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José María Martín Urbano falleció el miércoles de un infarto durante el encuentro de la Champions League que el Unicaja disputaba ante el Dijon. El exentrenador y colaborador de 'Sur' se sintió indispuesto y los servicios de médicos de emergencias presentes en el Martín Carpena ... no pudieron hacer nada por reanimarlo.
Martín Urbano sufrió hace dos semanas una angina de pecho de la que fue intervenido en la Clínica El Ángel de Málaga. Aunque se recuperó bien, llevaba algunos días con molestias hasta el fatal desenlace. Como en cada partido del Unicaja en casa, el colaborador de 'Sur' acudió al pabellón para ver el encuentro y redactar luego su 'Zona Técnica' que se publicaba en el periódico del grupo Vocento. Sin embargo, esas molestias de días atrás se hicieron más agudas nada más comenzar el partido y se ausentó de su sitio. Y en uno de los pasillos del Carpena fue atendido durante más de media hora por el personal de la ambulancia que cubre los encuentros sin que pudieran recuperarlo.
Una persona que pasó la mitad de la vida sobre una cancha de baloncesto se marchó en el Carpena, donde aquel Unicaja que ayudó a crear estaba en pleno partido. Con su marcha, el baloncesto malagueño pierde a una figura esencial para el crecimiento y el desarrollo de este deporte en la ciudad. Él y su querido Alfonso Queipo de Llano, fallecido meses atrás y que era como un hermano para él, fueron los artífices de que la Caja de Ahorros de Ronda entrase en el mundo del baloncesto. Lograron convencer al banco de que invirtiesen en el deporte de la canasta. Fue el germen del actual Unicaja.
El entrenador malagueño lo fue todo en el club cajista. Desde entrenador del primer equipo, asistente, director de cantera y entrenador de equipos inferiores. Dirigió al Unicaja en la élite en distintas etapas, pues era el entrenador de la casa al que siempre se recurría (1979-80, 1982-83, 1984-1985, 1985-86, 1987-88, 1990-1991 y 1991-92). Estuvo al frente del equipo en un total de 79 encuentros, aunque él solía decir que fueron bastantes más porque en la estadística oficial no se contabilizaban los de las primeras campañas.
Martín Urbano se consideraba ante todo un defensor del baloncesto de cantera. Fue él precisamente quien puso las bases de las categorías inferiores del Unicaja, de la que no tardaron en salir jugadores para la primera plantilla. Él, como maestro, consideraba el baloncesto como una manera de formar a los jóvenes más allá de la práctica deportiva. «El baloncesto aporta sentido de equipo, responsabilidad, respeto a los demás, respeto a las reglas... dicho así suena a topicazo, pero si te centras en lo que estamos diciendo, significa educarse para la vida, que no es más que convivencia, respeto a los demás, ilusión, esfuerzo para conseguir tus metas… y todo esto te lo proporciona el baloncesto», afirmaba cuando la Asociación de Entrenadores Españoles de Baloncesto lo reconoció con el premio Raimundo Saporta.
Martín Urbano dejó los banquillos en 1997 para dedicarse a su carrera como docente, que durante muchos años desempeñó en un colegio de Coín hasta que se jubiló. Como en otros ámbitos de su vida, allí se convirtió en una persona muy querida tanto por compañeros como por los propios alumnos. Todavía hoy algunos de ellos se acercaban a la tribuna de prensa para saludarlo en los partidos del Unicaja.
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