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El maestro asador Raúl Romero, de Casa Brigante, en la Plaza Mayor de Lerma. Susana Gutiérrez
Un triángulo gastronómico perfecto

Un triángulo gastronómico perfecto

Lerma, Covarrubias y Santo Domingo de Silos conforman un espacio donde la buena mesa queda envuelta en unos singualres atractivos enológicos, patrimoniales y naturales

Viernes, 16 de septiembre 2022, 18:08

Comparten belleza, riqueza monumental, historia y una arraigada gastronomía que ha sabido conservar la buena mesa castellana, pero también con algunas irrupciones hacia la innovación. El denominado Triángulo del Arlanza, situado en el sur de la provincia de Burgos, se han convertido en un auténtico reclamo para los amantes del turismo de interior. Lerma, Covarrubias y Santo Domingo de Silos conforman ese itinerario que dibuja un triángulo perfecto que encierra todo un abanico de atractivos patrimoniales, naturales y, sin duda, gastronómicos. Los finos pastos de la zona proponen una oferta rica en carnes. Destacan, sobre todo, los lechazos y corderos asados, como es tradición. También es importante resaltar los productos derivados de la matanza del cerdo. La olla podrida, un guiso a base de alubias, carne de cerdo y verduras es otro de los imprescindibles. Además de los cocidos y la sopa castellana. La buena mesa, en esta ruta, se armoniza con vinos elaborados en la zona bajo la Denominación de Origen Arlanza. Un pequeño marchamo de calidad, conformado por una veintena de bodegas, que busca hacer cosas originales, diferentes y sostenibles para transmitir al consumidor que la España de los vinos es algo más que las zonas punteras, demostrando que hay otras marcas emergentes que hacen cosas interesantes.

Entre los productos gastronómicos de la zona destacan también la Miel Sabinares del Arlanza, los quesos de Burgos, las nueces o la repostería del convento de las Iesu Communio en Lerma. Incluso en la comarca se han atrevido con las bebidas espirituosas a través de la ginebra Gin Silos con el secreto de los botánicos que se dan en la zona.

Lerma

Arriba, el maestro Asador Raúl Romero en plena faena en el horno; abajo, el pasadizo del Duque de Lerma y una de las igleias de Lerma. Susana Gutiérrez
Imagen principal - Arriba, el maestro Asador Raúl Romero en plena faena en el horno; abajo, el pasadizo del Duque de Lerma y una de las igleias de Lerma.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el maestro Asador Raúl Romero en plena faena en el horno; abajo, el pasadizo del Duque de Lerma y una de las igleias de Lerma.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el maestro Asador Raúl Romero en plena faena en el horno; abajo, el pasadizo del Duque de Lerma y una de las igleias de Lerma.

El triángulo del Arlanza está conformado por los tres municipios más importantes bañados por ese río. Lerma lo tiene casi todo. Integrada en los Pueblos más Bonitos de España, con un rico patrimonio histórico vinculado al Duque Francisco de Sandoval y Rojas, uno de los mejores campos de golf, parador nacional, denominación de origen y una ubicación privilegiada en mitad de la Autovía A-1. Sin duda es una localidad eminentemente turística que dispone de más de 500 camas y 2.500 plazas de comida. Un volumen muy importante para un pueblo de 2.600 habitantes para el que el turismo y la gastronomía son sus motores económicos.

Lerma fue una efímera corte del Barroco español. Lo demuestra su edificio principal, hoy convertido en parador, el palacio de Lerma, uno de los proyectos urbanísticos más importantes de su época. Junto a él, varios conventos, una gran plaza y los enormes jardines aterrazados sobre el Arlanza dan fe de la importancia que tuvo el municipio gracias al valido de Felipe III. En el plano monumental resalta la ermita de Nuestra Señora de La Piedad, la iglesia de San Pedro y el monasterio de la Ascensión. Uno de los mayores reclamos es el pasadizo del Duque de Lerma, que recrea cómo el noble se movía por la villa sin pisar la calle y sin juntarse con el pueblo. El Centro de Interpretación de la Historia de Lerma es otra visita obligada. Situado en los sótanos del antiguo monasterio de frailes carmelitas, se puede contemplar la bodega subterránea, el aljibe y el pozo.

