El exceso de confianza casi lo paga el Real Valladolid Baloncesto

Salió en tromba el equipo albaceteño, que en los primeros minutos aprovechó la falta de tensión competitiva pucelana. Un triple de Raitanen redondeó un parcial de salida de 9-0 favorable a Albacete. Aunque el ardor fue decayendo a la vez que el acierto exterior, lo cual fue aprovechado por Valladolid para devolver el golpe a los de casa con un 0-10 de parcial, que ponía el tanteo a favor del conjunto vallisoletano una vez superado el ecuador del primer periodo (9-10). Ello desencadenó un intercambio de golpes en los compases finales del primer cuarto que acabó finalizando con empate a 15 puntos, siendo Kabasele el más prolífico de su equipo con cuatro unidades en su casillero.

En la primera posesión del segundo parcial consiguió inaugurar el capítulo de triples el Valladolid con un acierto de Belemene. Necesitó diez intentos el equipo de Paco García para anotar desde más allá del arco. El partido viró entonces a un rumbo en el que Valladolid consiguió anotar con más facilidad, aunque Albacete no se desconectaba, y la máxima ventaja visitante se cifró en cuatro puntos (20-24). La figura clave para ese dominio pucelano se personalizó en Melwin Pantzar. El base dio mucho más dinamismo al juego ofensivo de la escuadra visitante.

Pese a ello, Albacete siguió trabajando duro para que no se abriera una diferencia demasiado sangrante en el marcador. Y tanto fue así, que tras una serie de buenas defensas y un triple de Knudsen, se retomaron las tablas a falta de dos minutos (28-28). Dicha situación hizo que Valladolid espabilara de nuevo, cerrando el primer tiempo con una ventaja de cinco puntos (30-35), gracias a un puñado de buenas acciones, entre las que destacó un tapón estratosférico de Belemene que impidió un mate de Jacobs.

Tras el paso por vestuarios, el guion no varió un ápice, llevando la voz cantante el Real Valladolid, con un Albacete que seguía a remolque pero sin desengancharse. La nota curiosa del partido se produjo cuando el árbitro principal, García León, paró el partido y se marchó a ser atendido por una lesión de la que no se recuperó. El encuentro quedó en suspenso, efectuándose incluso ruedas de calentamiento. Tras unos largos minutos de parón, se reanudó el partido con solo dos oficiales sobre la pista.

Si anteriormente había sido Pantzar el hombre más entonado en el ataque vallisoletano, en las postrimerías del tercer cuarto fue Kovacevic el jugador que dinamitó el partido. Tres triples consecutivos del esloveno cifraron en 15 puntos la mayor diferencia de todo el partido a falta de dos minutos y medio para el final del período (37-52). Albacete cortocircuitó en la faceta ofensiva en este asalto, quedándose en sólo siete puntos anotados debido al gran trabajo físico de la defensa visitante.

Con 17 de ventaja arrancó el último cuarto (37-54). Solo Víctor Moreno tenía recursos para anotar por parte del equipo de casa. Los siete puntos de corrido encestados por el alero de Alcorcón, incluyendo un dos más uno, rompieron casi cinco minutos de sequía para el Albacete, que sumado a un triple de Santana, dejó el marcador en nueve de diferencia a falta de seis minutos y medio para el desenlace final (47-56).

Pese a la respuesta de Pantzar, el arreón encabezado por Moreno volvió a encontrar en Santana el acierto desde la larga distancia, que con otro triple limó aún más la distancia entre ambos contendientes (50-58). Las alarmas terminaron de saltar cuando un par de golpes más de Santana y Aurrecoechea pusieron el marcador en cinco de diferencia, aunque volvió a salir Kovacevic al rescate para cercenar la remontada con un triple (54-62). V

Volvió a la carga el Albacete, aumentando el ritmo en labores defensivas, lo que cifró de nuevo la renta visitante en tan solo tres unidades con solo un minuto restante (61-64). Cuando peor pintaba la tarde para Valladolid, la superioridad en el rebote de los de Paco García salvó la situación, ya que el acierto de Albacete se apagó y el buen hacer bajo los aros no permitió segundas oportunidades, certificando la victoria pucelana.