Un All Star para la historia

Aún recuerdo, cuando estando en el colegio, aquellos a los que nos apasionaba el baloncesto empleábamos horas y horas hablando de la primera vez que pudimos ver un partido All Star de la NBA. Por entonces, solo se podía seguir en diferido, y unos cuantos días más tarde de que se hubiese celebrado. Pero daba igual. Además, esperábamos ansiosos nuestra cita con los quioscos para poder comprar las revistas especializadas, que en ese número dedicaban un especial al evento, y las fotos eran espectaculares.

En aquellos tiempos, la NBA era de otro planeta para todos nosotros, y poder seguir aquella magna fiesta del baloncesto, la que reunía en una misma cancha a los mejores del mundo, nos tenía a todos alucinados.

Pensar que algún día un jugador español pudiese estar allí era algo que no cabía en mente cabal alguna. Pero el paso del tiempo fue convirtiendo esa quimera en una realidad apabullante y es una suerte poder ser testigo de ella. Los nuestros, empezando por el malogrado pionero, Fernando Martín, fueron poco a poco acortando las distancias, hasta llegar a convertir su éxito en la NBA en algo normal y cotidiano actualmente.

Lo del próximo fin de semana ya es mucho. El hecho de que dos jugadores españoles, y encima hermanos, sean titulares en cada conferencia de los dos equipos All Star es un gran sueño hecho realidad con mayúsculas. Una cita inolvidable para la historia, y que nos lleva a frotarnos los ojos. La más que probable instantánea del salto inicial entre los hermanos Gasol será una imagen para la eternidad.

Somos unos privilegiados por ser contemporáneos de estos chicos. Bendita familia. Pau ha ido recorriendo todos los años luz de distancia que nos separaban de aquello. Número tres del draft, rookie del año, seleccionado como all star en el equipo suplente, campeón de la NBA con los Lakers. Y actualmente liderando a los Chicago Bulls con la posibilidad de igualar y superar una marca histórica que ostenta ¡Michael Jordan!

Marc no ha acumulado tanta grandeza, pero va camino de ella. Su evolución ha sido increíble, especialmente a nivel físico y de madurez. Es el pívot de verdad, la versión clásica de esa posición trasladada al siglo XXI. No necesita jugar por encima del aro para dominar un partido. Lo hace con recursos tácticos, técnicos y con una lectura del juego que asombra en Norteamérica.

Lo más impactante, es que hayan sido sus propios aficionados los que con sus votos han decidido reconocerles por delante de otros muchos.

Los Gasol son los mejores embajadores del buen baloncesto que se juega al otro lado del océano y que ha abierto tantos ojos por allí. ¡Qué grandes sois!