En Lerma, en plena plaza Mayor, bajo el porticado, se encuentra Casa Brigante. Lo que era una casa antigua de 1857, que en su día llegó a albergar una botica, se convirtió en el año 2000 en un restaurante familiar. Propuestas gastronómicas basadas en la comida tradicional y del producto de cercanía. El plato estrella, como marca la oferta castellana, es el lechazo churro asado en horno de leña de encina. Raúl Romero, el maestro asador, es el encargado de ejecutarlo en un horno que se mantiene constantemente encendido. Además, destacan las carnes a la parrilla, o las ensaladas con escabechados de codorniz y pollo. Otra de las apuestas, según Romero, son los productos de cercanía: la morcilla elaborada por la fábrica lermeña, los chorizos de la zona y hasta las especies y hierbas para condimentar salen de campos próximos.

Covarrubias

Arriba, Mari Carmen Subiñas, responsable de cocina del restaurante Tiky, de Covarrubias, posa con una olla podrida. Abajo, las casas típicas del municipio y la Colegiata de San Cosme y San Damián. S. Gutiérrez
Imagen principal - Arriba, Mari Carmen Subiñas, responsable de cocina del restaurante Tiky, de Covarrubias, posa con una olla podrida. Abajo, las casas típicas del municipio y la Colegiata de San Cosme y San Damián.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Mari Carmen Subiñas, responsable de cocina del restaurante Tiky, de Covarrubias, posa con una olla podrida. Abajo, las casas típicas del municipio y la Colegiata de San Cosme y San Damián.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Mari Carmen Subiñas, responsable de cocina del restaurante Tiky, de Covarrubias, posa con una olla podrida. Abajo, las casas típicas del municipio y la Colegiata de San Cosme y San Damián.

El municipio de Covarrubias, integrado también entre los Pueblos más Bonitos de España, presenta un casco urbano de cuento que parece anclado en la Edad Media con sus calles, plazas y fachadas blancas con balcones de madera. Representa uno de los mejores ejemplos de arquitectura popular castellana, tan cuidada y mimada, que en el año 1965 obtuvo la declaración de Conjunto Histórico Artístico Nacional. Personajes como Fernán González, la reina Kristina de Noruega o el doctor Divino Vallés, descubridor de la anatomía patológica y médico de Felipe II, han formado parte de diversos capítulos históricos del municipio. La estética y la historia acompañan en cada paseo por Covarrubias, donde se pueden encontrar hasta siete monumentos declarados como Bien de Interés Cultural. La Colegiata de San Cosme y San Damián elevada en el siglo VII y reformada en el XV, posee el órgano más antiguo de Castilla que hoy en día sigue sonando. Su museo acoge capiteles románicos, tablas de Berruguete y Van Eyck, además de un valioso tríptico de la Adoración de los Reyes Magos atribuido a Gil de Siloé. El paseo prosigue en el Torreón de Fernán González, torre defensiva del siglo X, entre cuyas paredes, si hacemos caso a la leyenda, fue encerrada la infanta doña Urraca por sus amoríos con un pastor. Llaman la atención también los restos de la antigua muralla que fue remodelada entre el siglo X y el siglo XIII. El Archivo del Adelantamiento de Castilla es otro de los reclamos, elevado por mandato real de Felipe II en 1575 presenta un estilo herreriano y decoración renacentista. Además, la villa ofrece dos cruceros y un rollo de justicia del siglo XVI.

En Covarrubias, se encuentra el restaurante Tiky, situado en uno de los laterales de la plaza de Doña Urraca. El establecimiento abrió sus puertas en el año 1999, a través de una iniciativa familiar y con una capacidad para 130 comensales. Mari Carmen Subiñas, responsable de la cocina, detalla que la tradición y los sabores «de siempre, la cocina que se estila en esta comarca, lo que la gente come» protagonizan su oferta. La olla podrida, a base de alubia roja, chorizo, costilla adobada, morcilla de Covarrubias y tocino, es uno de los imprescindibles. El cochinillo y el lechazo asado, la sopa castellana, los pimientos rellenos y los postres caseros son otras de sus especialidades. «Vivimos del turismo, el 90 % de los que vienen son de fuera. En invierto los fines de semana, los meses de verano todos los días», explica.

Santo Domingo de Silos

Arriba, Emeterio Martín, propietario del Hotel Restaurante Tres Coronas de Santo Domingo de Silos, y Wendy. Abajo, dos imágenes de Santo Domingo de Silos. S. G.
Imagen principal - Arriba, Emeterio Martín, propietario del Hotel Restaurante Tres Coronas de Santo Domingo de Silos, y Wendy. Abajo, dos imágenes de Santo Domingo de Silos.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Emeterio Martín, propietario del Hotel Restaurante Tres Coronas de Santo Domingo de Silos, y Wendy. Abajo, dos imágenes de Santo Domingo de Silos.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Emeterio Martín, propietario del Hotel Restaurante Tres Coronas de Santo Domingo de Silos, y Wendy. Abajo, dos imágenes de Santo Domingo de Silos.

