La superficie dice que El Cochinillo Segoviano ha perdido sus cinco partidos en su estreno en Primera División femenina. Un vistazo más detallado invita al optimismo, pues jugadoras «de su padre y de su madre» han creado un grupo fuerte, para satisfacción de su entrenador, ... Diego Pascual. Una docena de chicas que queda cada viernes, un hueco muy cotizado en sus edades, para tomar algo después de entrenar es más que unas cuantas jugadoras que comparten camiseta. Esa química es la respuesta del club a un mal inicio.
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El técnico destaca el trabajo diario de sus jugadoras y su ilusión a pesar de los resultados. «Lo importante es que están trabajando bien y se van viendo cosas». Porque el paso de las jornadas ha hecho que muchas asuman protagonismo, más allá de Elisa Martínez. «Al principio eran todo balones a Elisa, al final es la única que tiene experiencia en la categoría, y ahora se van atreviendo a hacer cosas y a darse cuenta de que ellas también pueden competir».
La base del equipo surgió de un torneo en las fiestas de San Juan y San Pedro: gente de diferentes clubes de Segovia a la espera de algún refuerzo de fuera. «Nos tocó buscar cosas que en Segovia no tenemos. ¿Hay gente que pueda manejar la pelota? Sí. ¿Tenemos centímetros? No. Así que empezamos a buscar gente alta». El problema es que el mercado va a diferentes ritmos. Mientras Primera Nacional empezó a mediados de septiembre, las dos competiciones de superior categoría (Liga Femenina 2 y Liga Challenge) han arrancado más tarde y sus mercados no han acabado de «soltar» a sus jugadoras, pendientes hasta última hora de si cae una oferta.
En un principio, la prioridad era buscar pívots, pero el tiempo ha matizado esas necesidades. «Clara es muy bajita para ser un pívot (1,74 metros), pero está trabajando muy bien. Pelea mucho, no se coloca mal. Así que no es tan urgente traer una pívot. Sí nos hacen falta centímetros, pero no necesariamente en la posición de cinco». El club anunció ayer el fichaje de Khatia Keburia, alero georgiana de 1,80 metros que viene de disputar el Europeo U20 con la selección nacional de su país. Promete ser un perfil polivalente, con la capacidad de defender a jugadoras de las cinco posiciones. De momento ya es la más alta de la plantilla.
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De primeras, El Cochinillo se ha dado de bruces con los pesos pesados: Ponce, León o Némesis de Santander. «A partir de ahora, llega nuestra liga. No digo que vayamos a ganarlo todo, pero seguramente sí que vamos a competir en condiciones de igualdad». Empezar contra los mejores equipos de la categoría tiene sus pros y sus contras. «Es verdad que te viene bien de pretemporada y ya nos hemos quitado a los ogros, pero para un equipo nuevo no es lo más adecuado empezar 0-5 y perdiendo de 30».
La filosofía del club es compartir la gestión del grupo. «Como entrenador principal, tampoco tengo que hacer mucho en lo anímico porque hay una estructura muy profesional. Tengo a dos ayudantes magníficos que están muy encima de las chicas para sacar su mejor rendimiento, tanto mental como físico. Y tenemos una psicóloga, que ha empezado hace poquito pero nos viene muy bien. Con tanta gente detrás, para mí es más fácil que no se vengan abajo». El club Spordeporte lo cimentó en esa base: crear los cimientos antes del éxito deportivo. «Que no nos pase como otros proyectos que duran un año o dos y se van». El equipo también cuenta con fisioterapeuta o preparador físico.
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El papel de la psicóloga no solo es terapéutico sino que busca mejorar el rendimiento. Por ejemplo, cómo trabajar el tiro. La receta: objetivos reales. «Que no sea, voy a meter 20 canastas, sino trabajar para hacer tantos tiros que al final acaben llevándome a 20 canastas. No es solo el resultado, sino cómo trabajarlo». Así se diluye la sensación de éxito o fracaso. El objetivo se va a alcanzar, esas 20 canastas; hay que incidir en el cómo, en el proceso.
El club cuenta con ocho licencias de Primera Nacional, pero Pascual tiene a 14 jugadoras en los entrenamientos, que completa con seis efectivos del Provincial. Este equipo cuenta con Patri Galindo o Paula María, que han jugado en Nacional con el Unami, pero no pueden entrar en la dinámica por disponibilidad. Las convocatorias para cada partido, con 12 jugadoras, se han cubierto. Aquel Unami rozó el ascenso a Liga Femenina 2, pero carecía de la base económica. Pascual lo elogia: «El proyecto estaba muy chulo».
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El precedente del Claret, el único equipo de toda la liga EBA que perdió el curso pasado todos sus partidos, está en el horizonte. ¿Teme esa comparación? «Sí y no. Hubo muchos factores extradeportivos; yo creo que esos problemas no los vamos a tener. Este grupo sabe lo que hay, que lo vamos a tener complicado contra canteras de equipos poderosos. Tampoco creo que vayamos a ir 0-10; llegado a ese punto, tendríamos que ver si somos capaces de mantener al equipo unido».
El lema en el vestuario es que la primera victoria llegará. Por si las moscas, están vacunados. «Somos conscientes de que puede que no llegue. Somos un equipo nuevo en la categoría. ¿Vamos a competir todos los partidos? Sí. No creo que quedemos a cero, pero es una posibilidad que existe». Un equipo con los pies en la tierra.
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