El absurdo paripé de Garbajosa

Un grandísimo jugador. Sin duda.

Y un pésimo presidente de la Federación de Baloncesto. Sin duda también. El talento para destacar por encima de los mortales se suele dar en una faceta de la vida. En dos se reserva para los líderes. En tres, para los superdotados. Nuestro hombre es del primer apartado.

Toda la calidad como jugador profesional se ha tornado en mediocridad como dirigente deportivo. Y las decisiones que está tomando la institución que preside no hacen sino confirmarlo día sí y día también.

Lo del partido y el 'play off' para decidir los dos ascensos a la ACB ha sido un paripé absurdo y patético. Garbajosa es muy consciente de que es imposible reanudar la competición. Es perfectamente conocedor de que todos, todos, los equipos de LEB Oro están desmantelados, sin jugadores. Alguno incluso anunció su desaparición para luego rectificar. En ese punto estamos. Y el presidente de la FEB lo sabe. Vaya si lo sabe. Pero en lugar de tomar el toro por los cuernos y cumplir con la obligación por la que se le paga, que no es otra que liderar y tomar decisiones, prefiere esconderse en situaciones pseudosalomónicas a sabiendas de que es inviable e imposible lo que propone. Y eso es cobardía y dejación de funciones.

A Garbajosa y su gente dan a la LEB Oro el valor de un ardite. Ni siquiera fue capaz de reunirse con los clubes cuando lo único que tenía que hacer era encender el ordenador. La base del baloncesto español debatiendo su futuro y el presidente ausente. Y ahí sigue. En las apabardas.