Lucía Méndez: «Las redes sociales son una adicción como el alcoholismo»
I CONGRESO INTERNACIONAL DE PERIODISMO MIGUEL DELIBES ·
La analista política denuncia «la tendencia cada vez más acentuada a no dejar entrar a los periodistas ni en las instituciones ni donde están las noticias»
E. García de CAstro
Valladolid
Viernes, 17 de septiembre 2021, 07:54
Se define «sobre todo como madre» y por supuesto como periodista, las dos tareas a las que ha dedicado su vida, y siente devoción por Delibes porque la conecta con la «memoria emocional» de su familia. Lucía Méndez (Palacios de Sanabria, Zamora, 1960) es una analista de referencia de la política nacional, que estará en el I Congreso Internacional de Periodismo Miguel Delibes.
–Sus primeros pasos los dio en la prensa local. ¿Es ahí dónde está la esencia del periodismo?
–El periodismo ha cambiado mucho. Si la pregunta es si el periodismo local, provincial e incluso autonómico es la mejor escuela en la que puedes aprender a hacer periodismo, sin duda es así.
–En todo. Hay una tendencia cada vez más acentuada a no dejar entrar a los periodistas ni en las instituciones ni en los sitios donde están las noticias. Es una tendencia clara de organismos oficiales y extraoficiales. No nos quieren, no les gustan los testigos. Y eso tiene una traducción negativa para los ciudadanos, que están menos informados y más expuestos a las manipulaciones y los fanatismos.
–¿La profesión tiene más sombras que luces en la actualidad?
–Estoy muy decepcionada. Pedro J. Ramírez, que por cierto me enseñó todo lo que sé, dice siempre que «el periodismo es un sacerdocio». Siguiendo esa tesis, yo he perdido la fe. Soy una periodista vocacional, de familia humilde, y no me reconozco en el periodismo que se hace en este momento. En los medios nacionales hay un tipo de periodismo dedicado a las batallas culturales, al enfrentamiento y al fanatismo. Y el mayor enemigo de la libertad de expresión son los fanáticos que en las redes sociales animan a los periodistas a confrontar y envenenan para que haya una mayor confrontación. Y creo que funciona la autocensura en el sentido de 'dar de comer' a las personas lo que te están pidiendo. Un periodista podrá estar equivocado o acertado, pero tiene que utilizar su criterio.
«El mayor enemigo de la libertad de expresión son los fanáticos que en las redes sociales animan a los periodistas a confrontar»
Lucía Méndez
–¿Los medios de comunicación tienen parte de responsabilidad?
–Sin lugar a dudas. La dependencia absoluta que tienen los medios de comunicación, los periodistas y los políticos de las redes sociales es la clave del envenenamiento de la conversación pública. Ese ambiente es muy tóxico para la convivencia y la racionalidad con la que se debería analizar la realidad. Los responsables de los medios están más preocupados por las cifras y los algoritmos que por las noticias, creo. Es lo que veo a mi alrededor.
–¿Y hay solución?
–Es que creo que las redes sociales son una adicción como el alcoholismo o la droga, lo digo así de claro. Igual que un alcohólico no puede tomar ni una copa de vino, porque recaería si quiere curarse, lo primero que tiene que hacer un periodista es no leer ni uno de los comentarios que hacen en sus redes. Para mantener su libertad, su criterio, su responsabilidad de periodista que ve el mundo según sus ojos y su experiencia, no hay que hacer caso a los fanáticos. A los que te halagan tampoco: el halago atonta.
Respeto a las instituciones
–Durante dos años trabajó en la Secretaría de Estado de Comunicación del Gobierno de Aznar. ¿Qué le aportó esa experiencia?
–Muchísimo. Primero, un respeto a las instituciones que ahora es muy difícil de encontrar en los medios. Segundo, una información privilegiada sobre el funcionamiento de las instituciones. Tercero, una visión de la política por dentro que me permite un análisis más completo. Cuarto, una visión de las patologías del poder, las pasiones y emociones que hay ahí. También me enseñó que los periodistas no nos enteramos de muchas de las cosas que pasan dentro. Y muy importante: que La Moncloa, el sitio del poder por excelencia, no es sitio para un periodista, porque en general el poder busca ocultar y el periodismo lo que quiere es descubrir.
–¿Era distinta la situación política a la actual, tan áspera?
–Sin duda. Ahora no se habla de política, sino de moral. Se califica moralmente al adversario, cosa que no había pasado nunca.
«Las mujeres seguimos siendo mayoría en las redacciones y minoría en las jefaturas, es una asignatura pendiente»
Lucía Méndez
–Cuando era la única mujer en la sección de Nacional de 'Diario 16' y una de las pocas en el Congreso tuvo que comportarse «como un hombre». ¿Han cambiado las cosas desde entonces?
–Mucho. En las redacciones ya no hay ese ambiente a mitad de camino entre machismo y paternalismo. Seguimos siendo mayoría en las redacciones y minoría en las jefaturas, es una asignatura pendiente. Pero en cuanto al respeto y trato personal las cosas son muy distintas para bien. Por eso las periodistas no se pueden dejar arrinconar ni un minuto más.
«Delibes es el escritor de mi vida»
–Uno de los primeros medios en los que trabajó fue El Norte, el periódico de Delibes. ¿Qué enseñanzas se pueden extraer de él?
–Delibes es el escritor de mi vida. De vez en cuando leo sus libros solo para conmoverme. Y para disfrutar de su dominio del lenguaje. Para las personas que nos redimimos a través de la educación pública y las becas, que pudimos tomar el ascensor social, aquel mundo rural de pobreza y de ignorancia de conocimientos del que salimos para ir a estudiar a Madrid era un poco despreciable, en el sentido de que nos avergonzábamos. En los libros de Delibes vi que podía ser grandioso, relevante, interesante, respetable e incluso algunas veces superior. Yo siempre he dicho que soy Daniel el Mochuelo. Soy ese chico que se acuesta un día, le llevan a un internado y pregunta por qué se tiene que ir. Delibes no es solo un escritor, para mí es mucho más.
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