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Vivimos en la época de la tecnología, especialmente en el mundo del deporte, donde los presupuestos y lo que hay en juego en cada partido, en cada competición, en cada acción del minuto final influye en las decisiones. Todos tenemos asimilado que el VAR, el ... Ojo de Halcón o el Instant Replay aseguran que ningún aficionado de cualquier equipo de fútbol, baloncesto, balonmano, o seguidor del tenista de moda puedan sentirse engañados o defraudados por una acción del juego en la que se vea perjudicado su equipo y eso pueda ser determinante en una victoria o en una derrota.
Una vez pita el árbitro el final de un partido no hay remedio para corregir errores que suponen quien gana o pierde un duelo. El deporte no se rearbitra y tan solo queda la opción de la queja, el amargo lamento, poner el grito en el cielo y dedicar muchas horas de tertulia al análisis de la acción en programas deportivos, páginas de periódicos o webs y en barras de bar, tan típico en España.
Cuando la semana pasada se acercaba al fin de semana ha sucedido una acción en la NBA de difícil explicación. Se ha dado por válido un triple que supuso además un tiro libre en una acción en la que el juego estaba detenido por uno de los árbitros y, por si fuera poco, ¡ni tan siquiera entró por el aro el lanzamiento! Sí, leen bien. No es una broma.
Partido Hornets frente a Cavaliers. Restaban 4:40 para el final del partido. En una acción de ataque de los Hornets en la zona de los Cavs de Cleveland uno de los jugadores, Dean Wade, pisa la línea de fondo con el balón en las manos tras un robo. El árbitro de cola, el ubicado en la línea de fondo, ve perfectamente la acción y la señala correctamente. La posesión pasaba a ser de los Hornets. Pero el juego no se detuvo. Los jugadores de los Charlotte Hornets hicieron caso omiso al silbato y la violación señalada y siguieron la acción ofensiva con la pasividad en defensa de los Cavs, sabedores que el balón y la posesión no era suya pero que había sonado el silbato del colegiado.
Hasta ahí ya podemos hablar de surrealismo en estado puro, de jugada inverosímil imposible de entender, de error garrafal. Pero es que la cosa no quedó ahí. Aún hay más, amigos, que diría Súper Ratón. El balón llegó a la esquina a Terry Rozier, por detrás de la línea del triple. Lanzó a canasta ante la mirada atónita del banquillo de los Cavs. Por si fuera poco, uno de los jugadores reservas de los de Cleveland, Ed Davis puntea el tiro de Rozier y le toca por la espalda desde fuera del campo. El triple pega en el aro y no entra. Recordemos que toda esa acción estaba invalidada al haberse señalado previamente un fuera de banda por el fondo del campo.
De pronto aparece en la acción el árbitro de cabecera, el que se sitúa delante de la zona, quien señala falta técnica a Davis por la acción que acaba de realizar por tocar a Rozier. Y ya, en el culmen del esperpento, dan validez al triple que no entró, otorgando un tiro libre adicional que fue anotado también. En definitiva, en una acción invalidada e ilegal, se otorgó a Rozier un triple que no entró y un tiro libre, 4 puntos que hicieron pasar el marcador del 80-90 al 84-90 ante las protestas y las miradas atónitas de todo el staff de los Cavaliers.
En la liga de los records diarios que vive del marketing, la publicidad, la repercusión televisiva y los contratos millonarios suceden cosas como estas. Y no es que sucedan, que un error humano atribuido a la sordera puede existir. Es que no se solucionó correctamente, ni en el momento ni en los minutos posteriores. La sinrazón se produjo entre el desconcierto de unos, la risa picarona de otros y la cabezonería arbitral por no rectificar, algo muy típico, por otra parte.
La NBA es parte de la cultura americana, de una sociedad que tiene cosas muy curiosas que en occidente no se entienden, con las armas de libre disposición, los antivacunas y cientos de ejemplos más, con permisibilidad en aspectos de difícil entendimiento aquí e impedimento en otras cuestiones que aquí nos confunden por ser ridículas.
El informe arbitral posterior habla de «falta de comunicación entre los árbitros», que debían haber recapacitado echando la vista atrás, obviando todo lo sucedido desde que se señaló la fuera por línea de fondo. Ver para creer.
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