Delibes y Umbral, en el Círculo de Bellas Artes, en 1989.

Ni tan cínico Umbral, ni tan rural Delibes

Luciano López y Araceli Godino reúnen en 'La amistad de dos gigantes' las cartas de ambos escritores durante medio siglo

Victoria M. Niño

Valladolid

Martes, 6 de abril 2021, 06:59

Llegaron a sentir pudor leyendo la correspondencia entre dos hombres muy conocidos en su faceta pública, no tanto en su ámbito privado. Luciano López y Araceli Godino han buceado en las cartas que Miguel Delibes y Francisco Umbral se intercambiaron durante medio siglo y que ... llegan este miércoles a las librerías. 'La amistad entre dos gigantes' (Destino) está editado para el gran público, sin querer «espantar» al lector con demasiada información a pie de página. Al atractivo de acercarse a dos escritores que compartieron diario e intereses en la confianza de su amistad se une el de ver medio siglo político y literario de España a través de sus ojos.

Publicidad

Profesores jubilados, Luciano y Araceli habían trabajado anteriormente sobre el léxico de Delibes. Un día Elisa Delibes les ofreció este epistolario. «Fue un honor que pensaran en nosotros. Trabajamos con el material autógrafo de Delibes y con el mecanografiado de Umbral. Ambos tenían una caligrafía difícil, pero gracias a Pepi Caballero, secretaria de Miguel, dispusimos de una copia mecanografiada de sus cartas. Durante el trabajo aparecieron algunas más», explica Araceli.

La relación de ambos comienza cuando Delibes dirige El Norte de Castilla y llega un meritorio Francisco Pérez. «Miguel tiene ocho años más que Paco. En un principio ejerce una especie de tutoría sobre Umbral y este se considera el octavo hijo de aquel, ve en él la figura paterna de la que careció», afirma Luciano. «Será Delibes quien le ayude a introducirse en Madrid, en las revistas 'La estafeta literaria', en 'Poesía española' y en 'Destino'. Delibes aprecia pronto los valores estilísticos de Umbral».

Ninguno de los dos escribió unas memorias propiamente dichas, pero Luciano apunta que su obra literaria «está llena de biografismo. 'Mi vida al aire libre' me parece uno de los mejores libros de Delibes y Umbral ficcionó su vida en sus novelas». Sin embargo las cartas «reflejan muy bien la personalidad de ambos», considera Godino. «Más parco, escueto y mesurado, Delibes. Más florido y lenguaraz, Umbral».

Publicidad

Si algo cultivó Umbral más allá de las letras fue su personaje público del que se despoja en las cartas, llegando a decir a Delibes que apenas tiene dos amigos, uno de ellos él, y que le cuenta cosas que no dice ni a su esposa, María España. «Él quería dar una imagen de cierto cinismo, de dandismo, pero en algunas cartas se presenta como una persona vulnerable, indefensa, con dudas, que no sabe si lanzarse a la novela o al ensayo», cuenta Luciano. Finalmente se decantó por la primera, lo que le valió algunas críticas de su maestro. «Tienen distintos planteamientos literarios aunque se profesan una gran admiración mutua. Umbral dice que Delibes no solo supera a Galdós en el realismo sino que su visión del campo se ha impuesto a la de la Generación del 98, cuyos escritores se acercaron a Castilla desde la retórica mientras que ellos han pasado su infancia en Castilla. Y aunque Delibes reprocha a Umbral que algunas de sus novelas no tengan suficiente carne, que carezcan de una estructura pensada por la rapidez con la que escribía, siempre elogia sus valores estilísticos». Para Araceli está claro «que Umbral era un poeta que escribía en prosa y también se nota en sus cartas. Su prosa es bellísima a pesar de lo que le decía Delibes, que se olvidaba de la tesis». Quien quiso conquistar Madrid renunció a la poesía por género poco propicio para aquel fin. «Ambos se manifiestan como grandes críticos literarios».

El periodismo el entrenamiento y trampolín literario de ambos. Una vez en Madrid, Umbral será «el valedor para introducir a El Norte en los círculos literarios» además de el enlace «con escritores e intelectuales del momento para participar en el 'salón de cultura' que Delibes tenía en Valladolid».

Publicidad

Periodísticamente «también son distintos. Delibes busca más la exactitud, en cambio Umbral parece que no puede escribir nada sin que pase por la lente de la metáfora. No se refiere directamente a las cosas, siempre a través de su reflejo», aclara Araceli.

«Delibes hace periodismo en torno a la defensa de la naturaleza, lejos del planteamiento del urbanita Umbral que hace fotos fijas de la realidad social madrileña, algo que a veces le ha reprochado Delibes. Son valiosas porque dan la medida de un ambiente social e intelectual del momento. Nada que ver con los asuntos del campo y del espíritu castellano que trata Delibes y que Umbral no acaba de entender. Quizá ser tan distintos permitió esa amistad», continúa Godino.

Publicidad

Antes de conquistar la prensa nacional. Umbral mantiene una columna semanal en El Norte de Castilla. «El diario está muy presente. Delibes habla de sus problemas con las instituciones, del intento de compra de la cabecera por parte del Opus Dei, de la censura y Umbral llega a decirle que nada le hace más ilusión que ver su nombre cada semana en El Norte. Cuando pasa apuros económicos él mismo repartirá El Norte en Madrid para poder ganar ese dinerito», apunta Luciano. «Delibes le echa un cable casi siempre que estaba en apuros. Se ofreció a hacerse cargo de los gastos médicos».

La correspondencia se vio interrumpida en momentos dolorosos para sus remitentes como la viudez de Delibes o la muerte del hijo de Umbral. «Clausura el epistolario una carta desgarradora y emocionante de Miguel Delibes a María España. Intentó telefonearla para darle el pésame por la muerte de su amigo, pero no pudo. Yfinalmente escribe estas líneas, cuando tenía problemas de visión y le debió suponer un esfuerzo titánico pero se sentía en la obligación de decirle algo», recuerdan Araceli Godino y Luciano López.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad