Espejismo y golpe de realidad para el UEMC en tres actos

Ese impás de debilidad lo olió Estudiantes, que con su segunda unidad castigó en exceso al UEMC hasta convertir el último cuarto en el de la basura. No jugó Puidet, Kabasele lo hizo a duras penas, y el parte de guerra se incrementó con los problemas musculares de Ziggy y un golpe en el tramo final de Belemene.

Con el factor cancha poco menos que imposible, el mes que tiene por delante el equipo de Paco García hasta iniciar el 'play-off' debe servir para rearmarse, limpiar la enfermería y también la cabeza, y cerrar filas para mentalizarse de que la Final a Cuatro pasa por vulnerar uno de los templos de la liga, ya sea Burgos, Guipúzcoa, Lleida o quien sabe si el WiZink Center que aloja al Estudiantes.

El UEMC empezó el partido como un tiro, extramotivado y dispuesto a olvidar cuanto antes una semana de afrentas, la de los despachos (sanción a Schmidt) y también la sufrida en la cancha (Lleida). A ello colaboraron, seguramente, las palabras en la previa de Paco García, que un primer cuarto excelso encontró respuestas de secundarios a los que se había pedido que salieran de su escondite en situación difíciles. Allí apareció Ziggy, con una cuota mayor de responsabilidad ante la ausencia de Mike Torres; por allí asomó un Belemene picado en su orgullo (10 puntos con 3/3 triples en el arranque); incluso García-Abril se decidió a mirar el aro, y por supuesto lideró Nwogbo, al que se le debe exigir algo más que despelgar su clase en los primeros compases de partido.

Con siete jugadores enchufados y Lambás dando aire a Ziggy, el primer parcial se cerró con un UEMC desatado y rozando la perfección desde la línea de 6,75 (6/7) para alcanzar una máxima renta de trece puntos (31-18). En este caso, los de Paco García jugaban en 'modo Lleida', mientras Estudiantes seguía con la versión ofrecida en la pista del Tizona horas antes, lastrado por la fragilidad defensiva de su tridente exterior de inicio (Wintering, Sola y, especialmente, Frazier). No tardaría en corregirlo Pedro Rivero, que optó por dar un golpe de timón al cargar el partido a espaldas del tándem formado por Guillem Ferrando y Francis Alonso. Uno recién fichado y el otro recién recuperado tras cien días en el dique seco. Uno 8 puntos casi consecutivos y el segundo 10 para voltear la ventaja local y poner el marcador de cara por primera vez para los colegiales a un minuto del descanso (41-42).

Iba a ser solo un aperitivo de lo que se avecinaba en la segunda parte, en la que el partido se movió al ritmo que quiso Francis y que imprimió Guillem. Con la música que tocó Guillem, y que Francis supo interpretar. Bastaron dos jugadores para revertir papeles y dinamitar un escenario que minutos antes era una fiesta en blanco y violeta. Bajo la batuta de ambos, el resto solo hubo de acompañar hasta poner el partido más que cuesta arriba para los locales (46-60, minuto 27). En un santiamén la valoración de los dos exteriores dispararon las diferencias hasta un 47-72 para los estudiantiles que, sin necesitar de una actuación coral, se hizo con los mandos con bien poco.

Tocaba arriesgar, moverlos hilos, buscar un chip defensivo que removiera el partido. Una defensa zonal 2-3, con Lambás en el campo, amagó una reacción que se quedó en el intento. Una vuelta de tuerca que, sin Guillem y Francis en el parqué, sí desvió tiros pero no lo suficiente como para ganar oxígeno en el último cuarto. Demasiados rebotes largos regalados para un Estudiantes que, con dos-tres lanzamientos por posesión, ya no perdería su ventaja.

El premio para el UEMC, también para la grada, fue disfrutar de un quinteto con tres jugadores de la casa (Sergio, García-Abril y Lambás), un guiño para las hemerotecas que dejó un último gesto de rabia antes de arrojar la toalla. Con un quinteto formado por Lambás al base, García-Abril y Kovacevic de exteriores, y Kabasele y N'Guessan, Paco García optó por guardar la ropa pensando en lo que viene (reservó a Ziggy por una contractura ante la posibilidad de quedarse sin base en los dos próximos partidos). Un 0-9 de salida en dos minutos selló el triunfo colegial. También la imposibilidad de seguir aspirando a la sexta plaza.