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La relación entre el Real Valladolid y el UEMC, entre los despachos del estadio Zorrilla y los del polideportivo Pisuerga, entre fútbol y baloncesto en definitiva, ha pasado por diferentes estados en los últimos cuatro años sin llegar a acabar en ningún momento en el ... matrimonio prometido. Empezó en coqueteo, ese tonteo derivó en un periodo de convivencia, y ese documento definitivo que debe sellar todo idilio sigue esperando turno en el cajón. Sin un 'sí, quiero' rotundo, lo que en su día se antojaba una relación bienavenida en forma de fusión va camino de anunciar su divorcio antes de celebrarse el enlace.
El convenio entre las dos entidades, adelantado como «inminente» desde hace poco más de un año, no se ha firmado aún a fecha de hoy, once días despúes de iniciarse la competición en Primera FEB, pendiente como está -según aseguran-, del penúltimo detalle entre abogados de uno y otro club. La inestabilidad que se vive en el club de fútbol añade ahora un nuevo retraso a la firma del convenio. «Deberíamos tener una respuesta sobre la mesa. Hace quince días dije que antes de empezar la liga, y ahora lo único que puedo decir es que estamos limando los últimos puntos para presentarlo. Sé que es algo que inquieta a la gente, nosotros no lo estamos porque todo con el Real Valladolid fluye de manera natural, pero sí es verdad que lo queremos presentar para cerrar el debate», ha asegurado Enrique Peral, director general del UEMC, en la mañana de este martes.
¿Y cuál es ese último fleco?, se preguntan los aficionados. «Pues son detalles y formalismos legales. Se trata de un documento legal, y es esa redacción en la que los abogados de ambos clubes están cerrando detalles», apunta Peral, esquivo cuando se le pregunta por la inestabilidad en todos los sentidos que vive el club de fútbol en los últimos meses. «No me aventuraría a hablar de la venta del club de fútbol porque no me compete, pero si eso ocurre llevará sus plazos. Pero para nada afecta a esto (convenio)», ha admitido, anunciando que dicho convenio tendrá un año de duración (hasta el 30 de junio de 2025), y que no garantizaría la relación con el fútbol en caso de que hubiera compra en las oficinas de Zorrilla. «La nueva propiedad deberá estar obligada a respetar la composición del club. Si eso se produce, que hablamos de una hipótesis, tomaría cartas en el asunto», ha añadido, en relación a un vínculo con el club de fútbol más allá del Valladolid de Ronaldo.
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