Había ganas. Muchas ganas. Por fin el baloncesto volvía al Pabellón Municipal después del parón por las Ventanas FIBA. Por fin se podría ver, de nuevo, al Chocolates Trapa, al del principio, al de las siete victorias consecutivas. Y nada menos que ante el Almansa, ... un recién ascendido con gente muy querida entre sus filas, Nikola Cvetinovic y Tino Ugidos, que se llevaron la ovación palentina y recibieron una camiseta de la Peña Basket Morao al final del partido. Los de Marco deleitaron, disfrutaron e hicieron disfrutar. Eso y pasaron de los cien puntos (106-77) –por segunda vez en esta campaña–. Sin lugar a dudas, se habían ido las nubes, las sombras y cualquier resquicio de duda de este equipo que, de nuevo, es capaz de todo.
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Chocolates Trapa
Bader (16), Jorgensen (8), Vecvagars (11), Pradilla (17), Larsen (5), Antúnez (2), Dos Anjos (7), Grimau (6), Kacinas (12), Rodríguez (7) y Jasaitis (15).
106
-
77
Almansa
Varajao (-), Maxwell (9), Blat (11), Huertas (5), Santonja (2), Rowley (6), Cvetnovic (14), Bell (10), González (14), Gilling (6) y Harris (-).
PARCIALES: 28-17; 25-20; 24-17; 29-23.
ÁRBITROS: Munar Bañón, Cañigueral Novella y Ríos Marcos.
INCIDENCIAS: Partido de la LEB Oro disputado en el pabellón municipal de deportes de Palencia.
Arrancó el partido con Dos Anjos como titular, después de que Kevin Larsen hubiese jugado muchos minutos con Dinamarca. Tardó en entrar la primera canasta, que fue rival y de tiros libres. Rowley inauguró el luminoso para, acto seguido, tomar Grimau las riendas del choque. Suya fue la primera canasta, el pase de la segunda, la tercera y también la cuarta. Cómodo, confiado y con ganas. Así estaba el catalán y el resto de compañeros del Chocolates Trapa. La distancia se fue incrementando en el marcador poco a poco, gracias al acierto en tiros de tres, al trabajo en los rebotes y al buen juego interior, tanto por parte de Dos Anjos como de Larsen. El primer triple del partido, obra de Kacinas, ponía el 13-4 y obligaba a Rubén Perelló a pedir tiempo muerto. La diferencia de nueve puntos se fue incrementando hasta el final del primer cuarto (28-17), tras un gran comienzo de partido de los de Marco.
Siguió el mismo guión el conjunto palentino, ese en el que primaba la entrega, la lucha y las ganas. Los palentinos desprendían alegría y buen baloncesto. Y acierto. Ese que desapareció las jornadas pasadas cuando las cosas estaban más feas, había vuelto. Jasaitis se unía al festival de triples junto con Pradilla y su garra sobre la cancha. El joven zaragozano, que está dando pasos de gigante en el Chocolates Trapa, se llevó la ovación del público y la felicitación de sus propios compañeros al ser sustituido. Todos aportaban, todos sumaban. Un verdadero equipo de nuevo.
Pero el Almansa no estaba dispuesto a tirar la toalla tan pronto y seguía en la lucha, en la de no salirse del partido y mantenerse en la pelea, en busca de alguna racha buena para acercarse al rival. Así lograron pasar de 45-25 a 48-35, logrando un parcial de 3-10 y obligando a Carles Marco a pedir un tiempo muerto para incidir de nuevo en la defensa y en los rebotes. A falta de 22 segundos para que se llegase al intermedio, Carles Marco decidió darle una oportunidad a Lúcas Antúnez, que llevaba sin jugar desde el 17 de enero. Poco pudo hacer –tendría una nueva oportunidad ayer– y se llegó al intermedio con 53-37.
El baloncesto no paró durante el descanso. Los jugadores del San Cebrián disputaron un partido y recibieron una cariñosa ovación del público.
No hubo pájaras en el vestuario ni nada parecido. El equipo palentino saltó a la cancha con la misma intensidad que minutos antes y con las mismas ganas de deleitar a los suyos con buen baloncesto. Travis Bader inauguraba el marcador de la segunda mitad con un lanzamiento de tres, que repetiría minutos más tarde. Los de Rubén Perelló reajustaban su defensa, tratando de parar el acierto rival, pero ayer no había nada que detuviese a los morados. Una jugada rápida entre Grimau, Kacinas, que culminaba Felipe Dos Anjos colgándose del aro, era premiada con una ovación del público.
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Bader volvía a ser el que fue y convertía en tres puntos cada balón que lanzaba desde fuera del perímetro, anotando ayer cinco triples de seis intentos. Cada punto era importante, daba igual la ventaja del marcador. Por eso Vecvagars dio un rápido pase a Pradilla, que corrió como nadie al otro lado de la pista, para hacer el 77-54, que ponía punto y final al tercer cuarto. La intensidad era obligatoria durante los cuarenta minutos y si no que se lo dijesen a Carles Marco, que estuvo dirigiendo a los suyos y riñéndoles, si era necesario, sin descanso. Se sentó menos en el banquillo que Rubén Perelló.
No hubo mucha variación en los últimos diez minutos del partido. Unos, los visitantes, que seguían intentando con los dientes apretados reducir distancias en el luminoso. Y los otros, los palentinos, que no querían que acabase nunca el partido. Seguía sumando puntos el conjunto de Carles Marco sin descanso. A falta de cuatro minutos, volvió Lucas Antúnez a la cancha. Dio un buen pase entre líneas a Kacinas, que concluyó en canasta. Rápidamente este felicitó al base por el pase. Ayer disfrutaban todos, sin excepción.
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De nuevo fue Lucas protagonista, ya que su canasta y su bandeja hicieron que el conjunto palentino superase los cien puntos (101-74). Y resonaba 'Vamos mi Palencia, vamos campeón' por todo el Pabellón Municipal, que parecía que se venía abajo. Y así se llegó hasta el 106-77 y el final del partido fue la comunión entre la grada y su equipo.
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