![A la guerra sin arco ni flechas](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/05/17/pablo_MAK_4670-k6pH-U2201824344515AE-1200x840@El%20Norte.jpg)
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A la guerra, y un 'play-off' por el ascenso lo es, se puede ir de muchas maneras pero nunca desarmado por muy limitados que sean tus recursos. Y siendo la diferencia tan notable como la que evidencia una plantilla y otra -una encadena ya ocho derrotas consecutivas y la otra una victoria tras otra desde que hincó rodilla en Pisuerga-, pensar que puedes ganar a cualquier rival sin salir de tu trinchera es una utopía.
Si a la pérdida de una de las tres patas claves del proyecto -Mike Torres ha dicho adiós a la temporada-, le sumas la desaparición en combate de otra (2/13 en tiros de Devin Schmidt), no hay fórmula mágica que mantenga la silla en pie. Y este UEMC, en caída libre desde el 5 de abril, no presenta argumentos, respuestas ni alternativa viable para plantar cara a un San Pablo hoy por hoy inalcanzable. Solo con un paso al frente de Lotanna Nwogbo resulta insuficiente siquiera para tumbar a alguno de los otros siete equipos de 'play-off'.
Sin arco ni flechas, la primera batalla se quedó en recreo para el equipo de Jota Cuspinera, en perfecta comunión con un Coliseum de aspecto envidiable. Capitidisminuido en dirección de juego pero también en el 90% del resto de apartados del juego, la eliminatoria pinta tan negra como la lesión de Mike Torres.
El equipo se le ha caído a Paco García justo cuando tocaba pasar revista, un mes antes del desfile que este año se presumía triunfal.
San Pablo Burgos
Speight (8), Corbalán (13), Millán Jiménez (10), Fischer (6) y Vene (5) -quinteto inicial-, Alex Barrera (6), Rogic (6), Ristic (9), Kasibabu (6), Atic (4) y Rosa (8).
81
-
59
UEMC
Puidet (2), Schmidt (7), García-Abril (4), Sergio de la Fuente (9) y Nwogbo (16) -quinteto inicial-, Kovacevic (-), Ziggy (7), Belemene (-), N'Guessan (2), Kabasele (8), Jaime Fernández (4) y Lambás (-).
Árbitros: Jacobo Rial, Sandra Sánchez y Pablo Rodríguez. Casero en la primera parte, pero buen arbitraje en líneas generales.
Parciales: 31-16, 45-33 (descanso); 62-41 y 81-59 (final).
Incidencias: Primer partido del playoff al mejor de cinco partidos, disputado en el Coliseum burgalés con lleno en las gradas, próximo a los 9.000 espectadores.
La primera baza la perdió el equipo de Paco García antes de empezar. Pese a tener el alta médica, las molestias no remitieron y Mike Torres ni siquiera completó el calentamiento. Un parte nada halagüeño, ya que el base catalán -una de la patas sobre las que se sustentó la configuración de plantilla en verano- no jugará ningún partido de la eliminatoria, tampoco el cuarto en caso de jugarse.
Baja sensible que, sin embargo, en nada varió la hoja de ruta prevista para limitar la ingente producción de un equipo que promedió 87 puntos en fase regular. La consigna era clara, y pasaba por jugar un baloncesto pausado, de 5 para 5 en cada posesión, que limitara la puntuación de los de Jota Cuspinera. Ahí radicaba el primer problema: la ausencia de un jugador que plantara cara a Speight, capaz no solo de marcar el ritmo que más le conviene a su equipo sino de anotar 8 puntos para reventar el partido. Ocho minutos resistió el UEMC ese primer pulso (22-16) porque en un abrir y cerrar de ojos, el primer punto del 'play-off' se festejó en el Coliseum con el bocinazo final del primer acto (31-16).
El aguacero con el que había recibido Burgos a la eliminatoria prometía tener continuidad de puertas adentro (38-18, tras dos triples consecutivos de Alex Barrera en pleno festival ofensivo de los locales), más allá del acierto y el ritmo a años luz de San Pablo, por lo contemplativo de una defensa extraordinariamente blanda que concedió hasta seis bandejas sin oposición en los primeros veinte minutos. Paradójicamente, y pese a la abismal diferencia en la intensidad y ritmo de unos y otros (58 puntos de valoración por 33 al descanso), esos doce puntos fáciles marcaban la diferencia al descanso (45-33), con un UEMC tocado en su juego pero vivo en el marcador. Y pese a ello, las caras eran un poema...
Sin más pegada que la mostrada por Nwogbo (a Devin Schmidt, curiosamente, le sacó de partido el 'trash-talking' de Atic), las opciones quedaron limitadas a las trampas planteadas desde la banda. Más posesiones largas, Juangar sobre Speight, una zona 2-3,... y la bala de Schmidt.
Pólvora mojada esta vez, en un equipo que tampoco encontró en la rotación ninguna respuesta a la escasez ofensiva. Todo de fogueo. Fuego de artificio sin ningún impacto. La bala de verdad la tenía San Pablo en la explosividad y el vértigo que le pone al juego Gonzalo Corbalán.
La séptima y octava bandeja dispararon de nuevo el marcador (55-35), y la novena, obra del argentino, hicieron imposible la primera batalla (62-39). Acogotado en la trinchera, al UEMC solo le quedó como recurso capear el temporal y esperar a que no hubiera más bajas que lamentar.
Sobró el último cuarto, y si no media resurrección improbable, pronto sobrará eliminatoria.
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