El entrenador español, al alza

No hace mucho era habitual que en los equipos punteros de la Liga Endesa ACB fuesen mayoría los entrenadores extranjeros al frente de esos conjuntos. El que hubiese un técnico español se podía decir que era la excepción de esa costumbre. Era como que los clubes poderosos, aspirantes a títulosc solo viesen en técnicos extranjeros de renombre, reputación y altas pretensiones económicas a los únicos capacitados para conseguir esos objetivos. El perfil de sargentos de hierro que aparentaban por su lenguaje corporal y estrictos métodos parecía que era el único adecuado.

Pero la crisis económica contribuyó a cambiar esa impresión, y por ejemplo, a día de hoy, de los tradicionalmente considerados grandes (FC Barcelona, Real Madrid, Baskonia, Unicaja y Valencia), solo hay uno, Valencia Basket, que no es español, Velimir Perasovic, y empieza a ser cuestionado.

Y por ahí ha venido el error de concepción, porque daba la sensación de que, salvo el legendario Aito García Reneses, solo eran esos técnicos venidos de fuera los capaces de ganarse el respeto de los grandes jugadores. Sin embargo, en algunos casos había que pagar el peaje de su desconocimiento de la Liga ACB, como se evidenció rotundamente en las etapas de Ettore Messina en el Real Madrid o Jasmin Repesa en el Unicaja de Málaga. Guste o no, las generaciones han ido cambiando, y lo de que la letra con sangre entra ya no funciona con tanta efectividad en estos tiempos.

Pero, afortunadamente, ya no es así. Desde que Xavi Pascual se hizo cargo del FC Barcelona la tendencia empezó a cambiar. Demostró que su capacitación era suficiente para estar al mando de una gran plantilla. Despejó sobradamente la duda de poder ganarse el respeto y obtener rendimiento de grandes jugadores, acostumbrados a superiores de mayor pedigrí. Soy de los que piensa, con todo el respeto, que era más factible para Pascual hacerlo tan bien como Messina con una plantilla poderosa, que Messina poder tener éxito al frente de una plantilla bastante más modesta.

Y el del actual entrenador del Barcelona ya no es el único caso, afortunadamente. Pablo Laso, a su estilo, o Joan Plaza, al suyo, también han dado muestras de estar a la altura. Con diferentes filosofías, pero sobradamente preparados, han encontrado un equilibrio entre la exigencia y el diálogo con sus jugadores, y estos están respondiendo al nivel que se les presupone. Hasta el propio Querejeta ha confiado en un desconocido hombre de la casa, Ibón Navarro, para tratar de hacer resurgir a su Baskonia.