Enrique Peral, director General del Real Valladolid Baloncesto

«El convenio de integración con el fútbol se firmará antes de finalizar la temporada»

–¿Tiene fecha de caducidad su excedencia en Renault?

–Solicité una excedencia sin fecha de retorno pero por ley con un máximo de cinco años. Lo expliqué allí y chocó mucho, la verdad, porque lógicamente un coche no tiene nada que ver con baloncesto. En su momento sí pensé que volver era una opción muy real porque es verdad que la gestión deportiva es algo inestable. Pero ahora estoy muy metido aquí y no imagino una vuelta rápida.

–¿Desgasta más el deporte o el tratamiento de la tecnología en la automoción?

–[Pausa] Es diferente tipo de tensión. Aquí hay mucha tensión, pero tambien emoción y muchos altibajos que hay que gestionar. Pero la responsabilidad que tenía en la empresa también era muy grande.

–Pero sí le llena más esto...

–A mi particularmente sí. El deporte ha estado en mi vida desde pequeñito y es verdad que he estado muchos años apartado, y precisamente por eso no me lo pensé. Veremos lo que dura.

–Este periódico publicaba a su llegada que 'debería enfundarse el traje cuando las relaciones con las instituciones así lo demandara, pero también bajar al barro cuando la situación lo requiriera'. En todo este tiempo , ¿ha habido más barro que traje?

–Ha habido las dos cosas, y no me molesta porque sabía a lo que venía. Cuando Mathieu Fenaert me propuso esta oportunidad y me explicó esto fui perfectamente consciente. No he venido solo a estar de traje en el despacho. En un club tan pequeño a nivel estructural son necesarias compatibilizar ambas cosas, y cuando hay que remangarse y colaborar en otras cosas, estoy encantado en poder aportar.

–Dado que no ha habido oportunidad hasta ahora, preséntese a los lectores/aficionados.

–Como sabéis hay un convenio desde hace más de tres años con el Real Valladolid y la propuesta es que ese nivel de implicación sea cada vez mayor. Lo que hace el club de fútbol es contratar a una persona dedicada a dirigir el club de baloncesto. Mi empleador, de hecho, es el club de fútbol. Han estado mucho tiempo buscando ese perfil y hasta ahora había habido directivos con mucha experiencia en gestión que sin embargo no tenían relación con el baloncesto o con Valladolid.

–Resumiendo, usted despacha cada semana con la cúpula del club de fútbol.

–Así es. Voy y vengo a diario y estoy en Zorrilla cuando es necesario, y si no, mañana, tarde y noche en Pisuerga. Uno de los puntos positivos de este paso adelante en la integración del club, es que los diferentes departamentos del club de fútbol dan soporte al baloncesto ahora. Entonces yo estoy en contacto con el director comercial, el director del área de marketing, el área de operaciones, el área jurídica,...

–Y acude a las asambleas del Real Valladolid Baloncesto como directivo del club de fútbol.

–Sí, así se decidió cuando llegué.

–En las últimas fechas le ha tocado bajar al barro por el 'caso Schmidt', ¿ha sido el mayor obstáculo que se ha encontrado?

–En la gestión de un club pasan muchas cosas porque es un organismo muy vivo, y seguramente más difícil de controlar que en una empresa. ¿El caso Devin? No sé si lo más duro, pero sí ha sido un problema importante. Y afortunadamente es verdad que el club tiene pocas personas pero de una valía extraordinaria. Gracias a que todos dan el 130% de sí mismos, este club está donde está. En este caso, yo he estado al lado del director deportivo, que es la pieza que hace engranar a este club a mi modo de ver. Pepe Catalina tiene muchísimos años de experiencia y para él este tipo de casos no son nuevos.

–¿Cree que el jugador se hubiera ido a Estudiantes si esto pasa hace unos años, sin el paraguas jurídico del Real Valladolid?

–Es una hipótesis. Es cierto que, como digo, la implicación de todos los que trabajan en el club hubiera sido la misma, pero efectivamente ha sido fundamental el asesoramiento de los servicios jurídicos del Real Valladolid para defender nuestros derechos. Con toda seguridad nos hubiera costado más retenerle.

–¿Cómo está ahora la cabeza de Devin Schmidt para afrontar este tramo final de temporada? Porque hablamos de un jugador que llegó a despedirse del vestuario,...

–En este caso soy categórico. Hay que comprender que el jugador se viera fuera por la oportunidad de recalar en un histórico con la correspondiente subida. Cualquiera dudaría y a cualquiera le perturbaría, pero hablamos de un jugador que es un competidor nato. Lo cierto es que no hemos temido nunca por su implicación y en el momento en que todo se ha aclarado, puedo garantizar que tanto él como su entorno están encantados de seguir aquí. El jugador se ha vuelto a focalizar en el reto que tenemos, y su hambre de triunfar aquí es total.

–El convenio de integración con el club de fútbol se aplazó en su día en base a una «transición lenta» para conocer más a fondo los entresijos del club de baloncesto, ¿en qué punto está?

–Todo eso es cierto con matices. Se pensó dar un paso adelante muy grande, en ningún momento por desconfianza, y sí porque todas las cosas llevan su proceso.

–¿Faltaban datos en Zorrilla?

–No. Es estar al corriente de todo, ver el día a día y funcionamiento desde dentro,... La sintonía siempre ha sido muy buena y lo sigue siendo. ¿Cómo está? No se ha firmado y yo cometí el error, que no voy a volver a cometer, de decir que era inminente, y hay que hacerlo, pero no es relevante.

–¿Se va a firmar en breve, entonces?

–Se va a hacer en breve, sí, incluso antes de que termine la temporada. Digo que no es relevante porque todo lo que el Real Valladolid de fútbol acordó aportar al club de baloncesto se está cumpliendo ya.

–Es oficializar un matrimonio que ya existía de facto.

–Exacto. Es formalizar una pareja que ya llevaba viviendo juntos varios años. Los compromisos que se van a adquirir en este documento ya los ha cumplido, incluso con fechas anticipadas a lo pactado. En términos económicos, el Valladolid ya ha hecho una aportación de casi la totalidad de lo que dijo que iba a hacer en todo el año.

–¿De 200.000 euros?

–Exacto.

–Apoyo que no se queda ahí.

–No. La implicación de todos sus departamentos, todo su equipo humano está volcado con el baloncesto. Marketing, comunicación, a nivel legal, comercial con todo el equipo de Ignacio Oruezábal,... toda la estructura está volcada con nosotros. Por eso digo que la firma del papel es un mero formulismo.

–¿El término correcto, entonces, es el de un convenio de integración o de fusión?

–Fusión todavía no es porque si así fuera, el Real Valladolid club de fútbol sería gestor único del club de baloncesto. Y no es el caso. Es la figura que falta por detallar.

–¿Duración del convenio?

–No está confirmado pero dudo que se firme como antes por tres años, y muy probablemente sería de renovación año a año.

–¿Es necesaria una conversión en Sociedad Anónima Deportiva antes de la firma?

–No. La conversión será en cualquier caso un resultado de la firma.

–¿El hecho de tener dos CIFs diferentes ha dilatado el proceso?

–Sí. Debenos estar seguros de que no tiene implicaciones. Tener dos, tres o dieciséis CIFs, es una forma de hablar, no tendría importancia a no ser que tuviera consecuencias, que las tiene. El cambio de CIF implicaría la pérdida de categoría en todos los equipos y lógicamente es algo por lo que no podemos pasar. De ahí el estudio del modelo jurídico que va bien en esa integración para que no esté en riesgo nada de la parte deportiva del club.

–¿Eso también facilitaría las cosas en una hipotética venta del club de fútbol?

–Las facilitaría en caso de querer separarnos, cosa que no hay ningún interés de momento. Dicho esto, la estabilidad del club de baloncesto es mucho mayor junto al Real Valladolid que por separado. Y si un día llega un comprador al que le interesa el club de fútbol, si el área de baloncesto funciona y es sostenible, y además completa tu imagen de marca, para qué te lo vas a cargar.

–¿Se habla en Zorrilla de dos ascensos, también del de baloncesto?

–Sí. A ver, nosotros somos realistas pero también muy ambiciosos y hemos hecho un proyecto ganador. ¿Tenemos presión en el sentido de que el único objetivo es el ascenso y si no, la temporada es un fracaso? No. La liga es durísima este año y nuestro objetivo es competir al más alto nivel para llegar o más lejos posible. Pero también digo que a mi no me gustaría enfrentarme a este Real Valladolid en un hipotético 'play-off' o 'Final Four'. Hemos pasado por problemas –cita la marcha de Sergi Costa y la lesión de Íñigo Royo–, pero una vez que eso ha pasado, yo no estaría contento si me tocara Valladolid en una eliminatoria. El ascenso no es un tabú porque no nos ponemos límites.

– ¿Se ha planteado el club pedir la sede de la próxima 'Final a Cuatro'?

– Sí. Categóricamente. La cuestión es que somos conscientes de que es difícil que la podamos obtener. Si llegamos a 'Final Four', que esperemos que sea el caso, y si no es así, que sea porque hemos subido directos, vamos a hacer todo lo posible para cumplir los criterios para pedirla.

– El año pasado no fue posible por un torneo de voleibol...

– Yo en agosto ya hablé con la Fundación Municipal de Deportes para bloquear esas fechas.

– ¿Era ya optimista en agosto?

– Por supuesto. Lo soy por naturaleza.