Nacho Martín, jugador del Real Valladolid Baloncesto: «Para qué otras ofertas si aquí tengo familia, cariño y un buen proyecto»
Con doce temporadas en la Liga ACB a la espalda asegura que no es una etapa cerrada y que lo que le motiva para seguir jugando es «ser feliz»
En cuanto abra sus puertas, será difícil encontrar a alguien en Pisuerga que no le conozca. Los más aficionados por su trayectoria (12 temporadas en ... ACB), los que peinan canas por su apellido, y los últimos en llegar por el sobrenombre que le ha hecho un hueco como rapero en el mundo de la música.Nacho Martín para la mayoría, el hijo de Morti para una minoría, y Nacho DaFlow para los más ruidosos del pabellón.
Después de varios amagos, vuelve a Valladolid un jugador diferente y diferencial.
–Esta tercera etapa se parece más bien poco a las anteriores.
–Es distinta, sí, y es verdad que se están juntando varias piezas que hacen más atractivo el proyecto como la integración ahora con el Real Valladolid o que el club está creciendo cada año y dando pasos adelante. La temporada pasada ya se jugó muy bien, de ahí que se quedara primer clasificado, y eso quiere decir que se están poniendo las bases para crear un proyecto sólido.
–El listón ahora está en ese título de campeón de liga. Por su experiencia, con tres ascensos a la espalda, ¿beneficia o perjudica ese cartel?
–Sinceramente no tienes que mirar eso y preocuparte de jugar como se jugó el año pasado, sin presión ninguna y sin pensar el primer día que ya eres candidato a ascender. Hay que crecer cada día e ir quemando etapas durante el año.
–¿Tomárselo como una carrera de fondo?
–Mira, en los tres ascensos que he vivido, en dos de ellos era obligatorio porque teníamos muy buenos jugadores y presupuestos importantes (Manresa y Zaragoza), y luego en San Sebastián nadie apostaba por nosotros porque acabamos 5º o 6º la liga regular y luego conseguimos ascender. Nunca se sabe y tener la mejor plantilla no significa que vayas a subir.
–Con la última experiencia en Sevilla, ¿da por zanjada su etapa ACB o se ve jugando en un año o dos con Valladolid?
–No doy por zanjado nada, simplemente quiero seguir jugando a baloncesto. Siempre he dicho que juegue en ACB o en Liga EBA el baloncesto es el mismo. Lo promordial es disfrutarlo. ¿Si volveré a la ACB? No lo sé sinceramente porque tampoco sé cuantas temporadas me quedan por delante. Mientras sea feliz voy a seguir jugando a este deporte.
–Usted adquirió un compromiso de que si jugaba en LEBOro sería en Valladolid, ¿por qué no ha querido seguir esperando por alguna oferta en ACB? San Sebastián, por ejemplo, empieza ahora a hacer equipo.
–He tenido varias cosas encima de la mesa, no solo de España sino de fuera, y podría haber esperado más, incluso a que hubiera bajas en ACB, pero sinceramente me motiva volver a casa, el proyecto es bueno, y tampoco hay por qué dar muchas más vueltas.
–Doce temporadas en la máxima categoría no está al alcance de cualquier jugador,... ¡Y eso que con 17 le dijeron que no llegaría!
–Bueno, pero durante una trayectoria siempre te vas a encontrar con una persona que no confía en ti y eso lo que hace es motivarte más.
–Estamos hablando de una posibilidad real en la cancha que igual luego se va al traste en los despachos. ¿Qué le parece el episodio ACB-Guipúzcoa?
–Eso no corresponde al jugador, es más un tema para los que están en los despachos. Los jugadores se tienen que dedicar a jugar y a ganar. Si se asciende y es posible, genial, y si no por mucho que tú digas no vas a conseguir nada.
–Igual es más una pregunta para Nacho DaFlow, que seguro le encuentra un hueco en una de sus letras.
–(risas) Eso seguro.
–Me acercaré al Campo Grande, ¿sabe si lo podré encontrar allí?
–¡Claro! Siempre que puedo juego en la calle, da igual donde sea, ya sea en Valladolid, en Barcelona o en Sevilla.
–Bueno, menos en Vitoria («Yo ficho en equipos que me representan / por eso no ficho en Vitoria», dice en uno de sus temas).
–(risas) Si montan un torneo iría. No me importa.
–Con toda la actividad que genera y el calendario tan intenso que maneja con torneos en la calle, giras 3x3, pretemporadas, etc, ¿cuál es la clave para no quemarse y aguantar ese ritmo físico a los 37 años?
–Siempre digo que la edad no importa tanto si te mantienes en forma y en mi caso me entreno todos los días. Si te preparas con una continuidad, sin ir al límite, tu cuerpo siempre va a estar en forma. Pero nunca llegar al límite y si lo sientes, se para tres o cuatro días. Pero no me gusta parar tres o cuatro semanas porque entonces es cuando me costaría arrancar. Por eso intento tener un ritmo constante de entrenos sin llegar a parar.
–Caso muy parecido al de su amigo Sergio de la Fuente.
–Nos lo pasamos bien jugando al baloncesto y disfrutamos mucho, durante el año como un trabajo y en verano por afición y por pasárnoslo bien. Por eso digo que cuanto más pares, más fácil es perder la forma.
–Imagino que hay algo de genética también.
–Sí, bueno, todo influye.
–Este año si algo va a sobrar es genética. Usted, Sergio, el hijo de Mason, el de Rik Smits,.. Lo que se dice competitivo va a ser el equipo un rato.
–Lo de 'hijos de' es un poco casualidad y un dato curioso que no tiene por qué cambiar nada. Lo que sí es verdad es que se están dando los pasos para hacer un buen equipo y cuando tengamos la plantilla al completo será el momento de hacer una valoración más concreta y ver las expectativas. Es demasiado pronto.
–Este curso volvemos al morado por el acuerdo con el Real Valladolid. Por su experiencia en el Betis, ¿supone algo la llegada de un club de fútbol al mundo del baloncesto?
–Todo lo que sea ayudar y crecer juntos me parece bien. Si el fútbol ha decidido que puede echar una mano y puede seguir creciendo como club con varias secciones es positivo y es una buena decisión.
–¿Le molesta que se pueda decir que vuelve para retirarse por tener 37 años?
–No me importa que se refieran a la edad, porque no puedo ocultar que tengo 37, lo que sí me sienta mal es que se diga que vuelvo a casa para retirarme como si estuviese gordo y no pudiera jugar a un buen nivel. Con 37 años sigo entrenando y corriendo como el que más.
–Pero eso se acaba en dos partidos...
–Eso quiero, demostrar que he venido a ayudar y a jugar a mi mejor nivel, y que la gente se olvide de los números y de la edad. Este mismo año he jugado y entrenado al lado de Albert Oliver, que tiene 42 años, y es increíble como entrena, como corre y como se desenvuelve en una cancha de baloncesto.
–¿Es consciente de que su papel va a trascender más allá de la pista y le tocará ejercer de pegamento en el vestuario?
–Sí, ya he hecho ese papel en otros equipos y no me importa hacerlo. Hablo inglés perfectamente y eso me servirá para integrar a los americanos, y luego puedo ayudar a los más jóvenes o a los que no conocen bien la liga.
–¿Cómo se ve jugando sin público?
–No me veo. Si toca habrá que hacerlo, pero lógicamente no es lo ideal sea cual sea el deporte.
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