Borrar
Sergio García da órdenes a sus jugadores en un tiempo muerto. JAVIER BELVER
Desdibujados en Huesca

Desdibujados en Huesca

Un desconocido Quesos Cerrato cae por primera vez fuera de casa esta temporada ante un Peñas arrollador con Costa y Huskic

OPTA SPORT

Viernes, 12 de febrero 2016, 23:17

El Palencia se convirtió sorprendentemente en el convidado de piedra de la fiesta que había preparado el Peñas ante la visita del líder, con la mejor entrada de la temporada. El Palacio de los Deportes de Huesca presentó el choque entre los dos equipos más en forma de la categoría, y la victoria fue para los menos favoritos de antemano. El conjunto de Sergio García no pudo apagar la estrella que acompaña a la joven plantilla oscense, que ha hecho de la garra y la intensidad, elevada a la potencia su carta ganadora. Si bien, nadie en el cuadro visitante pareció tener su mejor tarde, y ante un equipo capaz de hacerse con 47 rebotes y anotar 16 triples, no hay opción de la más mínima relajación, o se paga con un sonrojante marcador como el 89-63 final, que además deja el 'average' a favor del Peñas.

Antes, un triple de Bas había abierto el marcador, el Palencia salía fuerte, a modo de aviso, con un parcial de 0-6, y sin saber que estaba despertando al león. Más de tres minutos tardó el Peñas en abrir su marcador, pero dos triples consecutivos mataron las primeras diferencias para los palentinos e iniciaron un parcial de 16-2 que transformó de un plumazo las sensaciones iniciales. Tuvo que ser Lamont desde la línea de tiros libres el que frenara la sangría pero desperdició su primer lanzamiento. El líder iba a sufrir y mucho si quería sacar algo positivo del feudo aragonés.

Así, el Palencia se convirtió en un mero espectador de cómo el joven quinteto de Quim Costa se vestía de su mejor versión, y eso que los aros estaban del lado de los visitantes. Pero la pelea ante cada balón que el la canasta escupía tenía siempre color verde, como muestran los 14 rebotes ofensivos con los que se hizo el Peñas en la primera parte, frente a los cuatro del Palencia.

El primer cuarto se cerró con un parcial de 20-15 que podía hacer pensar en un pequeño aletargo de los palentinos, pero la idea no tardó en disiparse cuando el reloj volvió a descontar. Sergio García se vio obligado a pedir el primer tiempo muerto con el 24-17, que trajo consigo el acierto de dos de Lamont, pero que no apagó la chispa local. Una gran jugada de Christian Díaz, que se movió sin oposición sobre la pintura palentina, obligó al técnico palentino a parar de nuevo el partido, solo unos minutos después, con un 31-19 en el marcador.

Un robo y el posterior acierto de Fakuade permitió al Palencia rebajar de los diez puntos las diferencias, pero Huskic reaccionó y el banquillo palentino recibió una técnica. Desesperación que acreditaba el 40-27 con el que se llegó al descanso.

La estadística durante la temporada mostraba que el tercer cuarto era el más vulnerable para los oscenses, pero el Palencia no supo aprovecharlo. De hecho, fue aquí cuando los palentinos parecieron asimilar que la cancha quedaría en rojo dentro de su inmaculada trayectoria fuera de su pista. Un triple de Lluís Costa y otro de Pardina llevaron las diferencias a los 20 puntos. Quiso Otegui devolver a los oscenses a la realidad recortando tres puntos, pero la respuesta de Costa también de tres, llegó en la siguiente jugada. Al Huesca le salía todo, y es muy difícil competir ante un equipo en tan evidente estado de gracia, que no acusó ni un instante la ausencia de Sederkeskis, uno de sus hombres más en forma. La mejor muestra de ello, el triple imposible de Christian Díaz que cerró el tercer cuarto y que llevó el éxtasis a la grada.

Al Palencia le quedaban diez minutos para la heroica, o al menos para maquillar el marcador. Pero la moneda parecía tener ayer cruz en sus dos lados para los palentinos, y cada vez que Fakuade -que terminó excluido por cinco faltas-, conseguía convertir, encontraba la respuesta de Huskic en el otro lado de la pista. Los instantes finales fueron un suma y sigue peñista, de disfrute de su grada, que se frotaba los ojos ante las diferencias de hasta casi 30 puntos que reflejaba el luminoso. Lluís Costa entregó el balón al árbitro a falta de 6 segundos del bocinazo, en la culminación del día más horrible del Palencia desde que comenzó la temporada.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Desdibujados en Huesca