El Claret vuelve a la competición sin entrenador

Al frente, dos jóvenes dando instrucciones apenas para ir cambiando de ejercicio y hablando entre sí con una pizarra de por medio. Preguntados por la no presencia del entrenador supuestamente titular del equipo en el entrenamiento, la respuesta es escueta: «Hoy no está». En el vestuario, la presidenta del club Montserrat Alonso, que argumentando estar pendiente de los test de antígenos, declina hacer ninguna declaración.

Es otra vuelta de tuerca más a la crisis que el equipo referencial del club está viviendo esta temporada. Porque el de este viernes no era ni el primero, ni el último entrenamiento al que Cristian Álvarez va a faltar. Fuentes consultadas confirmaban que hacía tiempo que no acudía a los entrenamientos y el motivo argumentado ante la directiva del club tiene que ver con las últimas bajas que han dejado al equipo en cuadro. Al parecer, se trata de un ultimátum del entrenador: si no se cubren dichas fichas, no continúa.

Y, por lo visto en el último entrenamiento y dado que presentarse en un partido sin ficha de entrenador acarrea sanción en esta categoría, el club está sosteniendo el órdago. En la página web de la Federación ya no figuran ni Álex Young, ni Gerard Mejías. Pero tampoco hay nombre de entrenador.

La baja de Álex Young ya se intuía antes del final de año. Se tardó en conocer el alcance de la lesión que sufría el madrileño en la rodilla y se llegó a esperar que fuera menos grave de lo que ha terminado siendo. Cuando se confirmó la rotura del ligamento cruzado anterior, confirmándose la baja para lo que resta de temporada, el golpe para el vestuario fue duro. No en vano, Young estaba siendo el líder estadístico del equipo, siendo el segundo en minutos por detrás únicamente de Miguel Pérez; el máximo anotador destacado con 178 puntos, liderando en tiros de dos y segundo en triples; además del máximo reboteador de la plantilla. El único jugador con experiencia previa en liga EBA.

La segunda baja, sin motivos médicos, fue la del otro fichaje, Gerard Mejía, que decidía volverse a Madrid. Sin su compañero, con el que había llegado a Segovia, y con la situación de tensión en el equipo, decidía marcharse. Sus números también estaban siendo fundamentales, además de sus centímetros. Tercer jugador de la plantilla en minutos, 125 puntos aportados y segundo por detrás de Young en rebotes, por encima de Oumar Dramé. A esas bajas deportivas se unía la marcha del hasta este momento ayudante de Álvarez en el banquillo, Julio de Andrés. Sin él, no quedaba nadie para poder encargarse de los entrenamientoso de los partidos si el trabajo del primer entrenador le impedía estar.

La tensión ha ido creciendo desde el parón de la competición, materializándose ahora en una situación tremendamente difícil para los jugadores, que a las nueve de la mañana emprendían viaje a tierras lucenses para medirse al Chantada, sexto en la clasificación y equipo contra el que inicia la segunda vuelta. Muchos partidos todavía por delante para una plantilla que ha sufrido demasiados vaivenes extradeportivos solo en la primera mitad de la competición.

No habido cese, al menos público, de Cristian Álvarez, pero da la impresión de que sí una búsqueda de soluciones a corto plazo. Aunque las desavenencias, que vienen desde finales de la temporada pasada, ya habían impulsado a la directiva a comenzar la búsqueda de un entrenador justo en este periodo de parón. En esas dos semanas previas a la Navidad empezó a circular por los teléfonos de entrenadores de localidades madrileñas próximas a la sierra un audio de 'whatsapp' en el que otro entrenador preguntaba si alguien estaba disponible para tomar las riendas de un equipo segoviano de EBA. Uno de esos audios que se van enviando de unos teléfonos a otros y que se difunden de forma descontrolada, aireando que el club ya estaba intentando un relevo.

Falta todavía mucha temporada y los jugadores están intentando aislarse de todo el ruido externo lo máximo posible. Pero comienza una etapa de desgaste enorme para una plantilla con pocas rotaciones y que va a tener que aguantar muchos viajes con una perspectiva muy difusa, que es la de ganar al menos un partido en esta competición. Sin centímetros, misión imposible.