Santo Domingo de Silos se levanta en torno a un emblemático monasterio benedictino. El pueblo tiene su origen en el año 1041, cuando Santo Domingo, un monje llegado desde San Millán de la Cogolla, restaura el monasterio del Valle de Tabladillo que las razias musulmanas habían dejado en ruinas. Entre sus muros, se conserva un patrimonio inmaterial de valor incalculable: los cantos gregorianos, que se pueden presenciar. El lugar todavía guarda gran parte de su pasado medieval con su museo de piezas medievales y Botica del siglo XVIII, testigo del servicio médico que ofrecían los monjes al pueblo. Se conservan 376 tarros de cerámica de Talavera de la Reina con el escudo del monasterio y 387 libros que componen la biblioteca de la botica. En el plano artístico, la joya del monasterio se sitúa en su claustro. Lo más destacable es la colección de los 64 capiteles de que consta el claustro bajo y los relieves que ornamentan las caras interiores de las cuatro pilastras que forman los ángulos de la galería. Dentro del claustro, se alza un imponente y frondoso ciprés de más de 130 años y que supera los 30 metros de altura que se ha convertido en el icono del monasterio.

Otros de reclamos están en la basílica de San Sebastián, en la iglesia de San Pedro, el Arco de San Juan, el Convento de San Francisco y Museo Sonidos del Mundo, situado en una Casona del siglo XV. Callejear por el casco histórico del pueblo ofrece un verdadero encanto.

En la Plaza Mayor de Santo Domingo de Silos se ubica el hotel restaurante Tres Coronas, un edificio de carácter singular que data de 1700; perteneciente al barroco civil conserva los cuatro muros exteriores, la fachada, la estructura y el artesonado de hall. Las carnes reinan entre las especialidades, con el tradicional lechazo asado, pero también el ganado vacuno de la comarca «que pasta en nuestro campo, una naturaleza prodigiosa por la altitud y el clima continental que aporta matices y sabores especiales», destaca Emeterio Martín, responsable de establecimiento. La morcilla de Burgos, el chorizo frito, el picadillo en adobo casero, los pimientos o las setas que se dan en la zona durante todo el año, son otras de las alternativas que destacan entre la nutrida carta. «Para los que les guste la cuchara, también tenemos sopa castellana, o diferentes platos de legumbres de la provincia», recalca Martín. Además, recomienda que es casi obligado tomar un buen postre casero, «uno de nuestros puntos fuertes». Para culminar la sobremesa, no pueden faltar los digestivos de la zona: el benedictine, el pacharán o la ginebra Gin Silos.

Mucho más

El cementerio de Sad Hill donde se rodó el duelo final del filme 'El bueno, el feo y el malo', de Sergio Leone, en el valle de Mirandilla.

Más allá de estas tres localidades, el trayecto que conforma el triángulo también presenta reclamos naturales y paisajísticos destacados, como el parque natural de La Yecla, por donde pasa el Río Lobos entre cañones y desfiladeros; o los famosos Sabinares del Arlanza. Asimismo, la carretera que une a los municipios esconde ruinas de un gran monasterio, San Pedro de Arlanza. En el Triángulo del Arlanza han surgido otros reclamos, en este caso, novedosos y originales, que también se ponen cada vez más en el punto de mira del visitante. Por ejemplo, Territorio ArtLanza, situado en Quintanilla del Agua, a diez kilómetros de Lerma. Un complejo construido por el artista Félix Yáñez, quien ha recreado un pueblo de carácter tradicional. El poblado contiene museo etnográfico, taberna, bodega, ermita, botica, escuela y dos corrales de comedias, donde tienen lugar las actividades de los veranos culturales.

Y para los amantes del séptimo arte, en las cercanías de Santo Domingo de Silos se encuentra una parada obligatoria, el cementerio de Sad Hill. Se trata del escenario donde se rodó, hace más de medio siglo, la secuencia final de la película 'El Bueno, el feo y el malo', protagonizada por Clint Eastwood. Un grupo de seguidores, conformados en asociación, han dedicado los últimos años ha reconstruir el cementerio que despedía la cinta de Spaghetti Western.

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