Anxo Táboas. ADG
Madrid
Domingo, 30 de octubre 2022
Derrota en la visita al Wizink Center para un Real Valladolid Baloncesto que fue de más a menos y acabó sucumbiendo con claridad tras el descanso ante un Estudiantes que impuso su ritmo de juego y se mostró demoledor en ataque, tanto en el perímetro ... con en transición, sin capacidad de reacción para el equipo preparado por Paco García.
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El partido comenzó con un duelo de errores entre ambos equipos. Bajos porcentajes de tiro, erráticos ambos, defensas que se imponían claramente a la lectura del juego de ambos ataques y pérdidas de balón. Todo ello fue la constante del juego de un primer cuarto en el que Larsen lideró al Estudiantes, anotando los siete primeros puntos de su equipo y Mike Torres hacía lo propio con el equipo preparado por Paco García, en el que también Allen daba sensación de querer asumir protagonismo en el apartado ofensivo.
Estudiantes
Leimanis (5), Jorgensen (16), Sean Smith (8), Jawara (10) y Larsen (18) – cinco inicial- Hughes, Sola, Atencia (15), Stoilov (4), Rubén Domínguez y Leo Demetrio (5).
81
-
70
Pucela Basket
Mike Torres (16), Puidet, Kuiper (6), Gilbert (4) y Kevin Allen (8) – cinco inicial- Gantt (6), Kabasele (9), Pantzar (16), De la Fuente (2), Mazaira y Belemene (3).
Parciales: 14-14, 27-20 (41-34, descanso), 22-19 (63-53), y 18-17 (81-70, final).
Árbitros: Lizana Moreno (Colegio andaluz), Hurtado Almansa (Colegio melillense) y Alejo Sánchez (Colegio extremeño). Sin eliminados.
Incidencias: Wizink Center. 5.000 espectadores.
Pero en ese tipo de partido, el Valladolid tenía el control y consiguió llevar a Larsen al banquillo con la segunda falta, aunque la salida de Atencia en el conjunto estudiantil, su acierto en el triple y las pérdidas de balón, como una en primera línea de Belemene, imposibilitó que el conjunto pucelano se fuese con ventaja al final del cuarto, en el que no conseguía anotar desde el perímetro.
La decoración cambió en el segundo cuarto. Ambos conjuntos jugaron más fluidos en ataque y el partido se abrió en lo que a anotación se refiere. Estudiantes dominó el choque y el ritmo de juego. La salida de Leo Demetrio, unido al acierto exterior de Hughes y Jorgensen consiguieron un parcial de 13-6 a 4:30 para el descanso que colocó al conjunto entrenado por Paco García a diez puntos de su oponente (30-20).
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Un tiempo muerto del técnico visitante, que cambió a defensa zonal con alternativas, y la apuesta por dos bases en juego, con Pantzar y Mike Torres, revolucionó el partido y sacó al Valladolid de la zozobra con la que vivía en ataque. Allen comenzó a marcar diferencias en la zona y Pantzar, con siete puntos consecutivos, sacó a relucir su calidad y liderazgo para cortar de forma fulminante el buen momento del equipo de Javi Rodríguez.
Solo el acierto en el triple del Movistar Estudiantes, de la mano de Jorgensen y uno final de Leimanis, hicieron que al descanso el equipo madrileño dominase el marcador (41-34), pero con el partido bajo control para el Valladolid de cara al segundo tiempo.
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Sin embargo, tras el descanso no cambió la dinámica de superioridad del Estudiantes. El partido se jugó al ritmo que quiso el equipo preparado por Javi Rodríguez y, en ese escenario, el equipo visitante llevaba las de perder. El tercer cuarto fue definitorio. El poderío de Jawara y la espectacularidad de Sean Smith, que con tres mates consecutivos, unido al acierto en el triple de Jorgersen y Atencia, sacaron de partido al Valladolid con una ventaja de 16 puntos (63-47) a tres minutos para el final del periodo. Fueron minutos de desconcierto en defensa, con un mal balance y sin control del rebote defensivo y en ataque, sin la calidad de Pantzar, con tres faltas personales y sin referencias interiores.
Solo un arreón final a base de acierto exterior de Belemene y Gantt dejó la desventaja en diez puntos (63-53) de cara a un último acto en el que la tónica no varió porque Larsen volvió a ofrecer minutos de calidad, Atencia anotó en el triple y Sean Smith aumentó su cuenta de mates.
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Pantzar, Gantt, desde 6,75, y Kabasele fueron capaces de controlar el aluvión de juego y anotación del Estudiantes, pero sin amenazar el triunfo final, porque nunca logró bajar de los diez puntos en los últimos cinco minutos de juego. Por ello, Paco García apostó por jugar otro partido, el del hipotético averaje de cara a la segunda vuelta. En ese minipartido consiguió controlar la desventaja en torno a los diez puntos, pero sin conseguir el objetivo de reducir de forma considerable la diferencia final.
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