El sonrojo de la liga de las dos velocidades no se detiene: desanda en los despachos lo mucho que avanza en las canchas»

Martes, 9 de abril 2024, 08:14

Hay tantos códigos disciplinarios como competiciones y tantos comités de competición como federaciones planean sobre nuestro deporte. En esta misma secuencia, y si nos circunscribimos a la de baloncesto (FEB), a nadie le cabe una sola duda de que es una federación que gestiona de ... espaldas a sus clubes –escondida, como lleva má de una década, detrás de los éxitos de los equipos nacionales–, recibe piedras de su propio Comité de Competición y se rige por un código disciplinario tan perfectamente estructurado como inservible cuando debe ser interpretado.

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La biblia es el acta, lo que realmente sucede en una cancha de juego puede llegar a quedarse en anécdota si quienes tienen que ejercer de notarios toman la parte por el todo. El ejemplo de la desproporcionada sanción a Devin Schmidt, siete partidos por insultar a un rival –'pussy' le espetó a Alvarado, lo que viene a ser nenaza–, no viene sino a engrosar el listado de atropellos a los que viene acostumbrando la FEB a sus clubes/socios, a los que convoca dos veces al año –tres si hay alguna asamblea extraordinaria–, una a principio de curso para recordarles cuánto cuesta la fiesta –entre otros pagos, 455 euros por árbitro (3) y partido, amén de su alojamiento y desayuno– y otra a su término para liquidar los pagos que han quedado pendientes. Entre una convocatoria y otra, las responsabilidades van exclusivamente en una sola dirección, en una ecuación de la que quedan excluidos los árbitros –Francisco Zafra, Antonio Zamora y Héctor Sanhermelando pitaron en Liga Femenina una semana después de saltarse una agresión de Tomás Bellas a Kovacevic– y, por supuesto, los miembros del comité de Competición, que en el caso 'Schmidt' decidieron no tener en cuenta como eximentes los artículos 27 («en caso fortuito, fuerza mayor y en legítima defensa para evitar una agresión») y el 28 en su apartado c («la de haber precedido inmediatamente a la infracción, una provocación suficiente»).

La sobreprotección a estos dos estamentos le vuelve a salir cara a la FEB, expuesta a un nuevo ridículo que, sin duda, sentará precedente. El trío arbitral decidió obviar la provocación de Alvarado –no se refleja en el acta y, por lo tanto, ha jugado este pasado fin de semana–. Y el comité, que por cierto perjudicó a San Pablo Burgos al reunirse después de Semana Santa con una jornada por medio, decidió primero considerar grave el insulto y en segundo lugar obviar la sanción económica que contempla el código disciplinario para escarmentar al jugador (de 601 a 3.005 euros) y castigar al club con la pena de partidos (de 5 a 15, según recoge el artículo 37). Todo muy FEB. O todo muy LEB, competición a la que el propio Paco García ha bautizado en más de una ocasión como Liga LIB(Liga Invisible de Baloncesto, que ahora podría sustituir por la 'i' de irracional).

Una liga de dos velocidades cuyo sonrojo no conoce techo: desanda en los despachos todo lo que avanza en las canchas.

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