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Encerronas propias del pasado
A Aro Pasado ·
Que la FEB calle y mire para otro cuando un equipo español es acogotado con malas artes en Turquía resulta, cuando menos, sangranteSecciones
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A Aro Pasado ·
Que la FEB calle y mire para otro cuando un equipo español es acogotado con malas artes en Turquía resulta, cuando menos, sangranteQuienes ya peinamos canas y siempre hemos estado pendientes del mundo del baloncesto recordamos cómo nos llegaban noticias de encerronas a los equipos españoles allá por finales de los años 70 y las décadas de los 80 y 90 cuando viajaban por Europa. Habitualmente sucedía ... en partidos del Real Madrid y cuando teníamos la fortuna hasta podíamos verlo por televisión, y era en blanco y negro. No era sencillo.
Pabellones griegos, yugoslavos, italianos o turcos se convertían en auténticas calderas de las que era difícil 'salir vivos'. A eso podemos sumar los pabellones de la antigua URSS. En la gélida y lejanísima Unión Soviética esperaban viajes eternos, recibimientos militares y miradas intimidatorias en un régimen que asustaba a unos españoles que salían de una dictadura y disfrutaban de una imberbe democracia que daba sus primeros pasos.
Uno pensaba que transcurridos 30 o 40 años de todo aquello, en un mundo civilizado, con televisión a todo color y posibilidad de ver todos los partidos de baloncesto que se disputan en medio mundo de uno u otro medio, estas cosas ya no sucedían. Pero sí, suceden, y de forma premeditada y vergonzante para mandatarios, directivos y organizadores. Ha sucedido la semana pasada en Turquía. Partido de vuelta de la Eurocup femenina entre Lointek Gernika y Cukurova. En la ida, disputada en España, ventaja de las vascas por 24 puntos (83-59).
El partido de vuelta sufrió varios cambios de fecha por varios positivos por covid. Pese a la intentona turca de apurar y estresar deportivamente a Gernika, finalmente se pactó una fecha, el 4 de enero para su disputa. Lo de menos es el resultado y que las vascas perdieran por 29 puntos de diferencia y cayeran eliminadas (69-40). Lo preocupante es retroceder en el tiempo al caciquismo, al baloncesto añojo y vetusto con olor a naftalina y puro, a manipulaciones, a amenazas, a condicionar los partidos, a árbitros asustadizos que se lavan las manos cual Pilatos y a directivos barrigones que miran para otro lado como si nada hubiera sucedido. Las emboscadas son más propias de la Edad Media que del año 2022.
Toda la plantilla y cuerpo técnico de Lointek Gernika viajó con PCR negativa. No obstante, solicitaron nuevo test nada más aterrizar en Estambul. No se lo permitieron las autoridades indicando que la prueba se realizaría en su siguiente escala aérea, en Dana. En caso de negativa, multa de 25.000 euros, eliminación de la competición y no poder volver a competir en Europa por un buen tiempo, prebenda de la FIBA a la federación turca de por medio.
Al aterrizar en Dana esperaba un 'sospechoso' enfermero para realizar en la calle, al lado de una furgoneta, una prueba PCR. Los tubos no estaban precintados, ya estaban señalizados con el nombre de cada integrante de la expedición del equipo español y el enfermero no hablaba ni inglés ni español. No había representante alguno de la FIBA presente y finalmente se pudieron realizar en una sala del aeropuerto. El partido se disputaba en la tarde del siguiente día. Dos horas antes de la disputa del choque, en el hotel, llega la confirmación del positivo de la internacional Belén Arrojo, quien quedaba aislada de inmediato. Rápidamente se traslada a un hospital para realizarse una PCR 'oficial'. No la permiten jugar el partido, el resultado del test ante las sospechas de manipulación no llega a tiempo, Gernika pierde, caen eliminadas y por la noche se confirma el negativo de la internacional, cuando ya no había solución.
Por si fuera poco Cukurova cambio el pabellón de juego habitual, con más de 7.000 butacas, por uno vetusto, para 2.000 espectadores, con las gradas pegadas a la pista. Otra internacional española de Gernika, Paula Ginzo, curtida en mil batallas, describe lo vivido: «la gente se nos tiraba encima, casi nos daban en la cabeza con trompetas que habían repartido, en cada ataque nuestro sonaban sirenas antiaéreas en 7 altavoces que pusieron alrededor del banquillo, sonaba constantemente el himno de Turquía y el speaker cantaba los segundos que restaban a cada posesión».
La descripción de Paula Ginzo es fiel reflejo de lo sucedido en la pista. Quien lo desee puede ver el partido completo en cualquier canal especializado. El arbitraje dejó mucho que desear. Gernika alineo tan solo 8 jugadoras. Llegó a ir perdiendo por 37 puntos. A falta de un minuto redujeron la diferencia a los 24 puntos de la ida, pero una antideportiva y un triple terminaron con el suspiro de aire que esperanzaba a las vascas.
Por si fuera poco, al día siguiente se negó la salida del país al equipo camino de España. Exigían dos pruebas negativas de Belén Arrojo. Un día más tarde permitieron salir al equipo menos a la jugadora, que se quedó en el hotel acompañada del segundo entrenador, Mario López. La PCR volvió a dar negativo tres días más tarde y pudieron regresar a Bilbao sanos y salvos.
«Siempre he escuchado del robo al CAI Zaragoza en el año 1991. Quedaban 7 años para que yo naciera. Creo que 30 años más tarde de aquello deberían cambiar un poco las cosas», sentenciaba esta semana Paula Ginzo resignada. El presidente de FIBA Europa es, curiosamente, turco. Turgay Demirel se llama el hombre. La FEB guarda silencio.
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