Imbroda, Coach 'I'
Pausa de hidratación ·
Seguimos a años luz de la cultura americana y el respeto, admiración y reconocimiento que sienten por sus mayores, en este caso por los entrenadores que dejan posoPausa de hidratación ·
Seguimos a años luz de la cultura americana y el respeto, admiración y reconocimiento que sienten por sus mayores, en este caso por los entrenadores que dejan posoHemos asistido este fin de semana a la despedida de Mike Krzyzewski, uno de los entrenadores más venerados en el mundo del baloncesto que durante los últimos 42 años ha forjado su leyenda en el banquillo de la Universidad de Duke. El más laureado con ... cinco títulos en lo que los americanos llaman el marzo loco –nadie ha dirigido cien partidos en el 'March Madness'–, el que más victorias ha cosechado en la NCAA con más de mil y un porcentaje de éxito del 78%, y el que más veces ha subido a lo más alto en el podio de unos Juegos Olímpicos, con cinco oros.
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Hace tiempo que Coach K es historia viva del baloncesto en Estados Unidos, donde se le venera, y el mismo respeto que se ha ganado allí trasciende a este otro lado del charco, donde por muchos ejemplos que nos proyecten seguiremos a años luz y muchos de nosotros, entre los que me encuentro, envidiando su cultura deportiva y el respeto, admiración y reconocimiento que sienten por sus mayores. La mítica imagen de Kareem Abdul-Jabbar ayudando a cruzar la cancha a John Wooden, su mentor en UCLA, resume la mentalidad americana con los entrenadores que dejan poso.
El ejemplo de Coach K me ha asaltado en las últimas horas en el adiós de otro grande de los banquillos, Javier Imbroda, a los que por números y trayectoria puede que les separe la inmensidad de un océano pero que en el fondo, por talante y empatía, están más cerca de lo que pueda parecer. Partiendo de la base de que es imposible que un entrenador español ocupe un mismo banquillo durante más de cuarenta años, la huella que dejó Imbroda en todos los vestuarios que frecuentó pesa mucho más que su porcentaje de victorias. Pesó, y mucho, en el primer banquillo en el que se inició como profesor del colegio Maristas de Málaga, con el que ascendió a lo más alto hasta quedarse a un triple de levantar el título ACB, y tuvo su peso hasta en los que fracasó, caso del Real Madrid postScariolo. También en Valladolid, donde se tiró dos temporadas buscando a ese líder que consideraba necesario para sacar proyectos adelante y que, al no aparecer, acabó por arrastrar a aquel Grupo Capitol al descenso de categoría.
Motivador nato con mejor uso de la palabra que de la pizarra, él mismo acabó desbordado por un escenario extradeportivo –situación de impagos– que arrastró a toda la plantilla hasta acabar con sus huesos en la LEB en una pista, Murcia, que ya había dado por amortizada la temporada semanas atrás. Tampoco entonces perdió la compostura ni la elegancia que siempre le caracterizaron. No señaló a nadie y se fue con una lágrima y un sentimiento de culpa que muy pocos expresaron en aquel vestuario.
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Cuando le diagnosticaron cáncer de próstata en el verano de 2016 escribió en su blog como si lo hiciera de un rival más en un scouting. Y se dirigió a otros enfermos como si fueran sus propios jugadores. «No leas, no sientas la tentación de querer entender quie te está sucediendo porque te sumergirás en un pozo. Y habla con tus células sanas. Explícalas que la toxicidad de la quimio es necesaria, prepáralas para luchar y que el organismo se resienta lo menos posible».
Era el partido que le faltaba por ganar, y Coach I lo perdió. DEP
Fútbol
La última tendencia en el fútbol patrio es asociar la figura del conductor a la del entrenador y lanzar una convocatoria en busca de partidarios y detractores. De esta forma, se crea una listado imaginario del que el aficionado se apunta o se borra en función del resultado del fin de semana.
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Que el árbitro ha tenido mala noche y decide hacer más caso al pinganillo que al propio juego, pues me bajo. Que mi equipo golea y escala posiciones en la clasificación, pues me subo.
Así nació primero la Xavineta para aquellos que no comulgaban con la idea de fútbol de Koeman, y así han ido surgiendo a rebufo otros 'trenes' volátiles, que igual amanecen repletos de aficionados como anochecen abandonados en vía muerta. Esta semana la Pacheneta luce esplendorosa y hasta desbordada de euforia, y en ese estado permanecerá hasta que este sábado o el siguiente, Sábado Santo, la Rubineta salga en procesión e invada el carril llena de fieles.
Tenis
Viene trabajando muy bien en los últimos años la Federación de Castilla y León de tenis, una entidad que no ha dejado de crecer desde que viera la luz la instalación de Covaresa en tiempos de Juan José Gotarredona. Primero se apoyó en un torneo femenino que se consolidó durante unos cuantos años en el circuito WTA, y con el paso del tiempo y la construcción de un pabellón cubierto no solo ha ganado en licencias sino que ha podido generar una serie de torneos y actividades propias que han disparado su crédito tanto ante los aficionados al tenis que se habían distanciado como también ante las instituciones.
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La mano de José Luis Corujo después de tantos años a la sombra no ha tardado en dejarse notar, y fruto de ello es el último fin de semana grande celebrado en el mes de diciembre en el polideportivo Pilar Fernández Valderrama. Un torneo de exhibición bien organizado que contó con un cartel de excepción en el que se asomaron futuras estrellas como el último campeón del US Open junior, Daniel Rincón, la ganadora del Wimbledon junior, Ane Mintegi, o Sara Sorribes, número 36 del ránking WTA.
Una iniciativa, denominada Máster Futuro, que contó incluso con Juan Carlos Ferrero y que, de no haber mediado el inorportuno positivo en covid de Carlos Alcaraz, hubiera contado también con la joven realidad del tenis español, y al que todos comparan ya con Rafa Nadal después de haber conquistado en Miami su primer Máster 1000.
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