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Pero. ¿qué fue antes la gallina o el huevo? Si abrimos debate seguro que la conversación a medida que pasa el tiempo se torna cada vez más interesante y es que quizá nunca antes un alimento tuvo tanto peso en las discusiones filosóficas, como el ... huevo. En cuanto a su presencia en recetarios no hay discusión ninguna. Es un ingrediente universal. Puede ser de gallina, perdiz, codorniz, pato, oca o avestruz, por ejemplo. Su tamaño y color más blanco, amarillo, marrón, con pintas no impide tener una legión de fans de este producto del que se aprovecha hasta la cáscara sobre todo para cuestiones cosméticas.
Pero desde el punto de vista gastronómico, en estos días de vacaciones seguramente los recurridos huevos fritos hayan salvado más de una comida o cena improvisada. Un plato sencillo y efectivo al que pocos se resisten a la hora de mojar el pan. En la localidad segoviana de Pinillos de Polendos los huevos fritos, el lomo, chorizo y ensalada es el plato estrella de la Venta Pinillos con más de 150 años de historia. El ambiente familiar de este establecimiento es una de las fórmulas de su éxito y por su puesto la calidad del producto. Porque para conseguir el huevo frito perfecto requiere de práctica y no sólo para no quemarse con el aceite. La puntilla bien hecha y la yema líquida denotan el nivel de experiencia del cocinero.
Para hacer un huevo frito, necesitamos una sartén con la base interior en condiciones para evitar que el huevo se pegue, claro que si el cocinillas es avispado rápidamente propondrá un revuelto con jamón y queso, chorizo, champiñones o simplemente una tortilla francesa para salvar la situación. Pero siguiendo con las pautas para conseguir el huevo frito perfecto, la calidad del huevo, efectivamente, también es importante y la temperatura, que no esté muy frío. Después se casca en un plato, si ha caído algún trozo de cáscara se retira. En la sartén, una cantidad de aceite generosa y cuando esté caliente se echa el huevo, una pizca de sal y listos para ir echando con una espumadera o cuchara el aceite hirviendo por encima. El objetivo es conseguir una clara cuajada y la yema líquida.
Otro de los clásicos de esta temporada son los huevos rellenos. Requieren de algo más de tiempo y en este caso, la receta perfecta es la que más guste al que se los vaya a comer. Posibilidades infinitas pero el ingrediente que se mantiene es el huevo duro. Después tanto la salsa como el relleno admiten múltiples elecciones. La más habitual en el caso del relleno, el atún, pero también hay quien se anima con bonito, pollo, queso o aguacate.
Y el mundo salsas también varía desde la clásica mahonesa a una salsa rosa con tomate o quizá con un toque más acentuado de ajo, al estilo alioli. Luego se suman los elementos decorativos, la yema, aceitunas verdes o negras, tiras de pimientos del piquillo, anchoas, gambas o trocitos de langostinos. Por cierto, para tener la certeza de que el huevo duro está bien hecho se coloca sobre una superficie plana y se gira, si está crudo se tambaleará mientras que si está bien cocido girará sin problema.
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