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Manolo Castrillón. El Norte

El baloncesto de Valladolid pierde a Manolo Castrillón

Jugador precursor del actual baloncesto local en los años 70, logró varios ascensos hasta llegar a la élite

Jota De la Fuente

Valladolid

Viernes, 19 de junio 2020, 20:12

Un referente del baloncesto de Valladolid, otro más, nos dejó hoy a los 69 años de edad, Manolo Castrillón, tras padecer una rápida enfermedad que ha acabado con su fuerza y salud en apenas dos meses.

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Hombre sobrio, rocoso en la pista, duro, de fácil carcajada, sobre todo con sus amigos. El hombre del bigote, del tiro a tablero, de la infinita habilidad para meterlas desde cualquier posición y en cualquier momento, difícil de mover dentro de la zona y al que era imposible quitar un rebote pese a no llegar a los dos metros de altura.

Manolo Castrillón salió de la cantera de Maristas La Inmaculada. Marchó una temporada a jugar al filiar del Kas Bilbao, el Cíber Urcelay. La aventura duró una temporada. Su íntimo amigo y compañero toda la vida, Juan José Fernández, Feñe, fue a pasar unos días allí con él pero con la intención de recuperarlo para el proyecto del Castilla que se estaba organizando en Valladolid.

De tercera ascendieron a segunda, y de ahí a primera B, en una mítica fase de ascenso disputada en la cancha del colegio La Salle. Después llegaron los años gloriosos del Castilla Gamo, en la Feria de Muestras, y en la pista del helador pabellón Oro, equipo entrenado por Fernando García, padre de Lalo García, el primer americano, Sten, y muchos vallisoletanos incorporándose al mundo de la canasta ante el tirón de ese equipo.

Manolo Castrillón era funcionario civil. Se jubiló hace unos años en la Confederación Hidrográfica del Duero, aunque comenzó en el parque de Artillería del Pinar de Antequera. Seguía siendo un deportista, asiduo a las instalaciones del polideportivo Pisuerga a diario a hacer ejercicio, siguiendo el baloncesto desde cierta distancia pero con interés y cariño.

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La montaña era su gran pasión, los paseos con su perro, las playas de los Caños de Meca de Cádiz, los veranos en Viana de Cega, con sus torneos y pachangas, no volverán a tener el privilegio de contar con Manolo Castrillón, que se marchó anoche en silencio, sin hacer apenas ruido, como era él, dejando cientos de apenados amigos, a su querida Carmen, su esposa, y a sus hijos, Manu y Carlos.

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