Las noticias más leídas del sábado 8 de febrero en El Norte de Castilla
Un jugador del Claret intenta superar a un defensor rival en un anterior partido. A. Tanarro

El Claret llega al último tramo con la esperanza de aguantar el tipo

Su entrenador, Moisés Martínez, cree que estos tres últimos partidos pueden ser los más difíciles de una temporada compleja

Sergio Perela

Segovia

Viernes, 1 de abril 2022, 10:57

Al Claret 2.0 que tuvo que reinventarse prácticamente desde la salida de Cristian Álvarez y del grueso de los jugadores más importantes, le quedan tres partidos para terminar esta temporada tan extraña e ingrata. Son tres partidos en los que Moisés Martínez Davidson, el hombre que vino para tratar de estabilizar anímicamente al grupo, ve un peligro importante: «Mi sensación es que el tramo final va a ser el más complicado, porque ya ven la luz al final del túnel» y eso puede hacerse como los últimos veinte metros de un atleta en pista. «Es raro tener una semana sin nada externo que nos afecte», comenta el madrileño en un momento determinado de la conversación.

Publicidad

Martínez llegó sin experiencia previa en la categoría y asumiendo un reto que conocía bien y de primera mano, porque tiene amigos que le pintaron la situación tal y cómo era. De hecho, tuvo que corregir el rumbo y la idea con la que venía al principio y no tiene reparos en reconocer que hay jugadores de la plantilla que no están de acuerdo con él. «He tratado de traer algo de regularidad en la situación anímica de los jugadores». En esa frase está la clave de que en los entrenamientos procure que los chicos jueguen mucho, compitan mucho entre ellos. Porque el grupo estaba necesitado de eso, de jugar sin mirar contra quién. Por eso ni siquiera está trabajando el 'scouting' como lo haría en otras circunstancias. «Tácticamente trabajamos muy ligeramente y sé, porque lo hemos hablado, que hay jugadores que no están de acuerdo conmigo». Los jugadores, claro, quieren tener todas las armas para intentar una victoria, cosa absolutamente impensable en la categoría. Para eso, dado el desigual nivel de conocimiento táctico y técnico del juego que hay en la reconfigurada plantilla, Moisés Martínez tendría que detener demasiado los entrenamientos, y no lo ve dentro de la idiosincrasia que estos chicos han vivido en la temporada.

Cuando llegó al equipo, el balance era de 17 derrotas y, a día de hoy, está en 27. No obstante, reconoce que hay pequeños éxitos que entiende que el grupo debe celebrar, dentro de la tremenda crudeza de perder cada partido y hacerlo además por una diferencia de puntos tremendamente apreciable. «Han entendido que tienen que disfrutar de pequeños éxitos. Ciertos buenos entrenamientos, en paz; viajes como el último, pernoctando y conviviendo entre ellos; o tomarnos todos juntos algo luego y hablar del partido, pero enfocando a ciertos detalles positivos». También valora positivamente el hecho de que, al terminar los partidos, los rivales les reconozcan el trabajo «sin ser compasivos». Se dan situaciones que define como «compadreo con los rivales», que de alguna manera ayudan a que el grupo vaya llevando paso a paso mejor cada derrota.

Lo que admite no haber llevado bien desde el principio fueron ciertas críticas vertidas en redes sociales. «Se dijo de mí que venía a que en mi currículum figurase esta categoría, cuando vine sabiendo que salvarse era una utopía y que las derrotas serían por más puntos. No se dan cuenta de que a quien más daño hacen es a los chavales, algunos de los cuáles llevan aquí desde los 5 años y esto les duele».

El último viaje, aunque la derrota frente al Solgaleo Bosco Salesianos dolió especialmente en el grupo al superar los rivales los 100 puntos, sí ha servido para afrontar estas tres semanas con garantías de que en el grupo hay unión. El entrenador es consciente de que tendrá que hacer hincapié en los anímico más a menudo en lo que queda, dos partidos en casa y un último viaje. Este sábado Claret recibe al Hereda-Ávila en el Emperador Teodosio; el que viene ha de viajar de nuevo a Galicia para medirse al Obradoiro Silleda y todo termina en casa, después de la Semana Santa, contra La Flecha, uno de los rivales que ascendieron en el play off que ganaron los verdes hace ya prácticamente un año. Una temporada en la que lo que podía salir mal, ha salido mal. Pero en la que lo imperdonable sería perder la ilusión de los jóvenes en el camino.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad