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Lía Z. Lorenzo
Bilbao
Jueves, 23 de mayo 2019, 00:45
Un quinto partido de una serie de 'play-off' tiene muchas historias dentro. Unas son intrascendentes y otras deciden el resultado. La importante en el choque entre el Bilbao Basket y el Chocolates Trapa ocurrió en los primeros tres minutos del último cuarto. Un bloqueo en ataque de los palentinos y el renacimiento de Brown dispararon a los locales después de que ambos equipos hubieran luchado media hora con el cuchillo entre los dientes (59-48). Aún quedaban siete minutos por jugar, pero el final ya estaba escrito. La defensa del Bilbao Basket y el ambiente de Miribilla hicieron que los palentinos acabaran hincando la rodilla (79-61).
RETAbet Bilbao
Matulionis (6), Brown (20), Schreiner (15), Larsen (4), Demetrio (5) -quinteto inicial- Rigo (5), Cruz (2), Salgado (8), Martín (-), Martínez (5), Lammers (9).
79
-
61
Chocolates Trapa Palencia
Grimau (-), Sanz (3), Urko (14), Gustys (10), Vasturia (14) -quinteto inicial- Kone (6), Zubizarreta (-), Cvetinovic (6), Hermanson (8).
Parciales: 15-15; 16-13; 20-17; 28-16
El partido empezó lejos de los parámetros que le gustan a Carles Marco, los ataques superando ampliamente a las defensas. Los morados trataban de cerrar el potente juego interior de Bilbao Basket y los de Mumbrú respondían desde el 6,75 de Brown y Matulionis. A pesar de la igualdad en el marcador (10-11) en el ecuador del primer cuarto, el ataque de los palentinos era espeso, demasiado colgado de las individualidades de Urko.
Conscientes de que el cansancio iba a ser decisivo al final del encuentro, tanto Mumbrú como Carles Marco decidieron empezar muy pronto con las rotaciones, sin que ello afectara a la marcha del partido. A dos minutos para el final del primer periodo, la igualdad reinaba en Miribilla (13-15). Los palentinos tenían problemas para encontrar el camino a la canasta bilbaína, pero sus porcentajes eran mucho mejores que los de Mumbrú, muy desacertados en acciones sencillas bajo el aro.
Los nervios, que no se habían notado en el comienzo, empezaron a hacer su aparición, con malas decisiones y selecciones de tiro cuestionables. El cuarto terminó con dos intentos desde el perímetro, uno de Hermanson y otro de Salgado, que ni siquiera tocaron el aro (15-15).
La primera ventaja llegó nada más empezar el segundo cuarto, gracias a un inspirado Cvetinovic y al siempre combativo Kone (17-21). Cuatro puntos no son nada, pero en un encuentro donde cada canasta costaba sangre y fuego, parecía un mundo. Hasta que Salgado asumió la responsabilidad para darle la vuelta al partido con una asistencia y un triple (22-21). El choque pasaba de estar gripado a viajar sin frenos cuesta abajo. Tan pronto un equipo parecía dispuesto a meterlas desde todos los ángulos, como fallaba las canastas más sencillas. La tensión rechinaba en los dientes de cada jugador. Aunque, como siempre, unos la notaban más que otros. Brown asumió la responsabilidad, para dar la primera 'miniventaja' a los bilbaínos (25-21).
Quedaban 4:30 para el final y el Chocolates ya sumaba casi tres minutos sin anotar. Pero volvió Vasturia al campo y un dos para dos finalizado a la perfección por Gustys acabó en un 2+1 que volvía a acercar a los morados (25-24). El partido se había convertido en un tira y afloja en el que ninguno era capaz de imponer su estilo de juego. Marco se desesperaba en el banquillo tras dos entradas sencillas de Schreiner, mientras que Cvetinovic se enfrentaba a su mayor problema en este 'play-off', los pasos.
El Chocolates Trapa estaba jugando con fuego. Solo los inexplicables fallos de los hombres interiores del Bilbao Basket impedían que los de Mumbrú, más sueltos en el tramo final de la primera parte, se marcharan en el marcador cuando quedaba poco más de un minuto para el descanso (29-28). Las penetraciones de Schreiner, consciente de que sus números desde el perímetro no habían sido los mejores en el último encuentro, desesperaban a un Carles Marco que pidió tiempo muerto cuando quedaban 30 segundos para preparar el último ataque y la defensa final antes de que llegara el momento de pasar por vestuarios. A pesar de los esfuerzos del técnico morado, la pizarra no funcionó y el Bilbao Basket se fue al descanso con tres puntos de ventaja (31-28). El final de la primera parte debía servir para que los jugadores cogieran aire y lograran mejorar un partido que parecía un tránsito por el desierto. Con unos porcentajes horrorosos, los bilbaínos habían anotado 8/21 de dos y los palentinos 1/6 desde el perímetro, el choque se había convertido en un pulso de errores más que de aciertos. La dependencia anotadora de Urko empezaba a ser peligrosa para los palentinos, sobre todo porque Vasturia no había anotado desde su triple inicial nada más empezar el partido.
Un 2+1 suyo demostró que los de Carles marco necesitaban más que nunca al escolta americano (34-33). Pero la defensa de Rigo, rápido con las manos y las piernas, impedía que el MVP del Chocolates Trapa pudiera tener más opciones ofensivas.
En el otro lado, Schreiner, volvía a encontrarse para anotar dos triples seguidos y complicar la vida a los de Carles Marco. Era el primer momento delicado de los palentinos, que se enfrentaban a siete puntos de desventaja, la máxima del encuentro (42-35). Quedaba 4:20 para el final del tercer cuarto, pero el Chocolates Trapa necesitaba urgentemente encontrar su camino en ataque. Mientras lo buscaba, el equipo palentino se aferró al partido con la punta de los dedos. No estaban jugando bien, ni tomando buenas decisiones, pero peleaban cada balón como si fuera el último para sostenerse siempre tan cerca del Bilbao Basket como del precipicio. Era el momento de los locales, que hinchaban sus velas de la mano de una dura defensa y de un renovado Edu Martínez. En las horas más oscuras de los palentinos, desconcertados en ataque, apareció Vasturia para anotar 9 puntos y que la fe no desapareciera (51-45).
La ventaja del Bilbao Basket no era muy grande, pero los problemas ofensivos del Chocolates Trapa no invitaban al optimismo. El porcentaje desde el perímetro era descorazonador y los bilbaínos, conscientes de la carencia de los palentinos, les cerraban el camino a la pintura.
Por si fuera poco, los morados se cargaron con tres faltas en menos de un minuto y medio, por lo que tendrían que vigilar su agresividad defensiva. El partido se les escapaba de las manos a los palentinos, incapaces de mirar el aro rival con confianza. Un 2+1 de Demetrio y dos tiros libres de Brown lanzaron a los bilbaínos hasta los once puntos de ventaja (59-48) cuando restaban 7:00 para el final. La oportunidad de jugar la Final Four y aspirar el ascenso terminaba ahí. Luego llegó el desmelene de los bilbaínos y el arranque de orgullo de los palentinos, que no quisieron rendirse aunque sabían que su temporada ya había acabado.
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