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«Sé que a mi padre le hubiera gustado no estar en un pedestal sino con los pies en el suelo y ligeramente apartado del bullicio de la plaza (de Zorrilla)», destacó Elisa Delibes, una de los siete hijos del escritor Miguel Delibes, después de descubrir la escultura de bronce a tamaño real que desde este sábado, coincidiendo con la celebración del centenario del nacimiento de este vallisoletano universal, se encuentra situada a mano izquierda de la puerta del Príncipe del Campo Grande y que muestra a un hombre ya entrado en años, paseando por el que fuera su lugar habitual armado con su boina, su bufanda, un paraguas y su periódico –fue dibujante, periodista y director de El Norte entre 1958 y 1966–. Una estampa habitual en la vida del autor de Cinco horas con Mario que «muchos vallisoletanos recordarán con cariño y que ahora podrán revivir», apuntó el alcalde, Óscar Puente. La obra, en efecto, recrea los conocidos paseos de Miguel Delibes por el entorno de su «querido Campo Grande», escenario de muchos de sus libros y situado a «doscientos metros escasos» de la casa en la que nació, en el número 12 de la Acera de Recoletos.
La inauguración de la escultura, obra del vallisoletano Eduardo Cuadrado, «muy admirado» por el escritor, según recordó su hijo Germán, congregó a una nutrida representación de la familia, encabezada por cinco de sus hijos; además de a políticos de todas las instituciones –con el alcalde, Óscar Puente; el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, y el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, a la cabeza– y a decenas de vallisoletanos, que enseguida desfilaron ante la escultura para inmortalizar la efeméride que recuerda, con una placa en el suelo, el nacimiento del escritor el 17 de octubre de 1920 –el 12 de marzo de 2010 falleció en su ciudad, en la que reposan sus restos en el panteón de hombres ilustres del cementerio de El Carmen–.
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«Para mí suponía una responsabilidad enorme hacer una escultura de Miguel Delibes, he intentado hacerlo lo mejor posible y el agradecimiento y el reconocimiento de la familia a esta obra supone para mí una satisfacción inmensa», reconoció el escultor Eduardo Cuadrado, que suma así su quinta obra en la capital, junto a El Fotógrafo (Campo Grande), El Comediante (Martí y Monsó), el Homenaje al Voluntariado (plaza de España) y el Hombre arrastrando a una máscara (Hospital Viejo). Se trata de una escultura a tamaño real, de 1,82 metros «exactos», realizada con fibra de vidrio y poliéster fundido a bronce en el taller del artista en Fuensaldaña.
«Ahora temo no poder quitarme la emoción al ver a mi padre por el lugar en el que tantas veces estuve con él», confesó su hija Elisa, presidenta de la Fundación Miguel Delibes. La escultura, en palabras de Francisco Igea, «supone un acto de gratitud de su ciudad y de su comunidad». Uno más en el año del centenario de su nacimiento, marcado por la pandemia, pero en el que diversas iniciativas han podido rendir homenaje al escritor. La próxima cita, según anunció Óscar Puente, vendrá con la llegada (aún sin fecha) de la exposición sobre su figura y obra que acoge actualmente la Biblioteca Nacional, en la capital madrileña.
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