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Bryce Pressley se cuelga del aro sin lograr la canasta ante el Huesca. ANTONIO QUINTERO

El Chocolates Trapa vuelve a casa con victoria

El equipo de Alejandro Martínez retorna al Pabellón Municipal con un triunfo ante el Levitec Huesca y vuelve a los puestos de ‘play off’

Sábado, 24 de febrero 2018, 00:29

Lleno en el Pabellón Municipal, con largas colas de entrada y aficionados sentados en las escaleras. Todos querían ser parte de la historia, participar en la inauguración y ser testigos de la primera victoria local en su verdadero feudo, ese que ha estado diez ... meses cerrado por las obras de ampliación. Y así fue. Pasito a pasito, canasta a canasta, el Chocolates Trapa demostró a los suyos que aún queda liga, que son candidatos a luchar por el ascenso -están ya novenos y dentro de puestos de ‘play off’-, que nadie se olvide de ellos y que saben hacer baloncesto del bueno. La victoria ante el Levitec Huesca fue clara, dominando el choque desde el principio -estando siempre por delante en el marcador- y con soltura y rapidez en ataque, lo que pide a los suyos Alejandro Martínez.

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Si Marc Blanch despidió en antiguo Pabellón Municipal en la pasada temporada con un triple ante el Clavijo -próximo rival de los morados en casa-, el encargado de inaugurar el nuevo marcador de LED fue Agustí Sans, del Huesca, con un triple limpio. Acto seguido, Miso respondió con un lanzamiento similar que ponía tablas en el marcador. Volvía el madrileño a anotar desde la línea exterior, antes de que los rivales replicaran y ya, desde ese momento, los de Alejandro Martínez estuvieron por delante en el marcador. Muy afanados en los rebotes y en las labores defensivas, los morados dominaban a los oscenses, mientras iban quitándose los miedos en ataque.

Jugada de Quique Garrido, que pasó a Miso y se la dejó a Ruffin, quien se colgó descaradamente del aro ante el deleite de los aficionados palentinos, que comenzaban a recordar lo que era divertirse con su equipo. Pero no eran los únicos, los jugadores morados disfrutaban de cada jugada, de cada ataque, de cada punto.

El equipo de Martínez mejoró en los rebotes, pero dejó muchas sombras en tiros libres

A falta de dos minutos para que concluyera el primer cuarto, y con 17-11 en el luminoso, saltó a la cancha el capitán, Urko Otegui. El donostiarra arrastraba unas molestias en el aductor y desde el banquillo palentino no estaban dispuestos a arriesgar. Con los del club colegial dominando el juego y el resultado, Busma era providencial en las segundas jugadas locales. Precisamente era el lituano quien anotaba el 23-11, en una sensacional jugada de Grimau, antes del final.

Toledo destacaba en el inicio del segundo cuarto, anotando siete puntos en cuatro minutos. Pino y Cvetinovic eran los encargados de continuar con el acierto local, que en los minutos antes del paso por los vestuarios comenzó a sufrir los fallos delante del aro y lapresión rival quien, tras un parcial de 0-6, reducía distancias en el marcador. Al descanso, diez puntos de diferencia de los morados (42-32).

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Miso, letal desde la línea exterior, anotaba un triple y daba alas a los suyos en ataque, que luchaban cada balón como si fuera el último, y recibían la ovación del entregado público, que agradecía su lucha y entrega en el recién estrenado y algo resbaladizo parqué. Los tiros libres fueron la nota más negativa de los de Alejandro Martínez, que, antes del partido, los señalaba como parte importante para lograr una victoria. El Chocolates Trapa anotó solo cuatro de doce, por lo que todo parece indicar que van a trabajar mucho este aspecto en los próximos días.

Andrés Miso fue el máximo anotador local con quince puntos y cinco triples

Jugada a jugada, los palentinos intentaban romper un poco más el partido, pero los de Guillermo Arenas no tiraban la toalla y luchaban cada posesión con uñas y dientes, sabiendo que era un encuentro clave para no despegarse de la lucha por los puestos de ‘play off’.

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Sin el referente del Chocolates Trapa como es Urko Otegui, el conjunto morado seguía trabajando en cada jugada, con una imagen muy mejorada de la dada en el último partido como local ante el Barcelona B, el último de Joaquín Prado al mando del equipo. Un auténtico canastón de Sergi Pino en los últimos sergundos del tercer cuarto ponía el 60-46, tras los dos tiros libres visitantes anotados. Catorce puntos de diferencia y aún diez minutos para disfrutar de buen juego y de auténtico baloncesto.

La confianza de un vestuario es clave para que las cosas salgan bien. Y para muestra, un botón. El Chocolates Trapa ha pasado de sufrir desconexiones en ataque y bajar los brazos en defensa a encontrar respuestas en todas las zonas de la cancha. Una imagen que avala la necesidad que tenía el equipo de un cambio.

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Carlos Toledo y Andrés Miso hacían lo propio para seguir incrementando el marcador local, mientras los visitantes reducían distancias gracias a los tiros de tres. Con 65-55 en el marcador, el público se volcaba en los suyos, sabiendo que era un momento delicado y clave para el devenir del encuentro y para estrenar el Pabellón Municipal, en el sueño morado por subir a la ACB, con un triunfo.

Bryce Pressley abandonaba la cancha, después de haberse golpeado la cara tras una mala caída desde el aro. Urko Otegui se acercaba, junto al cuerpo médico, a auxiliar al jugador estadounidense, que fue cambiado por Garrido, primer base en la nueva filosofía de juego de Alejandro Martínez.

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El ya mencionado Garrido era el encargado de encestar un triple a falta de cuatro minutos para el final y poner el 70-55 en el luminoso. La posterior canasta local, bandeja de Sergi Pino, obligaba a Guillermo Arenas a pedir un nuevo tiempo muerto. El encuentro seguía por los mismos derroteros, los del triunfo del Chocolates Trapa, que poco a poco se iba creyendo su debut con victoria en el Pabellón Municipal.

Una ola en la grada certificaba que todos los morados se estaban divirtiendo, mientras el conjunto palentino afrontaba los últimos segundos sin ala-pívot en el campo tras el cambio de Cvetinovic por Toledo. Pressley volvía a la cancha para anotar una magnífica bandeja como colofón a la fiesta. «Palencia, Palencia, Palencia» se coreaba en la grada mientras se celebraba el triunfo local por 78-63 en un sensacional encuentro para los del Alejandro Martínez.

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