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El final de la última temporada mostró el camino y al mismo tiempo sirvió de estudio psicológico de cómo se desenvuelve y a qué estímulos responde el aficionado de Valladolid. El tercer partido de 'playoff' de ascenso contó con 4.000 aficionados en el polideportivo ... Pisuerga, mientras que en el cuarto el club contabilizó 3.800.
La inercia triunfal del Pucela Basket, entonces ya dirigido por Paco García, arrastró al doble de aficionados de los que habitualmente se dan cita en el pabellón –una media de 1.900–, y vino a confirmar una tendencia que, salvo la honrosa excepción del fútbol, se confirma en todos los clubes y deportes de la ciudad.
Si ese caballo ganador no entra antes por la puerta, no hay promoción ni iniciativa que sirva de reclamo para poblar las gradas. Los lamentos de Paco García tras apuntarse el derbi ante San Pablo caen por el momento en saco roto, y la envidia sana que sintió al ver la grada de animación que respaldó al equipo burgalés es compartida por el club, también por su presidente Alejandro García Pellitero. «Hemos empezado igual que acabamos la última temporada, con buen juego y dando espectáculo, y a todos nos gustaría tener una masa social de al menos 2.000 aficionados pero la realidad es que, aún habiendo pasado de los 1.500 abonos, la media sigue siendo de 1.800-1.900 espectadores por partido. ¿Por qué esos 300-400 flotantes no se abonan?», se pregunta el dirigente del Real Valladolid Baloncesto, que asegura haber agotado todas las vías y promociones posibles para llevar seguidores al pabellón.
«Esos 400 que menciono, por ejemplo, tienen que darse cuenta de que yendo cada día, les sale más barato con el abono. Echando la cuenta les sale a 8,75 euros por partido en Tribuna. Ya los menores de 18 años (el abono asciende a 55 euros) 2,75 euros. La oferta es muy atractiva», explica, haciendo mención también al precio simbólico que pagan los peñistas, aproximadamente el 50% del abono. «En Pucelaikos son alrededor de 30 personas, y en la Universidad Europea Miguel de Cervantes también han creado una [cuenta con 150 miembros] pero parece que cuando te regalan algo, no lo valoras. Nos gustaría también que se unieran los peñistas del club de fútbol a los que hemos dado todo tipo de facilidades», comenta García Pellitero, que ve con sana envidia el respaldo social que cuentan clubes como Estudiantes (8.000 abonados) o el propio vecino, San Pablo Burgos (también con 8.000 socios).
En el presente curso ni siquiera un buen balance de resultados en pretemporada, con título de Copa de Castilla y León incluido, ha servido para mejorar las cifras y expectativas creadas en verano. El propio Paco García, todavía con la adrenalina a flor de piel tras el 'playoff' ante Estudiantes, llegó a lanzar un órdago el pasado mes de junio. «Si la temporada que viene no somos capaces de tener 2.000 abonados de pago, no sé si esto merece la pena. Necesitamos 2.000 de pago para llegar a los 3.500 en el pabellón», espetó por entonces.
Ni el esfuerzo realizado en el mercado estival para configurar una plantilla más completa ni las expectativas que se han creado con el campeonato en marcha han podido doblegar la tendencia. La resignación se ha instalado en el club, con ciertos brotes optimistas en la figura del presidente. Estoy seguro de que volveremos a ver el pabellón como lo vimos al final de la última temporada. Confío en que vengan más victorias y tengan ese efecto llamada que tanto deseamos», expresa García Pellitero.
De momento, la realidad es tozuda y contrasta una cifra de 1.508 abonados a día de hoy frente a los 1.440 que poblaron las gradas del polideportivo Pisuerga la temporada pasada. Casi doscientos de los nuevos socios proceden de Zorrilla al habérsele aplicado el 20% de descuento por el carné de fútbol.
Mientras el calendario no avance y el equipo no contribuya con sus victorias a convencer a los 'conversos', el club empezará a trabajar en las próximas fechas con los colegios para acordar diferentes acciones que ayuden a crear ambiente en el pabellón. «Estamos sembrando y trabajamos ahora para generar la afición del futuro. Lo cierto es que cuando hablamos con otras directivas se extrañan de que tengamos los precios tan baratos. Así que el precio no es ningún freno para ir al baloncesto», apunta el presidente del club, quien también se apresura a descartar que los horarios sirvan de excusa para no ir al pabellón.
«Se han cambiado todos para adecuarse y ya no pueden ser una problema», añade.
Sí puede llegar a ser un obstáculo, como lo fue hace años cuando Valladolid figuraba en la elite en prácticamente todos los deportes, la diversidad que hay en lo que a la oferta deportiva se refiere. «La oferta es muy amplia en la ciudad y entiendo que sea difícil abonarse a varios deportes», comentan en el club, desde donde se contemplan dos escenarios. Uno más utópico, «ojalá pudiéramos llegar a los 2.000 abonados»; y otro mucho más terrenal, «la cifra que nos marcamos pasa por alcanzar los 1.750».
El próximo en testar la temperatura del pabellón será un Lleida lanzado (dos de dos), el sábado 22 desde las 20:00 horas.
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