Dani Rodríguez, Romà Bas y Urko quieren repetir

Dani Rodríguez, Romà Bas y Urko Otegui. Esos son los tres jugadores del Quesos Cerrato que levantaron la Copa Príncipe el año pasado y que esperan poder hacerlo también el viernes.

Ser finalista de Copa es un privilegio que está al alcance de muy pocos, pero Urko Otegui casi lo tiene que ver como algo normal, y es que, a sus 34 años, la de este viernes será la sexta final de Copa que juegue en su trayectoria profesional la de la temporada 2009-2010 la perdió precisamente ante el Melilla con el Vive Menorca. «Es un partido en el que tenemos salir a disfrutar. Jugamos en casa y eso nos tiene que dar un punto de tranquilidad. Las finales suelen ser igualadas y el que controle mejor las emociones y los nervios será el que se lleve la victoria», explica el jugador, que asegura seguir sintiendo cierto hormigueo poco antes de saltar a la cancha en un partido como el que se vivirá el viernes en el Marta Domínguez. «Son años los que llevo en esto pero, ante partidos como este, siempre hay un pequeño nerviosismo, aunque, una vez que el balón está en el aire, estás tan centrado en tu trabajo que te olvidas de todo. Siempre que juegas una final algo se mueve en el estómago», señala Otegui

Otro de los que repetirá experiencia es Romà Bas, pero en esta ocasión, el escolta no estará acompañado de sus muletas y espera vivir la victoria con más intensidad de lo que lo hizo la pasada temporada. «El año pasado lo viví con filosofía porque no pude jugar, pero espero tener mucho protagonismo el viernes. Últimamente, estoy jugando más y mejor y me gustaría poder aportar al máximo», señaló Bas.

Dani Rodríguez es el tercero de los jugadores que repiten experiencia copera en el Marta Domínguez. El base asegura que el ambiente del vestuario huele al del año pasado por esas fechas. «Una final de Copa motiva mucho a los jugadores. Tenemos las mismas sensaciones que el año pasado porque el partido es muy importante para todos y hay muchas ganas», afirmó para recalcar que, pese a lo que pueda parecer por la foto, nadie está con los brazos cruzados en el pabellón.